Frigerio y Torres presionan por las promesas incumplidas; bronca en el macrismo por la falta de respuestas y el armado de una mesa política que incluye a Bullrich
Matías Moreno
La paciencia de los altos mandos de Pro se agota. Más allá de que Javier Milei recibió al jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, en la Casa Rosada, para rubricar el acuerdo del traspaso de los colectivos, el vínculo entre La Libertad Avanza y el partido que fundó el expresidente sigue lejos de recomponerse.
Ante todo, los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut) exigen garantías de que los funcionarios de Milei canalizarán sus reclamos y cumplirán con los compromisos pactados durante la negociación por la Ley Bases y el paquete fiscal. Y, por otro lado, referentes de Pro que responden a Mauricio Macri están furiosos con la decisión del Presidente de dilatar el armado de una mesa política para coordinar la agenda legislativa y discutir el eventual desembarco de dirigentes amarillos en segundas o terceras líneas del Gabinete.
Si bien Milei convocó el último viernes a Cristian Ritondo y a un puñado de legisladores de la tropa de Pro, la conversación dejó un sabor amargo a los emisarios del macrismo. Consideran que el Presidente pobló la cumbre de integrantes de la convulsionada bancada oficialista y que su “círculo de hierro” mantiene las reticencias a abrir una discusión política sobre una posible convergencia tanto en el Congreso como en el terreno electoral. Asimismo, transmiten dudas sobre la relación futura con el Gobierno y el armado electoral de 2025. La minitregua duró menos de una semana.
En ese clima de incertidumbre, Frigerio y Torres aún esperan que Milei brinde respuestas concretas a los principales reclamos que hicieron los diez gobernadores de JxC en el último encuentro con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La pulseada se centra, sobre todo, en el reparto de fondos. Entre otras cosas, requieren que se autorice el “flujo” de la deuda de la Anses con las cajas previsionales; el pago de la compensación por la devolución del fondo del conurbano a Buenos Aires que se incluyó en el pacto fiscal firmado en 2017; y que el Gobierno resuelva el traspaso de las obras que quedaron inconclusas en las provincias. Los mandatarios asumen el costo de finalizarlas, pero pretenden que Milei se haga cargo de las deudas con los contratistas.
Torres y Frigerio desfilaron por despachos oficiales en los últimos días, pero se llevaron promesas o gestos simbólicos. Por ejemplo, Frigerio se vio con Sandra Pettovello (Capital Humano), quien se comprometió a reactivar obras para construir escuelas en Entre Ríos que estaban paralizadas desde las gestiones anteriores. Semanas antes había conseguido el aval de la Nación para tomar un préstamo de 40 millones de dólares de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para invertir en rutas de zonas productivas.
Torres fue convocado por Francos a la Casa Rosada, pero para anunciar una inversión de 400 millones de dólares de la empresa Aluar, productora de aluminio, que ya había sido promocionada en la provincia. ¿Torres y Frigerio apoyarán el veto a la ley jubilatoria como Jorge Macri? Por ahora no hay una posición unificada entre los gobernadores de JxC. De hecho, la norma sancionada en el Congreso incluye el asunto de las deudas de la Nación con las cajas previsionales de 13 provincias. Un estímulo para los indecisos.
Milei y Jorge Macri, durante la firma del traspaso de los colectivos a la Ciudad
Con ese trasfondo, no cayó bien entre los leales a Macri que el Presidente haya organizado por segunda vez una reunión con su nueva mesa política, en la que incluye a Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y adversaria interna del expresidente. “El Presidente no entendió nada de lo que le dijo Mauricio; que los conduzca Patricia, nos están usando”, despotrican en la cúpula de Pro.
Macri monitorea las idas y venidas de las tratativas desde Corea del Sur, adonde viajó para participar en una serie de conferencias. Quienes trataron con él aseguran que está molesto, pero aún preserva la esperanza de que Milei cumpla con lo pactado en las últimas cenas en la quinta de Olivos. Como consignó LA NACION el domingo pasado, el jefe de Pro optó por intimar a Milei y darle un mes para que ponga en marcha la hoja de ruta que trazaron mientras comían milanesas o entrañas. Eso implica el diseño de un espacio institucional para coordinar la estrategia legislativa, y de una mesa en la que se escuchen y se resuelvan los reclamos de gobernadores e intendentes de Pro. Y, por último, activar una negociación para que dirigentes cercanos a Macri o cuadros técnicos de su partido sean designados en áreas clave de transporte, energía o infraestructura. El expresidente considera que esas instancias serían una prueba para evaluar si LLA y Pro pueden “convivir” en una coalición electoral.
Hasta ahora, Santiago Caputo, el asesor más poderoso del Gobierno, no retomó las conversaciones con Ritondo para consensuar la llegada de macristas a puestos codiciados del Estado.
A pesar de que hubo gestos de Milei y Macri para aplacar la tensión después de los choques por las últimas votaciones en el Congreso –el desmarque en el rechazo al DNU de fondos reservados de la SIDE o el apoyo en general a la ley jubilatoria–, la relación entre Pro y LLA sigue atravesada por la desconfianza mutua. Hay leales a Macri en Pro que envían señales de que están cansados de esperar. Sospechan que Milei y Caputo estiran la negociación para confluir porque especulan con los indicadores del humor social y la recuperación económica, dos factores cruciales para el diseño de la estrategia electoral. Mientras Macri sugiere moverse con cautela, un sector de Pro pide redoblar la presión e intensificar los gestos para diferenciarse. Por caso, hubo críticas al Gobierno tras el decreto que limita el acceso a la información pública. Silvana Giudici, secretaria parlamentaria de Pro y dirigente de confianza de Bullrich, salió a cuestionar las modificaciones en la ley 27.275, que fue sancionada durante el gobierno de Macri. Hasta Fernando Iglesias, otro bullrichista que orbita cerca de Milei, se opuso a la “limitación arbitraria del acceso a la información pública”.
“Tenemos que hacer valer nuestros 37 diputados; asumimos todos los costos y ni nos llaman para hablar en una mesa en serio”, avisan desde la cúspide del partido de Macri, quien se comprometió a defender el veto del Presidente a la ley jubilatoria. Ese será el primer test en Diputados antes del debate por el Presupuesto. En el Senado, el macrismo apuesta a mantener el rechazo al decreto que asignó 100.000 millones de pesos a la SIDE y resistir el pliego de Ariel Lijo, candidato de Milei a la Corte Suprema de Justicia. “Haremos lo correcto”, avisan.
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