La malaria del FdT invita a hacer cálculos ante eventuales derrotas. El gobernador se ataja y construye un vínculo sólido con Javkin. Pullaro, el enemigo.
Por: Pablo Fornero.
ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) La interna del Frente de Todos (FdT), que todo lo arrasa, no conoce de fronteras. Por más que el gobernador Omar Perotti se esfuerce en esquivar el barro y pegarse a los sectores que el armado nacional expulsa, el rebote lo sacude. Y en esa historieta, repetida y monótona a esta altura, el cálculo sobre cómo llegar a 2023 es un debate que se impone. Para los propios, como contó Letra P, pero también para los ajenos, donde el rafaelino tiene sus prioridades.
Su plan de máxima es la victoria, poner a su sucesor, traspasarle la banda a uno de los suyos. En esa carrera, Hacemos corre con un cuerpo de ventaja con el diputado nacional Roberto Mirabella. El perottismo también observa y elige rivales; y en ese abanico prefiere que el candidato de la oposición y, llegado el caso, gobernador electo, sea el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y no el exministro de Seguridad Maximiliano Pullaro.
Perotti y Javkin construyeron un vínculo sólido desde antes del inicio de la pandemia. A Miguel Lifschitz, por caso, lo tenían como adversario político compartido, uno desde el PJ y otro desde el progresismo en una clara disputa de liderazgo. La pandemia los puso al frente como ejecutores y el trabajo se afianzó más aún.
Javkin tiene una dependencia económica del gobierno provincial. Desde el vamos, el intendente bramó por una pesada herencia que le dejó el socialismo en el municipio. No incomodar al gobernador fue casi un pilar del líder del CREO. Ahora, con la pandemia en salida, la situación no varió. El rosarino sorprendió hace menos de un mes cuando criticó feo al rafaelino. Fue solo esa vez, ante una tribuna progresista. Nada de plan ni enfrentamiento adelantado en clave electoral.
“Preferimos a Javkin antes que a Pullaro”, le reconoce a Letra P un encumbrado colaborador de Perotti. En ese tren, gobernador e intendente comparten varios actos por semana. Lideraron el escenario del Día de la Bandera y, un día después, compartieron el lanzamiento de un acueducto clave para dotar de agua potable al Gran Rosario. Perotti coparticipa con el intendente todos los logros del gobierno provincial en Rosario. Cada uno con su estilo, caminan juntos ¿Hasta dónde? Se verá.
Con Carolina Losada, que no clarifica su plan, el otro en franca carrera en el no peronismo es Pullaro. “Maxi viene a cortar cabezas”, se ataja un asesor del perottismo. Y a nadie le gusta que ser decapitado, claro. El diputado radical juega al anti peronismo/kirchnerismo, defenestra a Perotti en cuanto tema de agenda pública se imponga y opera cizañero con algo de malicia. La disputa versus Javkin ya está plantada, al menos en lo subterráneo de la política santafesina.
En esa dualidad, para Perotti el intendente es lindo y bueno y el legislador feo y sucio. Con Javkin hay diálogo, sociedad y entendimiento; y con Pullaro hay barro, agresión y oposición feroz. No hay matices, ni en uno ni otro. El jefe de la Casa Gris ya designó a su alfil, pero ya identificó a quién quiere del otro lado.
Javkin y Pullaro tienen ganas de competir y juegan para ello. Quieren enfrentarse en una interna, saben que les sirve, pero todavía no se armó el espacio que los cobije. El intendente no va a saltar a Juntos por el Cambio (JxC), quiere y necesita un frente de frentes. El diputado, por el momento, la bajó el pulgar al frente XXL y consolida sus fichas dentro de JxC. Una interna, un mano a mano, no hará más que potenciarlos.
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