En el afán por sumar, el líder del Frente Renovador manda a sus muchachos a reclutar dirigentes que forman parte de otros espacios. Quiénes son los encargados y el juego del propio Massa
La barcaza, cargada de pescadores, está en marcha, y se detiene en cada puerto, en cada claro, en busca de buen pique. Cada vez que tiene la oportunidad, el ex intendente de Tigre repite a viva voz que hay espacio para todos aquellos que quieran pasar de peces a pescados, para todos aquellos que se sientan incómodos en las turbulentas aguas en las que se encuentran y se muestren deseosos de subirse a la nave ganadora de la última gran competencia.
Ante los chicaneros convites para que vuelva al PJ, Massa tira redes y aparejos por todos lados, por cada lugar que visita. Sin ir más lejos, en un reciente paso por Tucumán indicó que “el límite más importante” para su construcción política es “el moral”, y renovó su convocatoria a radicales, vecinalistas e independientes.
“Me parece que el límite más importante es el moral. Los que estén dispuestos a construir hacia el futuro sin mirar hacia el pasado, pueden sumarse. Hay que dejar que florezcan mil flores. Es la mejor forma de que tengamos primavera”, afirmó un poético Sergio Massa, dejando en claro que aguarda con los brazos abiertos, y las puertas de su oficina aún más abiertas que sus brazos.
La primera excursión se dio allá por el año 2010, con el todavía kirchnerista Grupo de los Ocho, conformado por Massa, por supuesto, y los hoy también massistas Sandro Guzmán, de Escobar, José Eseverri (Olavarría), Joaquín de la Torre (San Miguel), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas) y Gilberto Alegre (General Villegas). El restante es Pablo Bruera, de La Plata,
a quien muchos señalan como uno de los próximos pescados.
A los ya nombrados se irían sumando Darío Giustozzi (Almirante Brown), hasta ahora el único massista de la Tercera, y
los también intendentes de la Primera -al igual que casi todos los ex Grupo de los Ocho- Gabriel Katopodis (San Martín), Luis Andreotti (San Fernando), Carlos Selva (Mercedes), Humberto Zúccaro (Pilar), Gustavo Posse (San Isidro), Raúl Othacehé (Merlo) y los demás del interior.
Sumados a los legisladores y dirigentes sin cargos de importancia, todos (pescadores y pescados) conocen su función: sumar, sumar y sumar. En recorridas o esperando en su banca o sillón, el objetivo principal es pescar voluntades de cara al gran concurso de 2015. Allá por el mes de octubre se resolverá la cuestión, y el que más tenga se llevará el premio mayor.
El capitán del barco massista ya anunció que dará pelea, y por tal motivo se encarga todo el tiempo, día a día, hora a hora, de mantener afilados los anzuelos, coloridos los señuelos, prolijas las redes y frescas las carnadas. Y, de más está decir, siempre con el despacho abierto, para así, de buenas a primeras, convertir al pescado en pescador.
Eseverri, el dueño de la lancha de la Séptima
Pese a que los resultados no han sido del todo buenos, en la Séptima sección el único autorizado a ir en busca de nuevos (o no tan nuevos) dirigentes es el intendente de Olavarría, José Eseverri. El ex radical K es quien se junta con los jefes comunales y concejales de la sección, tanto con los que ya son parte del Frente Renovador como con los que intenta incorporar. El mayor logro quizá fue el de sumar al diputado saladillense, y amigo personal, Ricardo Lissalde, quien, tras romper con el denarvaísmo y formar un unibloque (Alternativa Peronista), en octubre de 2013 decidió definitivamente pasarse al Frente Renovador. Otra incorporación que se anota Eseverri es el ex legislador K,
también de Saladillo, Patricio López Mancinelli. A poco de ser nombrado titular del Fondo de Garantías Buenos Aires, se dispuso a armar una lista massista en su distrito. Días más tarde, a pedido de Scioli, dejaría el organismo. Y como una especie de abogado o padrino político, sería el propio Eseverri quien saldría en su defensa. “Por lo visto va a ser una campaña muy dura, están rompiendo definitivamente con nosotros (massismo)”, manifestaba el alcalde. Además, en la previa de las últimas elecciones generales, el olavarriense anunció orgulloso, y con bombos y platillos, que la lista azuleña de Lealtad y Dignidad, a pesar de haber superado las PASO, desistía de participar el 27 de octubre y se sumaba a la campaña renovadora. No hubo mucho más que eso. El resto fueron intentos. Y uno de los blancos fue el intendente radical de Saladillo, Carlos Gorosito, quien en más de una oportunidad ha recibido la visita de su par de Olavarría. También se ha juntado con el líder tigrense, pero a cada convite el boina blanca dijo que no. “He estado conversando con Massa, y lo respeto, pero soy un radical que no destiñe”, expresa el saladillense a La Tecla. Algo similar sucedió con el alvearense Alejandro Cellillo (se juntó con Eseverri en mayo pasado), quien, si bien no fue tan contundente en la negativa, se manifestó contrario a sumarse al FR. El hijo del fallecido Helios Eseverri sabe que lo que hizo no alcanza, por eso es que también tirará redes en el interior del país. Aunque no lo diga, tiene ganas de ser el compañero de Massa en la fórmula presidencial, y para eso necesita ser efectivo y conocido.
D`Onofrio, tira las redes pero no recoge
El presidente del bloque de senadores del Frente Renovador, Jorge D’Onofrio, aparece en principio como el responsable del crecimiento de la bancada; sin embargo, desde su entorno aseguran que no es tan así. “Todo lo cierra Massa”, destacan, y agregan que el legislador “simplemente les pone el oído a los que están disconformes en otros espacios”. A su vez, remarcan que “últimamente, lo único que hace es levantar el tubo cuando suena el teléfono; no hace falta ir a buscar a nadie”. La fuente añade que “existen negociaciones, charlas y demás, pero no es que ha habido grandes operaciones para reclutar gente, casi todos llegan por voluntad propia”.
De todos modos, salvo Alejandro Urdampilleta, quien llegó de la mano del acuerdo Massa-Othacehé, D’Onofrio tuvo mucho que ver con las incorporaciones de los ex kirchneristas Fabio Sorchilli y Leonor Granados, aunque esta última hizo las primeras buenas migas con el cuñado de Massa, Sebastián Galmarini.
Meoni y Posse pescaron bien, pero el capitán quiere más
“Vamos a ir por todos los talentos que tiene la UCR y que el radicalismo no contiene ni escucha por la forma en que se vino desarrollando. Los tienen marginados y los llaman el día de las elecciones, sólo para sumar votos”, decía un enojado Mario Meoni a la hora de dar el salto al massismo, junto al sanisidrense Gustavo Posse. En la Legislatura anduvieron más que bien, ya que consiguieron sumar a los senadores Roberto Costa (Posse) y Malena Baro (Meoni).
Y en Diputados, de los varios que adhirieron antes del recambio, ahora quedan Walter Carusso (Posse) y Valeria Arata (Meoni). El otro es Ricardo Jano, quien llegó por sus propios medios y enseguida, con la camiseta bien puesta, fundó el espacio Radicales al frente.
En cuanto a la pesca de intendentes, todavía se espera un poco más. Hasta ahora, el único pescado fue Carlos Oreste, de Coronel Pringles, que apuntalado por Posse anunció su incorporación al massismo. Fue el último, pero Massa quiere más. “Los radicales nos suman institucionalidad, respeto republicano, diversidad, y centralmente, nuestro objetivo está basado en los radicales que gestionan y administran”, destacó hace un tiempo el diputado por el Frente Renovador. La UCR conserva aún 17 jefes comunales, de los cuales varios fueron tentados para dar el salto. Por ejemplo: el alcalde de Ramallo, Walter Santalla, cercano al sanisidrense Posse, dijo que “antes de las elecciones me ofrecieron”, y aclaró que fue un tema que “charlé personalmente con Sergio Massa”, destacando que “preferí quedarme en la UCR, a pelearla desde adentro”.
En tanto, Walter Battistella, de 9 de Julio, dijo hace unos meses que “siempre hay algunas conexiones que intentan convencerte, pero no tuve contacto con Massa. De todos modos, sigo en el radicalismo”.
Rafaellino, el polémico señuelo de Giustozzi
Otro que busca adherentes en tierras opositoras es el diputado nacional y precandidato a Gobernador Darío Giustozzi, quien, a diferencia del resto de los massistas, sólo busca llevar pescados para su propia red. De la mano del ignoto Javier Rafaellino, dirigente del Frente Peronista de Buenos Aires, el ex intendente de Almirante Brown logra llegar a tierras radicales, vecinalistas y kirchneristas. La modalidad de trabajo es al menos llamativa, y en varias oportunidades ha ocasionado malestar en los anfitriones. Una vez conseguida la foto con el jefe comunal de turno, Rafaellino se encarga de hacer circular una gacetilla en la que da a conocer los temas tratados en la privada conversación. En la mayoría de los casos, aparentemente, todos se quedan “sorprendidos” por la tarea que Giustoizzi lleva a cabo en Almirante Brown, y hasta se esperanzan con un acuerdo político. Por ejemplo: hace un par de semanas, tras reunirse y fotografiarse con el
mandatario de Pellegrini, Miguel Angel Pacheco (UCR), Rafaellino hizo correr un comunicado que señalaba que “el intendente local se mostró abierto a mantener una reunión con Darío Giustozzi para establecer un acuerdo político para las próximas elecciones”.
El texto agregaba que “Pacheco mencionó que conoce la trayectoria de Giustozzi y, sobre todo, su gestión de gobierno en Almirante Brown, y lo ve con muchas chances para hacerse cargo del gobierno de la provincia de Buenos Aires en el 2015”. Consultado al respecto, Pacheco indicó que “simplemente se trató de un encuentro en el que me mostró cosas de la gestión en Almirante Brown”. Con relación al eventual acuerdo, recalcó: “Nada que ver; a matar o morir con el radicalismo, a matar o morir con San Lorenzo y a matar o morir con el Ford”.
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