Mar picado para Axel Kicillof en 2025: a remar, mi amor

Mar picado para Axel Kicillof en 2025: a remar, mi amor

Sin Presupuesto ni endeudamiento, el gobernador enfrentará un año electoral turbulento. El armado territorial y la fractura con La Cámpora.

 

Por Juan Rubinacci

Axel Kicillof no tendrá un verano tranquilo ni con demasiado descanso. El gobernador bonaerense deberá diagramar una hoja de ruta para transitar un 2025 turbulento, año electoral clave tanto para él como para Javier Milei con vistas a 2027, en el que remará contra la corriente conocida de la oposición, pero también en medio de una tormenta interna con Cristina Fernández de Kirchner que se desató en los últimos meses.

 

El primer síntoma de esa doble disputa pegó fuerte: este viernes se quedó sin Presupuesto, Ley Fiscal Impositiva y endeudamiento. La Legislatura bonaerense intentó durante varias semanas sacar los proyectos adelante, pero el mar picado en el parlamento y el diálogo cortado con su madrina política, derivó en un final casi cantado, aunque con algunos matices.

Axel Kicillof.

El caos del peronismo

Kicillof es el gobernador de la provincia, pero la distancia con CFK le produjo una fuerte ruptura con La Cámpora, la guardia pretoriana cristinista. A su vez, durante la discusión por el Presupuesto, un grupo de intendentes vio luz para dar la pelea y aprovechó para exigir lo que en gobernación toman como imposible: crear más fondos para seguridad e infraestructura, más un aumento en la coparticipación para ciudades con puertos. Algo inviable en tiempos de peluca y motosierra.

El Ejecutivo le muestra a los alcaldes la factura por $70 mil millones que la provincia invirtió en la compra de 750 patrulleros y 700 motos. Y, ante la rebelión de algún jefe comunal en medio de un acto con el gobernador, se ocupa de argumentar las dificultades con las que gestiona. Sabe que en 2025 deberá afrontar los costos de un año electoral en el que busca que Buenos Aires sea la red de contención ante el ajuste del gobierno nacional.

El enviado de Máximo Kirchner en la Legislatura bonaerense, Facundo Tignanelli.

Para Axel Kicillof, tampoco hay plata

Justo a los intendentes fue a los que les pidió que enviaran a sus legisladores a aprobar el endeudamiento si, justamente, pretendían mayores fondos para sus municipios. Es que en calle 6 avisan: el endeudamiento solicitado es para cumplir con una deuda que no fue tomada por esta administración, por lo que si pretendían un fondo de fortalecimiento o para seguridad, debían aprobarle una toma de deuda mayor. La administración kicillofista habla de que será "un gobierno de emergencia". Sabe que, desde el 1 de enero, va a tener que readecuar partidas y reprogramar todo lo planificado.

"A la gravísima situación a al que nos sometió el presidente Milei durante este año, se agrega ahora un golpe de la oposición al no aprobar el paquete presupuestario", se quejó la gobernación bonaerense el viernes por la noche en un comunicado caliente.

En 2024 no hubo caso: quizá la salida empiece a verse el 7 de enero, cuando comience a funcionar el acuerdo al que -en este caso sí- llegaron oficialismo y oposición. Conformarán una mesa tripartita entre el poder Ejecutivo, los presidentes de ambas cámaras y los bloques opositores para tratar de llegar al inicio de las sesiones ordinarias con el Presupuesto y la Ley Impositiva aprobados. Sin su herramienta de gobierno ni recaudación posible, el panorama será mucho más adverso.

Kicillof debe, además, fortalecer el armado territorial que salió a bancarlo por las redes en la previa del tratamiento del Presupuesto, donde agitaron un clamor para su aprobación al sembrar sospechas destituyentes. El mandatario intentará que esa red no se limite sólo a jefes comunales del peronismo y que también se componga de una tropa legisladora propia en todas las secciones electorales para no sufrir traspiés parlamentarios.

El PRO y la UCR argumentaron falta de diálogo del Ejecutivo para no aprobar el Presupuesto.

Después de la tormenta

Remar en un mar picado será el gran desafío para el gobernador en 2025. Es una incógnita cómo saldrá de la disputa menos pensada frente a CFK: si firman la paz y vuelve a quedar bajo el liderazgo de la Jefa, o si toma el bastón de mariscal que la expresidenta ofreció, pero ahora no quiere que le arrebaten. Kicillof ha dado señales claras de querer convertirse en el líder del peronismo y de ponerse al hombro “la construcción de un frente político que sea una alternativa”, según sus propias palabras en una mateada con vecinos en La Plata al cierre del primer año mileísta.

También tendió puentes con gobernadores de la oposición (Nacho Torres, del PRO y Maximiliano Pullaro, de la UCR) y con peronistas. Su buena relación con el riojano Ricardo Quintela, fallido candidato a presidir el peronismo, terminó siendo la gota que colmó la paciencia del cristinismo, que le pedía que se pronunciara en favor de CFK en la disputa por el poder del PJ nacional.

El gobernador navegará un año electoral en el que medirá el volumen de su determinación y capacidad de gestionar la provincia frente a una oposición que crece -sobre todo la tropa libertaria- y una interna que lesiona al poderoso peronismo bonaerense.

Si Kicillof llega a buen puerto será porque logró dar la batalla interna y salir indemne, o bien, por armar una red de intendentes, gobernadores y legisladores que lo acompañen en el sueño AK2027, tal vez sin La Cámpora o el cristinismo. Como sea, para llegar tendrá que remar. Y mucho.

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