El fallo que dejó sin efecto la designación de Martín Doñate en el Consejo de la Magistratura logró unificar posturas en el Frente de Todos. Sin embargo, el silencio del Presidente generó malestar en La Cámpora
Por
Brenda Struminger
Mientras se intensifica el fuego cruzado entre la Casa Rosada y el kirchnerismo por el capítulo económico de la gestión nacional, las críticas a la Corte Suprema se transformaron, esta semana, en eje de aglutinamiento para el Gobierno. En las últimas horas, las facciones enfrentadas dejaron de lado temporalmente las diferencias y salieron a repudiar, en conjunto, el fallo de los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda que dejó sin efecto una maniobra del oficialismo para sumar a un representante en el Consejo de la Magistratura. Aunque Alberto Fernández, enfrentado con Cristina Kirchner, se mantuvo al margen del tema -lo cual generó críticas solapadas del camporismo-, habilitó a sus ministros a alinearse con el kirchnerismo.
La respuesta del ala dura, vociferada con indignación por algunas de las principales espadas de Cristina Kirchner en el Senado como Anabel Fernández Sagasti y Juliana Di Tullio, era esperable. El martes, en cuestión de horas, el bloque oficialista en el Senado calificó como “inaplicable” la decisión de la Corte que le impidió al kirchnerismo retener un lugar clave en el órgano encargado de la selección y acusación de jueces nacionales y federales y de la administración del Poder Judicial.
Pero sorprendió, este miércoles, que los ministros cercanos a Alberto Fernández sumaran su apoyo a en medio de la escalada en las rencillas con el ala dura del Gobierno. Fue después de la reunión de Gabinete que encabezó Juan Manzur en el Salón Eva Perón de la Casa Rosada, de la que participó, aunque muy brevemente, el Presidente, y que reunió a los albertistas Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social); Aníbal Fernández (Seguridad); Kelly Olmos (Trabajo); Carla Vizzotti (Salud), Gabriel Katopodis (Obra Pública), y el secretario de Inteligencia, Agustín Rossi, con cierta representación del kirchnerismo en las figuras de Martín Soria (Justicia), que dedicó toda su exposición a la resolución de la Corte, y Eduardo Wado de Pedro (Interior).
“No estamos de acuerdo con este fallo”, dijo, de manera directa, y en plural, Manzur, en representación de todo el Gabinete. Después se sumó, en el mismo tono, el titular de Seguridad, Aníbal Fernández, uno de los más férreos defensores de los planes de reelección del Presidente. “Faltan pocos días para que se venza el mandato que teóricamente pertenecía a Luis juez, con lo cual no tiene motivo. Por razones más que obvias, el fallo no debería decir que hay una simulación por parte del actor. Se están metiendo con la zona de reservas de la Justicia”, sostuvo, respecto del desplazamiento del kirchnerista Martín Doñate, y la orden de incorporación del senador nacional de Pro por Córdoba, Luis Juez, uno de los referentes opositores más duros con el oficialismo.
Un funcionario de la órbita del Presidente reveló a este medio que el primer mandatario “habilitó” a sus alfiles a que condenaran la decisión del máximo tribunal. Pero, aunque en otras ocasiones se valió del repudio a decisiones judiciales para acercar posiciones con la vicepresidenta -inclusive con críticas directas a la Corte, a través de Twitter-, esta vez decidió mantenerse al margen personalmente. En cambio, el jefe de Estado se mostró enfocado exclusivamente en la agenda internacional en la previa de su viaje, esta noche, rumbo a Francia, para encontrarse con Emmanuel Macron, en una gira que también lo llevará a Bali para participar del G20.
Alberto Fernández juega al equilibrio. Por un lado sale a defenderse y pelea contra exigencias del kirchnerismo como la suspensión de las PASO o la entrega de una suma fija; por otro, se muestra conciliador, como ocurrió en la conferencia de prensa con Vizzotti, donde se deshizo en elogios a la gestión sanitaria de Cristina Kirchner.
Aunque habilitó a los ministros a sintonizar con el kirchnerismo, fuentes oficiales aseguraron que el fallo “no fue un tema” para el primer mandatario. Ni cuando se conoció ni cuando el resto de la primera plana del Gobierno salió a expresarse en contra.
El silencio oficial generó malestar en el kirchnerismo, que se encuentra embarcado desde hace semanas en un raid de críticas sin piedad contra la Casa Rosada por los aspectos económicos de su gestión. Esta mañana, el secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, lanzó su segunda ola de cuestionamientos al Presidente en 48 horas, esta vez, con foco en el freno que impuso el máximo tribunal a los planes de su espacio político en el Consejo de la Magistratura.
“Lo de la Corte fue gravísimo, aunque lo decimos de nuestro lado, el Presidente no se termina de caracterizar en esa situación. A mí no me gusta hablar de esto, porque uno quisiera que fuera de otra manera”, lanzó. En la resolución que firmaron Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, el cristinismo vislumbra una señal de antecedente preocupante, porque puede complicar a Cristina Kirchner en la -muy posible- apelación en la causa Vialidad si la Justicia falla en su contra en diciembre. La cercanía del alegato del fiscal Diego Luciani, prevista para el 14 de noviembre, mantiene en alerta al espacio.
La pelea por el puesto en el consejo de la Magistratura promete perpetuarse. Esta tarde, el senador tucumano Pablo Yedlin, que responde de manera directa a Manzur, adelantó que el oficialismo se mantendrá firme con la postulación de Martín Doñate. “Los bloques siguen siendo los mismos que en aquel momento, vamos a insistir, y La Corte va a tener que aceptar”, dijo, en una entrevista con AM750.
El kirchnerismo se muestra convencido de que la resolución de la corte es “política”, que “representa un claro conflicto de poderes entre el Poder Judicial y el Legislativo” y que exhibe una “vocación de interferir en las decisiones políticas del Congreso con el claro objetivo de beneficiar al macrismo en la composición del Consejo de la Magistratura”.
En su sentencia, la Corte Suprema consideró que la vicepresidenta incurrió en “artimañas” para quedarse con un lugar que no le correspondía al “simular un hecho falso o disimular uno verdadero con ánimo de obtener un rédito o beneficio ilegítimo”. Y aunque no mencionó a Cristina Kirchner, hizo una alusión directa a su responsabilidad: “La Presidencia del Senado no sólo designó al representante de ‘Unidad Ciudadana’ sin convocar al ‘Frente PRO’ para escuchar sus posiciones, sino que lo hizo de espalda a los pedidos escritos que este último bloque ya le había presentado”, sostuvo.
Así como la decisión de la Corte fue muy cuestionada por el Gobierno, recibió respaldo de la oposición y de de renombre, como el ex ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra; Félix Lonigro, y Daniel Sabsay. “Se le puso freno a la trampa ardidosa que se intentó dividiendo artificialmente el bloque oficialista”, dijo Gil Lavedra.
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