Un grupo de empresas invirtió en la construcción de un centro de tratamiento de residuos que vino a dar solución a una problemática de larga data. Hoy recibe más de 120 toneladas diarias para su disposición final. Se trata de un proyecto integral de economía circular que busca reutilizar los residuos con la incorporación de valor agregado.
En 2021 se puso en marcha en la ciudad de Puerto Madryn el Centro Ambiental Patagónico de Investigación y Desarrollo Pesquero (CAPIDP) que se dedica al tratamiento eficiente de los residuos pesqueros. En plena temporada de langostino recibe una voluminosa cantidad de desechos sólidos y líquidos de diferentes plantas de procesamiento.
El centro de tratamiento está proyectado como una economía circular, teniendo como objetivo la reutilización de los desechos para diferentes procesos productivos.
El tratamiento y la disposición final de los residuos que genera la industria pesquera era una problemática de arrastre que tenía el sector, y la solución vino de la mano de las propias empresas que impulsaron el CAPIDP, desarrollando la inversión en un ambicioso proyecto integral.
El ingeniero Federico Álvarez gerencia el centro y contó a REVISTA PUERTO detalles de cómo se fue forjando la iniciativa en sus diversas etapas, al punto de estar hoy en pleno funcionamiento y con planes de expansión.
“La idea comenzó a trabajarse en 2020 cuando un grupo de empresas pesqueras decidieron empezar a disponer y tratar los residuos que generan de una manera ordenada y controlada ambientalmente”, describió.
Recordó que fue una decisión “de las propias pesqueras en buscar una solución a un problema que se venía sucediendo hace varios años. No solo se ideó tratar los residuos, sino también tratar de lograr subproductos, mirándolo de la perspectiva de una economía circular, aportándole valor agregado”, subrayó Álvarez sobre uno de los aspectos pilares del Centro Ambiental Patagónico.
Ubicación estratégica
Integran este proyecto las firmas pesqueras La Escalerona, Greciamar, Farallón, Achernar, Food Partners Patagonia y EPSA, las que a su vez se asociaron con una empresa del rubro de la construcción Dadam Hermanos y en 2021 se ejecutó la obra de infraestructura, que está emplazada a 20 kilómetros del casco urbano de la ciudad de Puerto Madryn, y su diseño se realizó teniendo en cuenta la orientación de los vientos predominantes, fundamentalmente, para que los olores no afecten a la población.
“A tal fin se evaluó la ubicación, como también la logística, para que los camiones que son contratados por las empresas que transportan los residuos, no tengan que atravesar el casco urbano”, puntualizó.
El centro ambiental brinda servicio a otras pesqueras, además de sus asociadas, como el caso de Sea Fresh, Altamare, Novafish, SM&S y Fuertes Vientos, entre otras, lo cual representa el 80 por ciento de las plantas de la ciudad de Puerto Madryn.
Rigurosos controles técnicos
Asimismo, el gerente del CAPIDP precisó que el residuo sólido recibido “se trata en biopilas, donde cada una de ellas tiene un riguroso control tomándose muestras que luego se analizan en laboratorios externos. Se toman registros tanto de los sólidos, como del tratamiento de los efluentes que recibimos”.
Dentro de la planta de tratamiento se diseñó un circuito de la logística para un desagote rápido de los transportes de cargas que llegan con los sólidos y los líquidos. “Esto permite en las épocas pico tener una fluidez de movimiento y les facilita a las pesqueras vaciar el volumen de residuos en sus plantas”, describió.
Al predio de CAPIDP de 120 hectáreas llegan ‘residuos sólidos’, ‘líquidos crudos’, es decir sin ningún tratamiento, y ‘aguas semitratadas’ que proviene de pesqueras que tiene algún sistema de tratamiento primario.
Transparencia y trazabilidad
En este sentido, el ingeniero Álvarez reveló que el centro “cuenta con una balanza certificada. Pesamos los camiones a la entrada y a la salida. Nosotros trabajamos sobre producto recibido y pesado”, detalló al tiempo de sostener que esto permite “brindarle transparencia al cliente y, por otro lado, permite dimensionar con exactitud el volumen de residuos llevados a tratamiento”.
Respecto del procedimiento del transporte de los residuos, la planta de procesamiento de pescado declara en un ‘manifiesto’ el tipo de residuo y volumen que envía, lo cual es luego constatado con el pesaje del mismo. El manifiesto es una declaración jurada que envía el generador de los desechos, y una vez descargado el material en el centro de tratamiento se devuelven dos copias, con un ticket vinculado al número de manifiesto, lo que permite una trazabilidad completa del residuo.
Una planta modular
En cuanto a las características de las instalaciones Centro Ambiental Patagónico de Investigación y Desarrollo Pesquero, el mismo fue delineado como un sistema modular. Lo que permite contar con la flexibilidad de acuerdo a la demanda de volumen que se requiera.
En el sector donde se reciben los sólidos, los camiones ingresan y realizan el vuelco, allí existe un piso preparado para contener los líquidos propios del proceso, y los naturales donde comienzan a ser separados. En tanto, el sólido es trasladado a módulos impermeabilizados, en donde se disponen en biopilas, comenzando el proceso del tratamiento.
Cada biopila está numerada y, en cada lote de cinco biopilas, hay una representativa a la que se le realizan los muestreos que van a laboratorio, y el testeo se realiza en forma periódica para observar su evolución.
Esas biopilas continúan generando lixiviados que son captados en una pendiente natural, y ese material se traslada a la pileta de líquidos crudos.
Por otro lado, cuando llegan los camiones con líquidos crudos se depositan en esa pileta de recepción, con capacidad de 480 metros cúbicos. De allí pasan a una planta fisicoquímica, donde se separan barros y se le da un tratamiento, para posteriormente derivar esos líquidos ya tratados a lagunas anaeróbicas. Las mismas tienen capacidad de 30.000 metros cúbicos cada una. A determinado nivel, los efluentes pasan a otra laguna del tipo facultativa, completando el circuito en una laguna de evaporación o de uso, según los resultados biológicos que se obtengan, podría ser utilizada para riesgo o supresión de polvos.
El tercer tipo de residuos que se reciben son los barros o efluentes semitratados que provienen de pesqueras que cuentan con algún tipo de proceso primario de tratamiento, pero que requieren una disposición final.
Con todo, hoy CAPIDP procesa el 80 por ciento de los residuos que genera la industria pesquera de Puerto Madryn, y es el resultado de la inversión del propio sector que buscó atender la problemática, al tiempo que se trabaja en un ambicioso proyecto de generación de subproductos con la incorporación de valor agregado.
Comentá la nota