Mañana, el centro de gravedad política de Salta se trasladará a La Candelaria donde todos los intendentes de la provincia tendrán oportunidad de encontrarse con el director del Plan Belgrano.
En ese sitio, José Cano se sentirá como en su casa: pegadito a Tucumán y con un radical, Julio Marcelo Romano, como anfitrión.
Ningún jefe comunal se confunde, más allá de las expectativas que despierta la reunión, el Plan Belgrano no está pensado para las urgencias del momento, sino para las necesidades de desarrollo. Por lo tanto, establece plazos de inversión a diez años de plazo.
Para el problema perentorio de pagar los sueldos, que de paso pone en jaque a todos los intendentes, Cano no tiene respuesta ni posibilidad de gestionar nada en ese rubro, pero sí puede ser receptor de información sobre el país real.
La caída de la coparticipación nacional y de la recaudación local, sumada al deterioro del precio de la soja y la disminución de las retenciones pegan en la línea de flotación de las cuentas municipales. Todo eso, sin contar con las "desprolijidades" que asomaron con nitidez en estos meses, particularmente virulentas en Moldes, Cerrillos, Rosario de Lerma y Animaná.
En pocas palabras, los preocupados intendentes salteños podrán expresarse ante quien maneja el emblema de los objetivos del macrismo para el norte. Esperan verificar si se trata de un plan tangible o una mera enumeración de buenos propósitos; además, informarse cuáles son las condiciones contempladas para que ese programa tenga éxito.
El costado político
Un tema fuera de agenda, pero muy local y que surgirá en las conversaciones de trastienda es el liderazgo de los intendentes. No hay fecha para elegir al presidente definitivo del Foro de Intendentes. De su actual composición, 29 miembros no estaban en el cargo hace cuatro meses.
La cuestión de fondo es el vínculo que han de entablar con el Gobierno provincial, proclive a un foro alineado, donde cuestiones tales como la reforma de la ley de coparticipación sean sofocadas antes de que maduren. Ya hay varios autopostulados, pero ninguno es número puesto.
Además, en La Candelaria se creará una comisión de intendentes que otorgará credenciales para convertirse en interlocutores de los funcionarios nacionales y (se ilusionan algunos), eventualmente, del propio Mauricio Macri.
Para integrar ese equipo habrá muchos candidatos, sin duda.
La realidad municipal es cruda. La recesión de los últimos cuatro años y la paralización del desarrollo rural se hacen sentir en materia de actividad económica y generación de empleo. Las intendencias se han convertido en cajas de empleo y barreras de contención social, pero sin presupuesto; es decir, son responsables de asegurar la "inclusión de última instancia" en un escenario complejo, donde crece exponencialmente el número de excluidos.
Lo que le propondrán a Cano
Los intendentes esperan que el Plan Belgrano no se plantee en términos de "libro cerrado". Las prioridades del interior son simples y congruentes con las necesidades locales y la promesa de un plan de desarrollo agroalimentario nacional que será inviable sin la participación de Salta.
"Nuestro planteo tendrá que ver con obras de agua, cloacas, desages pluviales, vivienda, electrificación, desarrollo turístico, salud, arreglo de la ruta nacional 9 y 34", sintetizó Romano en una entrevista con El Tribuno.
El intendente anfitrión hizo referencia al proyecto del dique El Ceibal, un espejo de agua de 25 hectáreas para regar 1.300 hectáreas. En La Candelaria se está proyectando un feedlot para más de 100 mil animales de engorde, equivalente al 10% del rodeo actual de Salta.
El Plan Estratégico Alimentario diseñado por el ministro kirchnerista Carlos Casamiquela, cuyos lineamientos ratificó el macrismo, contemplaba la incorporación de seis millones de hectáreas a la actividad rural para producir un crecimiento del 50% de la producción agrícola y forestal actual, llegando a 247 millones de toneladas en 2020. Además, contempla las perspectivas de un crecimiento sostenido de la clase media mundial, con mayor capacidad de consumo de carne.
De esos seis millones de hectáreas, cuatro millones están en San Martín, Rivadavia, Orán y Anta, clausuradas hoy por el ordenamiento territorial. Sin participación de la Provincia, el plan no se desarrollaría en plenitud. El ministro salteño Javier Montero ya dio alguna señal favorable durante su intervención en Expoagro.
Los intendentes del norte provincial que se encuentren con Cano van a plantearle similares pedidos que sus colegas del sur: contemplar que la autovía de la ruta 34 llegue a Salvador Mazza, que se concluyan las obras de las rutas 50 y 86, la electrificación, que se facilite el acceso al agua y, especialmente, que el Ferrocarril Belgrano vuelva a existir como medio de transporte de carga.
Básicamente, mañana deberán surgir indicios netos acerca de si el Plan Belgrano es un programa de largo plazo, con una idea clara de las metas a futuro, es decir, si en el próximo lustro habrá una transformación real del NOA y el NEA o, por el contrario, estará sujeto a las coyunturas políticas.
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