Los caciques del PJ sojero mandan en la zona caliente del agropiqueterismo. Comparten pasado Macri friendly, operadores, urgencias y el recelo de CFK. Una bomba de tiempo para el presidente electo.
Comparten una idea similar del peronismo, tienen que gobernar economías parecidas y les sobran vasos comunicantes. En momentos distintos de sus carreras políticas, Juan Schiaretti y Omar Perotti empiezan a coincidir de cara a la nueva etapa, con Alberto Fernández en la Casa Rosada. A cargo de dos provincias fundamentales en las que Mauricio Macri ganó las generales de octubre, los gobernadores de Córdoba y Santa Fe abrieron un paso fronterizo que se potenciará a partir del 10 de diciembre.
Aunque el todavía senador del PJ manifestó a último momento su apoyo a la fórmula del Frente de Todos y el ex secretario de Industria de Domingo Cavallo mantuvo su prescindencia hasta el final, los puntos en común son muchos más de los que el presidente electo es capaz de reconocer en público. Después de vencer en sus provincias, se reunieron dos veces en El Panal de Córdoba y están en contacto permanente. De entrada nomás, el aumento de las retenciones que el equipo de Fernández diseña por estas horas obligará a los dos peronistas de la Región Centro a coordinar sus primeros movimientos y aunar estrategias.
En una economía sedienta de dólares, con una deuda monumental, el ex jefe de Gabinete preferiría no abrir una tensión prematura con el campo, pero no le sobran opciones. Casi como un acto reflejo, el gobernador de Córdoba se adelantó con su pedido de “cuidar al campo”, el martes pasado en Río Cuarto, y este sábado su provincia será la sede de la primera reunión agropiquetera de la era Fernández.
Acostumbrado a dilatar al máximo sus definiciones, al todavía senador de Rafaela no se le escucharon definiciones y todo indica que tratará de hacerse el distraído, pero su historia habla por él. Heredero y aliado de Carlos Reutemann durante el conflicto con el campo por la resolución 125, el entonces intendente Perotti estuvo entre los sectores que se fueron alejando del kirchnerismo sin retorno a partir de 2008 y 2009. Le tocaba gobernar un distrito clave, donde el peso de la producción agropecuaria y el cultivo de soja eran -todavía son- determinantes. En marzo de este año, fue unos de los pocos dirigentes del PJ que participó de Expoagro en San Nicolás y en junio pasado volvió a cuestionar las retenciones que ahora regresan otra vez como solución.
A PEDIR DE MACRI. Perotti y Schiaretti hubieran podido muy bien adaptarse a un segundo mandato de Macri en la Casa Rosada. Con el cordobés, el presidente que se va tuvo una convivencia muy parecida a una sociedad y con el santafesino tendió todos los lazos que pudo y hasta apostó a su victoria en la provincia cuando advirtió que el radical José Corral quedaba muy atrás de la contienda principal.
Durante los cuatro años de Cambiemos en el poder, la relación de Perotti con Miguel Ángel Pichetto fue tan estrecha y sus discursos de mano dura fueron tan similares que en Santa Fe algunos se sorprendieron cuando se convirtió en aliado nacional de los Fernández. Con pasado de gestión durante los años menemistas, los dos son emblemas del peronismo modernizador que soñó el señor gobernabilidad para la Nación: ese PJ prolijo que naufragó, se diluyó en el Frente de Todos o terminó amarrado en la costa de Macri.
Perotti y Schiaretti hubieran podido muy bien adaptarse a un segundo mandato de Macri en la Casa Rosada. El presidente que se va apostó a la victoria del rafaelino en Santa Fe.
Así como Schiaretti fue el gobernador favorito del Presidente y hasta provocó broncas y sospechas en el radical Mario Negri, Perotti se pegó a Pichetto y se encargó de votar todas las leyes del gobierno de los CEOS: el pago a los holdouts, el blanqueo de capitales que benefició a la familia presidencial, la reforma tributaria y -el kirchnerismo lo recuerda bien- los allanamientos al domicilio de Cristina que había pedido el intachable juez federal Claudio Bonadio. Fue ayer nomás, en agosto de 2018. Durante el debate por la despenalización del aborto, además, el rafaelino fue uno de los pocos que prefirió resguardarse en la abstención y no jugarse.
Si Schiaretti es el sobreviviente del experimento exitoso del cordobesismo que nunca pudo nacionalizarse -aunque lleva dos décadas invicto-, Perotti es el último descendiente del peronismo de Santa Fe que se repartieron Jorge Obeid y Carlos Reutemann durante 12 años, hasta 2007.
Al gobernador electo, conducir a su tropa no le será sencillo, como lo demostró María Eugenia Bielsa durante la campaña y como acaba de quedar testimoniado esta semana en la provincia. Lo contó Letra P: el bloque de senadores del PJ posó con Perotti pero después la mitad de sus miembros le desobedeció y le votó el Presupuesto a Miguel Lifschitz, el mandatario saliente. Fue clave Armando Traferri, el ignifugo senador de la ciudad de San Lorenzo que estuvo entre los que impulsaron a Alejandra Rodenas, la actual vicegobernadora electa.
Julio 2019, Córdoba. Perotti y Schiaretti, juntos por la prescindencia.
PUENTE DE PLATA. Los vasos comunicantes entre los dos gobiernos del PJ son indisimulables. Según contó el periodista Gabriel Silva en Perfil, Schiaretti puso a disposición de Perotti el know how del cordobesismo y hubo incluso funcionarios de distinto rango que trabajaron en conjunto con los equipos técnicos del peronismo de Santa Fe durante la campaña.
No sólo eso. En el distrito que el socialismo perdió después de 12 años, aterrizaron en 2019 dos hombres fundamentales del esquema de poder del PJ de Córdoba, el consultor Guillermo Seita y el empresario Horacio Miró. El dueño de Managment & Fit, la auditora de medios Ejes de Comunicación y la franquicia local de la CNN es la mano derecha de Schiaretti en Buenos Aires y tiene una relación simbiótica con el gobernador que nació durante los años del cavallismo. Este año, amplió su radio de influencia y fue vital en la campaña de Perotti: hoy tiene su teatro de operaciones activo a través de un delegado que se instaló en la provincia.
Lobista para todos. Guillermo Seita, puente subterráneo entre Schiaretti y Perotti.
Miró es un empresario que hizo sus primeras armas ligado a la UOM y llegó a Córdoba de la mano de José Manuel De la Sota. De extremo perfil bajo, es dueño de constructoras, encarna el poder económico del peronismo mediterráneo desde hace décadas y se movió hacia Santa Fe para garantizar el financiamiento electoral del ahora gobernador.
Aunque se conocen de memoria, comparten intereses y tienen sus oficinas en el barrio de Retiro, Miró y Seita pertenecen a tribus distintas y exhiben lógicas diferentes. Mientras uno opera al nivel de los medios y las relaciones políticas, el otro se encarga del financiamiento y es el dueño del vínculo con el mundo de los negocios. Esquivo para convertirse en “empleado” de Cristina como se mostró en la última semana, el senador Carlos Caserio heredó de De la Sota el respaldo del poderoso Miró, un empresario que se pone nervioso demasiado rápido cada vez que algún periodista lo menciona involucrado en causas resonantes.
Perfil bajo, apuestas altas. El poderoso Horacio Miró cruzó de Córdiiba a Santa Fe con aportes a la campaña de Perotti.
En las oficinas de Puerto Madero de Fernández, a Schiaretti lo critican bastante más que a Perotti, a quien consideran uno de los gobernadores más afines. Sin embargo, el nuevo mandatario de Santa Fe no pudo evitar la derrota del presidente electo en su provincia y en el Instituto Patria afirman que CFK lo bajó del escenario, la noche de la victoria del 27 de octubre, por ese motivo. Perotti ni siquiera pudo salvar el honor de Fernández en Rafaela, su pago chico: ahí Macri incrementó en un 10% su caudal de votos, superó el 60% y más que duplicó la cosecha del candidato peronista.
Para la etapa que viene, tanto el santafesino como el cordobés precisan del gobierno nacional. El gobernador de Córdoba tiene una provincia endeudada en dólares y espera que el próximo presidente cumpla con la deuda de obras que acumuló el que se va. El santafesino tendrá que reclamarle a Fernández los 12.000 millones de pesos que Macri le negó a Lifschitz de la Caja de Jubilaciones y ATN, sin contar el reclamo por coparticipación que debe resolver la Corte Suprema.
Difícil misión, el peronismo sojero y prolijo necesita que Fernández se pare en la moderación y tenga éxito. Nadie quiere volver a vivir un enfrentamiento entre el gobierno del PJ y los dos bastiones sojeros de la zona núcleo.
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