El jefe de los senadores K reconoció rápido la derrota. No le alcanzó el apoyo de Cristina, Scioli y Randazzo.
El apoyo nacional a la campaña del jefe de la bancada de senadores del kirchnerismo, Miguel Ángel Pichetto, fue el más fuerte que se haya visto en la historia democrática de Río Negro. El senador recibió, hace un par de semanas, el apoyo y la visita de la Presidenta, Cristina Kirchner, en General Roca, en pleno conflicto frutero. Pichetto fue presentado ante unas tres mil personas, en una pantalla gigante y por Cadena Nacional, en el marco de la inauguración de la principal sede de la Universidad Nacional de Río Negro, que él mismo gestó. El gobernador Alberto Weretilneck no fue invitado.
Después, en Bariloche, tuvo el respaldo del gobernador bonaerense Daniel Scioli y del ministro de Transporte, Florencio Randazzo. Scioli lo declaró como el “futuro gobernador de Río Negro” ante más de 1000 personas que lo aplaudieron de pie en un teatro de la ciudad. Randazzo hizo lo propio ante unos 100 periodistas de la región durante una conferencia de prensa en el Centro Cívico de la turística ciudad.
El hombre siempre se ha sentido mucho mejor entre las sombras. A las espaldas de los poderosos. Ayer, deslizaba su gente, probablemente fue la última vez que su foto adornó un afiche. “Ha tenido un digno triunfo y cabe reconocerlo”, dijo ante los periodistas en Viedma, apenas surgieron los primeros resultados oficiales. “Tal vez sea mi última elección como candidato. Todo termina en la vida. Esperaba otra cosa, pero la voluntad de los ciudadanos es lo que manda. La tendencia, incluso antes de las cifras oficiales, es irreversible”, se resignó Pichetto.
Los colaboradores y seguidores del senador tenían programado hacer una caravana y terminar con una gran fiesta en la costanera de Viedma, desafiando el frío patagónico. No pudo ser.
En el centro de cómputos y en la Unidad Básica del centro de la capital reinaba la desazón. “¿Realmente sucedió? ¿Lo puedes creer?”, le decía ayer uno de los asesores del senador a un periodista.
Los del equipo de Pichetto marcharon en grupo a cenar a las 21,30. No había nada porque brindar. Tampoco fue la elección esperada para la senadora Magdalena Odarda del CC-ARI. Odarda y su compañero de fórmula, el radical Bautista Mendioroz, lograban alrededor de 9,41 % de los votos. Pero Odarda, que había llegado a la senaduría con el 26,28 de los votos, esperaba algo más. “Formamos un buen bloque, pero hay que crecer”, indicó Mendioroz. El ex gobernador radical Horacio Massaccesi, también tuvo una mala elección, pero se lo esperaba. Massaccesi obtuvo el apenas el 2,93% de los votos. Menos del piso que imaginaba sostener para un radicalismo herido.
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