Llevó a Espínola y Rodríguez Saá a la Rosada y cerró a Weretilneck con acto en Viedma. La apuesta de no depender de los gobernadores.
Desde que aceptó acompañar a Mauricio Macri en la fórmula presidencial, Miguel Pichetto no figura en alguno de los bloques de la página oficial del Senado, como si su mandato hubiera concluido antes de tiempo.
A tono con esa omisión, no asistió a la última sesión y se ausentó de las reuniones de las comisiones que integra, como la mixta revisora de cuentas, para evitar que sus ex dirigidos presionen para desplazarlo.
Pero el Senado sigue siendo su casa y parte de su proselitismo electoral se basa en sumar posibles contribuciones para que Macri no tenga que llamar a los gobernadores peronistas para conseguir una ley, en caso de ser reelecto. Curioso: hasta hace un par de meses se lo podía escuchar decir que no había presidencia posible sin un trato cotidiano con los mandatarios del PJ que ahora intenta arrinconar.
Y no estaría tan lejos: silencioso, el rionegrino coordinó visitas a la Rosada, lugares en las listas, charlas con sus ex compañeros heridos y acuerdos con partidos provinciales, claves en el próximo Senado, que le permiten proyectar hasta una decena de aliados y quedar al filo del quórum propio, un deseo demasiado lejano para Macri hasta no hace tanto.
La Cámara alta renueva tres senadores en ocho provincias que fueron elegidos en 2013, cuando Macri no era presidente,s expansión nacional era ínfima y la UCR tuvo una de sus peores elecciones para la Cámara alta, con derrotas en manos de fuerzas locales.
El Senado renueva las bancas ganadas en 2013, cuando Cambiemos no existía. Sumará bancas en diciembre y Pichetto cerró varios aliados para acercarse a la mayoría.
De los 25 senadores que son fieles al presidente en cada votación, sólo cuatro culminan su mandato el 10 de diciembre: 2 por la ciudad de Buenos Aires (Federico Pinedo y Marta Varela), el entrerriano Alfredo De Ángeli y el radical chaqueño Ángel Rozas.
Cualquier pronóstico electoral garantiza al oficialismo retener esas bancas y hasta sumar alguna en otras provincias que lo dejen más cerca de los 37 del quórum propio, un número que ni Cristina Kirchner tuvo en su último mandato, pero lo alcanzaba con aliados fijos.
En el cierre de listas, Pichetto anotó en las listas de Juntos por el Cambio a dos senadores que fueron eventuales ayudas del Gobierno en estos años.
Macri con Rodríguez Saá.
Se trata de Juan Carlos Romero, que encabeza en Salta; y Lucila Crexell, escolta de Horacio "Pechi" Quiroga en Neuquén. En ambas provincias, el Gobierno no tiene representantes, o sea, gana bancas con alcanzar un segundo puesto, al igual que en Tierra del Fuego, donde el rionegrino estará el lunes para reunirse con sus candidatos.
Estos años Macri nunca consiguió una ayuda de Adolfo Rodríguez Saá y la semana pasada lo recibió en su despacho. Está enfrentado a su hermano y gobernador Alberto, su mandato vence en 2023 y si al menos colabora con el quórum, será un activo para cada sesión con el que hoy no cuenta.
En estos meses, Pichetto retomó el vínculo con algunos de sus ex dirigidos sin rumbo claro en esta elección y con varios años por delante en el Senado, para ofrecerles contención desde diciembre.
Pichetto y Cristina mantuvieron un duelo paralelo por el control del Senado
El primero en aceptar fue Carlos Espínola, enfrentado el líder del PJ correntino Fabián Ríos. Se tomó una foto con Frigerio en Olivos y aunque firmó para seguir en el PJ hasta diciembre, si Macri reelige en su entorno ya lo pintan de amarillo.
No fue a la Casa Rosada el catamarqueño Dalmacio Mera, leal a la campaña de Raúl Jalil tras su fuerte enfrentamiento con Lucía Corpacci. Pichetto confía en que lo ayudará si preside el Senado, previa gestión con el primo, el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey.
Más fe le tiene a Carlos Menem, con mandato hasta 2023 y con mucha presencia en las sesiones desde que Macri es presidente e integra el bloque del PJ. Casi siempre acompañó al bloque.
A su lado se sienta el jujeño Guillermo Snopek, uno de los más duros con Pichetto en su última reunión de bloque, pero que en las semanas siguientes se mostró más dócil con su ex jefe, defendió su permanencia en las comisiones y ya está en el radar como posible aliado. Enfrentado al gobernador radical Gerardo Morales, niega cualquier acercamiento al oficialismo, pero su ex patrón confía en tenerlo de su lado.
El golpe que nadie esperaba es el que Pichetto dio en su provincia, Río Negro, donde convenció a Macri de bajar la lista de candidatos a senadores que había armado de la UCR para potencial la boleta corta del gobernador, Alberto Weretilneck, quien no puedo ser reelecto por segunda vez pero consiguió que lo suceda su protegida Anabela Carreras, tras aplastar al peronsimo local. La semana festejó con un acto en Viedma su pase al oficialismo junto al compañero de fórmula de Macri y el ministro del Interior Rogelio Frigerio.
El puñado de votos que faltaría para una mayoría simple en el Senado puede llegar con partidos provinciales como la dupla del Frente para la Concordia de Misiones, al que el Gobierno pareció interesado en ayudar demorando dos días la apelación para que los presidenciales compitan despegados de las listas legislativas, un fallo local a medida de su partido gobernante.
Macri no logró estos años una relación de confianza con el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Morales; pero sí con Omar Gutiérrez, de Neuquén, quien este miércoles recibió a su compañero de fórmula y a Frigerio, una dupla abocada a los territorios hostiles, donde tal vez no siempre haya muchos votos pero si alguna banca para sumar. Gutiérrez eligió para liderar la lista al ya senador y sindicalista petrolero Guillermo Pereyra, de buena relación con el presidente, pero sin voz de mando que le marque el paso. Podrían tenerlo en cuenta cuando haga falta. Será otro Senado.
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