La elección del domingo en Bolívar, la local, se puede analizar de varias maneras. Del lado político, cada uno lo mira desde el lugar que más le conviene.
Mientras desde el buquismo manifiestan haber ganado por más de 5 mil votos sobre Criado, lo cual es cierto; desde Cambiemos dicen que la diferencia no llega a 3.000 votos si se suman todos los sectores que conformaban el espacio, lo cual también es cierto. Es decir, a nivel numérico se pueden decir muchas cosas y todas van a dar un resultado cierto, la matemática es una ciencia exacta.
Pero la política no tiene la exactitud de la matemática ni mucho menos, y salvo que ocurra algo que no podemos presuponer, Eduardo “Bali” Bucca sería reelecto en octubre para asumir su segundo mandato en diciembre. Porque si hay algo que no debería cambiar es el voto de quien ya votó al intendente en esta primaria, ¿qué motivo tendría alguien que votó por Bucca el domingo de no repetir su voto a nivel local en octubre? Y de los que sacó Ariel Ferreyra, la mayoría debiera acompañarlo. Y los votantes de los espacios de Claudio Cuello y Anacleto Morales tendrán que cambiar la opción en octubre porque sus candidatos ya no estarán, y son 300 votos que a algún lado van a ir, alguno incluso a Bali.
Del lado de Cambiemos la ecuación es más difícil. Criado debiera crecer por sobre lo que obtuvo el domingo. No es del todo cierto que los votos de Sardiña y Santos vayan al contador; pero hay grandes probabilidades de que un 70 u 80 por ciento sí. Y la polarización debiera arrastrarle algún voto de los 1.200 que fueron a Romero. La lista de Criado tiene como contra que superó el piso Fabián Castillo, y “Progresistas” es un sector afín a muchos radicales, ya estuvo dentro de UNEN y puede arrastrarle algo de lo que tuvo Sardiña. El voto de Sandra Santos es más voto Macri, y con Macri irá Criado en la boleta.
¿Fue mala la elección de Bali Bucca?
No, para nada. Muchos se olvidan que este pueblo ha sido históricamente radical y que hasta hace 8 años, la última reelección de Juan Carlos Simón, una inmensa mayoría pensaba que el justicialismo no sería gobierno hasta el año 3.000, aproximadamente. No sólo que en 2011 se rompió ese mito, sino que hoy el peronismo está a punto de asistir a un hecho inédito en la historia político-electoral de la ciudad: se va a reelegir a un gobierno peronista, algo que nadie pudo en estos 137 años de historia de la ciudad.
Dicen por ahí que Bali pretendía más. Está bien, siempre se pretende más, y es saludable. Pero previo a las elecciones se escuchó a algunos trasnochados decir que iba a ganar por el 80 % de los votos, algo que no lo puede creer ni el más fanático de los Bali boys. Si algún día alguien gana por ese porcentaje, no hay que hacerlo asumir como intendente, hay que ponerle la escritura del municipio a su nombre. No era serio ese comentario, y los comicios volvieron a la realidad a quienes podían imaginar semejante disparate.
No he hablado con Bali Bucca desde el domingo. Dicen que en su discurso a la gente, incluso en la conferencia de prensa, tenía una cara rara, como de “esperaba más”. Y es normal, porque es un animal político que vive para el municipio, que como él mismo dice se “desloma” por la gestión, y es lógico que espere un resultado mayor. Lo que debe comprender es que muchos no ven su esfuerzo, y a otros directamente ni les interesa. Y no está mal eso, cada uno vive su vida como le parece.
Bucca debe entender que los reconocimientos como el que quizás él esperaba en las urnas, le van a llegar posiblemente cuando ya no sea intendente, dentro de 30 ó 40 años. Es muy difícil que los contemporáneos le reconozcan todo, cuando algunos incluso le están disputando el poder y quieren que le vaya mal en alguna gestión para ver si le pueden robar un voto. Y hay muchos fanáticos que sin importar lo bien o mal que gestione Bali, las 5, 10 ó 500 casas que haga, siempre van a querer que le vaya mal. La política es así.
Félix Bereciartúa durante su gestión (gobierno de facto 1976-1983) logró en obra pública que dejáramos de parecernos a lo que hoy es Hale (sin menospreciar ni mucho menos a sus habitantes ni al pueblo en sí), para pasar a tener desagües pluviales, cloacas, más agua potable, más pavimento, un hospital como debe ser, una terminal de micros en serio, entre tantas otras cosas. Recién hoy los más grandes le reconocen eso, que seguramente en aquel momento no. Y hay otros que no lo harán jamás, porque vinculan todo con el Proceso Militar, como muchos hoy, salvando las enormes distancias, menosprecian lo que hace Bali porque lo consigue por Cristina.
Seguramente Bereciartúa algo me va a decir por esto que pongo a continuación; pero Bali Bucca ha hecho en casi 4 años tanta obra pública como la que hizo él en su tiempo, o quizás más. Félix hizo un libro con sus obras, que varios tenemos la suerte de poseer como testimonio de una historia no tan reciente. Bali debiera hacer lo propio, hay un antes y un después de su gestión, seguro; aunque hoy desde esta óptica contemporánea no la podamos apreciar en su real dimensión. Después estará la eterna pelea de que “hizo esto porque ya estaba hecho aquello”, y es lógico, para hacer pavimento alguien debió haber hecho antes las cloacas, discusiones más para la tribuna que para enriquecer cualquier debate.
Para cerrar la pregunta de la elección de Bucca el domingo, hay que ver sólo los números y recordar 8 años atrás, no es tanto tiempo, mirar por el espejo retrovisor cuando Simón le ganaba a Salamanco en 2007 y volver a escuchar: “Los peronistas no ganan nunca más”. Hace nada de tiempo, y Bucca en tan sólo 6 años de vida política (2 como concejal, casi 4 como intendente) no sólo hizo añicos eso, sino que va por algo inédito y posiblemente irrepetible e impensado en Bolívar por varios años, ser reelecto, algo que ningún peronista logró en la historia, y nadie más que Simón pudo desde 1983 a la fecha.
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