Una “invasión” de territorios y los dos votos que se escaparon en el Senado encendieron las alarmas en Unión por la Patria. La disputa por la lapicera, otra vez.
Por Sofía Caram.
Dos hechos de las últimas semanas pusieron en alerta a las tres terminales de Unión por la Patria y sacaron a la superficie viejas y nuevas diferencias. Por un lado, los votos de los senadores Edgardo Kueider y Carlos “Camau” Espínola a favor de la ley Bases. Por el otro, la incursión del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, en territorios gobernados por La Cámpora, como ocurrió con una firma de convenios en Quilmes, sin la presencia de Mayra Mendoza, y con un acto en Lanús.
En un peronismo sin conducción clara, en el llano a nivel nacional y con las esquirlas de la derrota electoral, la disputa es, ni más ni menos, por la estrategia para volver al poder. En el medio, el desafío de mantener la unidad en la era de un Javier Milei impredecible y desafiante de todos los límites.
Si algo podían exhibir en el peronismo tras el triunfo de La Libertad Avanza, era la cohesión de los bloques parlamentarios. Más allá de la prematura fuga de los tres diputados tucumanos que responden al gobernador Osvaldo Jaldo, el espacio no había mostrado fisuras de peso. Sin embargo, los dos votos que acompañaron la primera victoria legislativa de Javier Milei de quienes llegaron a sus bancas a través de una boleta peronista provocó un fuerte pase de facturas dentro del espacio. En una de las bancadas de “los 33” buscan minimizar el episodio. Prometen una cuota de olvido en caso de que ambos decidieran volver a alinearse en futuras votaciones. Nadie sobra. Cada voto cuenta.
Sin embargo, referentes de La Cámpora, como Horacio Pietragalla y Leila Chaher, arremetieron en sus redes sociales contra cada senador y senadora peronista que se diferenció del bloque y acompañó algún capítulo de la ley.
Listas y territorios
Si bien está en plena discusión y el futuro próximo en la Argentina es ciencia ficción, en UP algunos están convencidos que, más allá de los resultados, un armado amplio de cara a las próximas legislativas es crucial con miras al 2027. El dilema expuesto por lo ocurrido en el Senado es, precisamente, si esa construcción debe ir más allá de los límites del peronismo o si sólo los “puros” tienen que ocupar los lugares en las listas.
Así es como los dos episodios que hicieron crujir nuevamente a Unión por la Patria están conectados por un hilo rojo. La incursión de Ferraresi en territorios ajenos -explican cerca del intendente- tiene un objetivo claro: “Mover el avispero”. Creen que “la hegemonía y la falta de debate ya no sirven” para ganar elecciones. Así lo expresó el propio mandatario en el acto en Lanús, en respuesta a una advertencia de Mayra Mendoza. "El otro día escuchaba a alguien que decía que lo que nosotros hacemos va a traer consecuencias. Son justamente las consecuencias lo que estamos buscando, estamos buscando que haya consecuencias". Y advirtió: "Desde el año 2009 al año 2023, de ocho elecciones perdimos seis. Si no somos capaz de analizar por qué perdemos elecciones es muy difícil construir un triunfo electoral".
El jefe comunal es uno de los que cree que Axel Kicillof debe ser el emergente y el conductor del proceso para llegar a ser competitivo en las próximas presidenciales. Y se puso a trabajar para eso. Sin diálogo con CFK, el lunes estuvo en Quilmes y el viernes encabezó otro acto en Lanús, tierra gobernada por el camporista Julián Álvarez.
En la agrupación que lidera Máximo Kirchner lo ven como una provocación. En el Frente Renovador de un Sergio Massa que se mantiene en las sombras, “un error” que sólo genera rispideces. “No puede pasar que se paseen por distritos”, advierten en su equipo.
Para Ferraresi, sus movimientos apuntan a incluir a quienes -dicen- “siempre fueron excluidos”. En su entorno hablan de reinventarse y piden autocrítica para construir nuevas mayorías. “No hay que meter en las listas solo a los amigos”, repite una y otra vez el hombre de Avellaneda. El enojo con la agrupación de Máximo Kirchner es inocultable. “Hay uno que gobierna que sacó cinco millones de votos y otro que no hace nada y quiere ser jefe”, dijo ante la consulta de Ámbito un histórico dirigente hoy distanciado de la expresidenta. “¿Y qué proponen? ¿Qué Axel rompa?”. “No. Que se empodere. No podés ser presidente si no sos jefe en tu territorio”, responden.
Mientras tanto, en el entorno del gobernador Kicillof señalan que el diálogo con CFK sigue intacto, pero admiten que las diferencias con Máximo se mantienen. De hecho, el encuentro que iban a tener cara a cara para limar asperezas nunca ocurrió. Lo explican así: “No se han podido poner de acuerdo. Y el día que suceda no nos vamos a enterar. Sería lo más saludable”.
¿Y los cruces entre Mayra y Ferraresi? En La Cámpora dicen que Axel Kicillof no puede mantenerse al margen del conflicto, interrogó Ámbito a uno de los colaboradores que lleva el día a día del gobernador bonaerense. “Axel se mantiene al margen. No va a intervenir ni va a opinar. Que cada uno se haga cargo de lo que dice y lo que hace. Es una chiquilinada pretender que Axel intervenga. Esto no es un jardín de infantes. Gobernar la provincia es un quilombo”. Visiblemente irritado, agregó: “Si a Mayra o a Máximo les molesta algo de Ferraresi que se sienten, se junten y resuelvan. No lo pueden meter a Axel en el medio. Que arreglen las diferencias como gente grande que hace política”.
Si bien Ferraresi dice trabajar para la candidatura de Kicillof, en el equipo del gobernador se despegan de sus movimientos en los territorios camporistas: “Nosotros nos hacemos cargo de lo que hacemos nosotros. El plenario de Florencio Varela, por ejemplo, es nuestro. El resto, no”, afirman.
Tour nacional de Kicillof
Mientras tanto, Kicillof prepara su desembarco en dos provincias amigas. A principios de julio visitará La Rioja y más adelante, La Pampa. Serán dos nuevas fotos que sumará al álbum de la construcción nacional (ya pasaron Chubut y Santa Fe). En el armado del bonaerense piensan en los partidos provinciales que quedarán conformados tendrán un rol preponderante en 2027 y creen que los gobernadores no tendrán de terminal a Javier Milei.
Sergio Massa, por su parte, mantiene perfil bajo y demora su salida a escena. En su entorno le piden empezar a dar señales y le dicen que “no sirve más quedarse callados”. Pero advierten que el salir a hablar debe tener contenido para interpelar con una propuesta de futuro y hablarle a la gente.
En eso trabajan los principales dirigentes del espacio, incluida Malena Galmarini, desde la Fundación Encuentro. Línea de discurso y programas. Amalgamar las discusiones internas y estar firmes en la unidad. Todo eso. También quedó demorada la publicación del libro del exministro de economía y candidato presidencial, aunque, dicen, “es inminente”. La presentación será junto a Jorge Asís.
En medio de las tensiones, sin embargo, el análisis que hacen desde uno de los bloques peronistas del senado sobrevuela el minuto a minuto y traza un paralelismo con el 2016, cuando al espacio también le tocó perder una elección presidencial en segunda vuelta. Creen que, a pesar de las fugas puntuales, están mejor posicionados que en los inicios del gobierno de Mauricio Macri. Con los bloques más sólidos y “más claridad política de oposición firme”. Los recuerdos abundan. Durante el macrismo el peronismo no estaba unido. Juan Grabois y los movimientos sociales tenían terminales con la entonces ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley y Massa viajaba a Davos con Macri, antes que lo apodara “ventajita”.
El factor que juega en contra ahora -admiten- es el recuerdo vívido de la mala experiencia del gobierno del Frente de Todos. “Igual, el peor gobierno nuestro es mejor que cualquier gobierno de ellos”, aseguran. Y, a pesar de las diferencias y las discusiones a cielo abierto, también se entusiasman: “Si no hacemos macanas, el próximo gobierno debería ser peronista”.
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