“Lo inevitable no se llorisquea, Lo inevitable hay que enfrentarlo”. Esta frase del ex presidente de Uruguay, José Mujica, define el punto en que se encuentra hoy el peronismo rionegrino, que llegó a la pelea interna actual tras la derrota en las elecciones nacionales del año pasado.
No hay cuestiones ideológicas, sólo búsqueda de protagonismos personales y disputas internas por espacios de confort, ya que desde el tercer lugar del podio es difícil llegar a la cima.
El PJ mostró en los últimos años una ficción de la unidad, que se publicitó como un acuerdo entre Martín Doñate y Martín Soria, con la figura de la conesina Alejandra Mas como presidenta del partido, acompañada por los intendentes justicialistas, verdaderos titulares del poder territorial.
Esta etapa fue “un veranito de Praga”, una fantasía que claudicó ante el resultado de las urnas, donde quedó claro que el esfuerzo y la vocación para militar el triunfo fue escasa.
Hoy uno de los polos del acuerdo, el sorismo, trabaja por cuenta propia. Aquel acuerdo que indicaba que el 2023 lo conducía Doñate y el 2027, Martín y María Emilia Soria, quedó en el recuerdo y la convocatoria de ese sector en General Roca, pareciera haber dinamitado toda posibilidad de unidad, aun cuando sus protagonistas y asistentes a la Fiesta de la Manzana, se esforzaron en ponerle un aurea de inocencia al encuentro justificado en “la unidad” y una “necesaria movilización del PJ”.
Esta realidad no sorprende. La heterogeneidad del peronismo permite un cuadro complejo de actores, donde las diferencias no deben buscarse en la ideología, sino en una puja de poder que reconoce una variada escala de pretensiones, desde cuidar el “quisco chiquito local” hasta un “merecido lugar en la Legislatura”. Pocos juegan al premio mayor que siempre es a cara o ceca.
De todos modos, siempre hay terceras fuerzas, que también pugnan por un espacio de poder interno, como “Convocatoria Peronista Hay 2023” y el dirigente Gustavo Casas, titular de Vialidad Nacional Distrito Río Negro, que adquiere protagonismo en el escenario peronista -representante del Instituto Patria- y quien se muestra cercano al espacio sorista.
No puede obviarse en este análisis al rol al sector gremial, que siempre es más cauteloso al momento de definir su encuadramiento en un espacio político interno.
El sorismo pretende convocar desde la crítica a Martín Doñate, por su rol en las elecciones, y le adjudica la mayor responsabilidad en la derrota que dejó al FdT en el tercer lugar. Recurre en esta cruzada a sus aliados del 2019, muchos instalados en una banca del parlamento provincial.
Esta situación configura un cuadro interno tipo puzle donde existen piezas que encajan en la figura del senador Doñate, como es el caso de los intendentes y el partido, espacio al que se suman legisladores, que llegaron al parlamento rionegrino de la mano de Martín Soria -en el 2019- pero que hoy ya no se cuentan como propios. Una situación que preanuncia alguna inestabilidad en la unidad de la bancada que conduce «Maru» Martini.
El intendente de General Conesa, Héctor Leineker, puso claridad a esta disputa, que además de lamentar, no sólo defendió a Doñate, sino que recordó a los desmemoriados que todo lo actuado previo a las elecciones de octubre del 2021 fue acordado entre ambos sectores, incluidas las nuevas autoridades del PJ.
La verdadera interna
Hoy el tema de la derrota no es argumento válido. Detrás de esta fachada se esconde la verdadera interna y fue el sorista José Luis Berros, quien puso blanco sobre negro, al pedir mayor crítica al gobierno provincial y hacer oposición.
Nada fácil y un verdadero dilema, en tanto el presidente Alberto Fernández, a la vez titular del PJ nacional, definió como aliada y “propia tropa” a la gobernadora Arabela Carreras, en su estrategia nacional frente al neoliberalismo, del mismo modo que en el Congreso de la Nación, Alberto Weretilneck, Luis Di Giacomo y Agustín Domingo aportan su voto -en temas claves- al oficialismo, en un juego de “toma y daca” donde Río Negro ha sido favorecido hasta el momento.
La baja de línea política es clara y Doñate comprendió esta necesidad que tiene el gobierno de Alberto Fernández, sin mayoría en el parlamento nacional y condicionado por el acuerdo con el FMI, de tratar con guantes de seda a los partidos provinciales. Incluso avanzó -con fotos incluidas- en gestiones conjuntas con Alberto Weretilneck en políticas públicas que benefician a la provincia.
De este modo el senador del Valle Medio no siente el sayo que le quieren colocar, en tanto interprete de la estrategia de su gobierno y su partido.
Esta relación es causa y consecuencia y le pone marco y condicionamientos al debate interno del PJ rionegrino. Desde el sorismo se decidió cuestionar esta definición política nacional y apura elevar el tono crítico contra Arabela Carreras y Alberto Weretilneck, intentando sacar ventajas
En esta estrategia tampoco hay nada nuevo. Martín Soria es el único ministro del gabinete nacional que no tiene ninguna relación con la mandataria rionegrino y además es conocida su manifiesta diferencia política y personal con el senador de JSRN.
No es ajeno a este análisis la necesidad de identificar de forma unívoca al adversario electoral: ¿JSRN o JxC? Una definición que también tiene “bajada de línea nacional” en el gobierno del FdT que fijó como principal objetivo al 2023 “derrotar a la derecha”, que en Río Negro se identifica con Aníbal Tortoriello.
Esta posición no incomoda a muchos hombres del peronismo provincial, que definen como primo hermano a JSRN, un espacio rionegrino que armó Alberto Weretilneck con la conjunción de dirigentes peronistas como Pedro Pesatti, cuando ambos decidieron continuar administrando el gobierno nacido de las elecciones del 2011, ganadas por Carlos Soria.
En este punto también tiene su origen el enfrentamiento con Martín Soria y la familia de Roca.
Aún en las mayores expresiones de pragmatismo de la conducción de Juntos, las diferencias con el pensamiento del justicialismo provinciales fueron soslayadas.
El intendente de General Conesa, Héctor Leineker, también aportó a este debate. Le dijo a ADN que el vínculo de Carreras con el gobierno nacional trae beneficios a la provincia, que son necesarios los votos de los legisladores de JSRN para lograr el acuerdo con el FMI y que “la oposición la tienen que hacer los legisladores”, ni “siquiera nosotros que somos intendentes”.
Queda ahora al peronismo rionegrino definir su estrategia política electoral al año y encontrar su espacio, la propuesta y el mensaje que le permitan protagonizar la política provincial.
Cuentan que un fabricante de zapatos envió a dos de sus representantes a una región africana para efectuar un estudio de mercado para ampliar el negocio. Uno de ellos mandó un telegrama con el siguiente mensaje: “Inútil. Stop. Aquí todo el mundo anda descalzo”. El otro, optimista, avisó: “Oportunidad fantástica. Stop. Nadie tiene zapatos”.
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