Los profesionales de la salud llevaron a cabo una campaña para comparar los valores reconocidos por el organismo respecto a las prácticas médicas, demostrando el escaso reconocimiento de parte de la gestión de Homero Giles, quien ahora buscará remodelar sus despachos.
El titular del Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA), Homero Giles, aprobó recientemente una polémica licitación que desató la crítica de los profesionales de la salud, que aún esperan una mejora en el reconocimiento económica del organismo respecto a las prácticas médicas.
Mientras la Agremiación Médica Platense (AMP) continúa diseñando la próxima medida de fuerza, luego de la campaña por el precio que el IOMA reconoce por las prácticas y la falsa propuesta de aumento por parte del gobierno de Axel Kicillof, el titular del organismo tiene pensado un trabajo de pintura en los despachos.
En efecto, de acuerdo al proceso de compra Nro. 317-0216-PAB22, Giles contratará elementos de pintura e insumos con destino al IOMA. De acuerdo al pliego de condiciones particulares, serán utilizados en el mantenimiento de la sede central, las delegaciones y regiones del organismo.
La compra abarca pinturas para piso, latex, selladores, removedores en lata, esmaltes sintéticos, cintas adhesivas, enduidos, lijas, estopas, virutas, pinceles, rodillos, extensores y todo lo necesario para llevar a nuevo los despachos de la gestión de Homero Giles. Por la compulsa se presentaron más de diez empresas, cuyas ofertas oscilan en torno al presupuesto autorizado por la gestión de Kicillof, que fue de 2.218.230 pesos, que tendrán una periodicidad de recepción quincenal.
Mientras Giles le da rienda suelta a la remodelación de sus oficinas, los profesionales de la salud continúan reclamando una recomposición salarial que no llega. En efecto, recientemente compararon los valores impuestos por el IOMA a las prácticas médicas con productos cotidianos, para que los afiliados tengan una idea cabal de la precarización del trabajo médico.
A modo de ejemplo, una consulta médica equivale a tres empanadas, una cirugía de amígdalas a tres kilos de milanesas, una intervención por apendicitis a una pelota de fútbol y una punción de médula ósea un kilo y medio de asado.
Los lujos y la miseria, cara a cara en los pasillos del IOMA.
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