En una entrevista con LPO, el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, cuestiona las internas en la provincia. "No quiero estar en el lugar de quién la tiene más larga", dice.
Por Cristian Lora.
Ariel Sujarchuk es de los intendentes que salen a hacer planteos concretos cuando el peronismo entra en profundas crisis. Asegura que la situación que atraviesa hoy el partido es mucho más grave que la de 2016, cuando se perdió la presidencia frente al PRO.
"Acá se termina un gobierno peronista cuestionado por el propio peronismo. No terminamos con la misma relación con la sociedad con que se terminó en 2015", dice durante una entrevista con LPO en un bar de Palermo.
El intendente de Escobar detalla algunos roces con el gobierno de Axel Kicillof, puntualmente con el ministro de Seguridad, Javier Alonso. "No hay que enamorarse tanto del helicóptero. Hay que ver lo que está pasando en la calle", asegura en una indirecta al funcionario.
Para Sujarchuk, la seguridad siempre fue un eje central de su gobierno en uno de los distritos del norte del conurbano. La discusión con el gobierno provincial tiene que ver justamente con su proyecto para que los municipios puedan contar con Policías Municipales. "Es una tendencia mundial, no es un capricho escobarense. No es en contra de un funcionario de turno, que en definitiva es eso: un funcionario de turno", asegura.
¿Cómo está el peronismo?
Mal (risas). Veo que estamos en un proceso de erosión entre nosotros mismos. Un proceso de discusiones en torno a quién administra una lapicera que cada vez tiene menos tinta.
Algunos quieren hacer la sindicatura de kirchnerismo, otros se plantean quién arma la lista. Pero estamos ausentes de espacios serios y atractivos para la gente. Con criticar a Milei no alcanza. La gente está harta de la crítica. Tiene que venir una renovación importante.
¿Dirigentes jóvenes?
Creo que el dirigente del futuro no tiene que ver solamente con la edad, sino con alguien que hable, mire y construya desde el futuro. El pasado y el presente es parte de tu bagaje, de tus desigualdades. Pero las sociedades tienen que hablar de lo que va a venir. El dirigente del pasado es el que siempre mira por detrás o el que quiere volver para atrás. Al 2015 no hay chance de volver. Pasaron 10 años.
¿No cree que ahora el peronismo atraviesa la misma crisis que atravesó en 2016?
No. Ni parecida. En el 2016 se pierde una elección, pero no se pierde una identidad política. Acá se termina un gobierno peronista cuestionado por el propio peronismo. Un gobierno donde no terminamos con la misma relación con la sociedad con que se terminó en 2015.
Y la crisis que se expone ahora públicamente en torno a las situaciones del ex presidente nos erosiona aún más. Un sector que estuvo siempre bajo el paraguas de Cristina, ahora la cuestiona. Y esos cuestionamientos, insisto, son cuestionamientos en torno a la distribución de una lapicera que cada vez tiene menos tinta.
Se refiere a la interna entre Kicillof y Máximo Kirchner.
Axel, Máximo y también otros intendentes. Yo digo que esa discusión, que es razonable y que es parte de la política, va a hacer que la gente nos mire cada vez con más deprecio.
Nosotros tenemos que dar la discusión sobre cómo saneamos los problemas de la gente. De la economía, del trabajo. Cómo hacemos un Estado más práctico. Cómo ser parte de la innovación que necesita el Estado y que necesita la sociedad en torno a la revolución digital, un área que el peronismo está prácticamente ausente.
En el 2016 se pierde una elección, pero no se pierde una identidad política. Acá se termina un gobierno peronista cuestionado por el propio peronismo. Un gobierno donde no terminamos con la misma relación con la sociedad con que se terminó en 2015.
Tenemos que resolver cómo trabajamos la seguridad de otra manera porque así como está no da las respuestas a la sociedad necesita. Cómo, a pesar de las diferencias políticas que podemos tener con el gobierno de la Ciudad, construimos un cinturón de seguridad en el AMBA para atender los problemas de inseguridad que hay en los límites.
¿Desde dónde se debe empezar a dar esa discusión? ¿Desde el PJ?
No.
¿No cree en el partido?
No. Sí. Totalmente. Yo soy el presidente del Partido Justicialista de Escobar. Pero el Partido Justicialista nunca fue utilizado para esto. Entonces, hoy sería cargarle más tintas a la interna decir que tenemos estos problemas porque no se discuten ahí.
Los ámbitos son muchos. No sé: los gobiernos nacional, provincial y municipal. Las universidades. Institutos, entidades, fundaciones. En general en el PJ se debate la herramienta electoral. Es una herramienta de construcción de poder.
¿Cómo es su diálogo con Kicillof?
Mi diálogo con el gobernador es fluido. Creo que él como gobernador tiene que tratar de trabajar junto con el presidente del PJ bonaerense en un espacio integral distinto al que se está produciendo ahora. Yo no comparto la acumulación de fotos como herramienta de medición política. No quiero estar en el lugar de quien la tiene más larga. La verdad es que quiero estar enfocado en construir una propuesta distinta en torno a la gente. No estoy cómodo con este método.
¿Se siente sólo en esa postura?
No, no. Hay varios que comparten esto. Lo que ocurre es que los intendentes tienen muchos problemas reales en el día a día. Pero la verdad es que no tenemos ganas de engancharnos en este método. Quizás tengamos que generar autocrítica por estar mucho en la discusión local y no llegar a la discusión provincial o nacional. Pero en las reuniones que tengo, la gran mayoría asegura que tenemos que volver a una política del sentido común.
Kicillof habla de esto de las nuevas canciones, las nuevas melodías. ¿Eso no tiene en algún punto que ver con lo que Usted está planteando? ¿Con una renovación?
No sé qué significa eso. No creo.
¿No quiere interpretar a Kicillof?
Bueno, yo no soy el exegeta de Axel, eso es seguro. A mí me gustaría, sinceramente, que esta interna se resuelva como corresponde. Yo no soy parte de la interna, no me la cargo, pero sí sufro las consecuencias.
A la sumatoria de actos para ver quién junta tres o cuatro manos no me prendo. Tengo muchos quilombos en Escobar, muchos temas que requieren mi atención allá. Quién junta cinco intendentes de un lado, cuatro diputados del otro. Quienes, como la TEG, quieren robar más fichas a un lado o conquistar un territorio, la verdad es que eso es vintage.
A mí me gustaría, sinceramente, que esta interna se resuelva como corresponde. Yo no soy parte de la interna, no me la cargo, pero sí sufro las consecuencias.
¿Pero de los actos con otros intendentes en Casa de Gobierno participa?
Por supuesto. Tengo una responsabilidad institucional, como también la tiene el gobernador. Fui electo con más de la mitad de los votos de mi ciudad para que a los escobarenses les vaya a cada vez mejor. Desde ahí voy todas las veces que sea necesario a ver al gobernador y a sus ministros.
Porque justamente esa es la tarea. Nadie se tiene que ofender por eso, que es una enorme responsabilidad. También tenemos que intercambiar experiencias. Por ejemplo, en la transformación de la policía tuve diálogos con muchos compañeros del peronismo, con el ex ministro Sergio Berni, con el ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. Fui a Córdoba a ver la experiencia de ellos que es interesante. Porque el saber lo construís en torno a la diversidad, no a partir de la homogeneidad. Y sobre eso uno toma decisiones.
Discutir entre nosotros en clave interna es un camino a destrucción. Que se resuelva, yo qué sé. Si a mí no me toca nada (en el reparto de lugares en las listas) me joderé. Pero no voy a ser partícipe necesario de algo que para mí es nocivo.
Yo voy a construir desde aportar propuestas e ideas que contribuyan. Y eso es lo que a mí me duele: que alguien se sienta mal o inseguro porque yo voy caminando con una idea. ¿Bueno, soy presidente del PJ de Escobar, congresal del PJ Nacional, intendente electo en dos oportunidades y no puedo proponer ideas?.
¿Pero lo cuestionaron puntualmente por proponer ideas? ¿Eso genera malestar?
Bueno, hay muchas maneras de cuestionar.
Trascendió que tuvo un roce con el ministro de Seguridad, Javier Alonso.
Así es. Fue así. Pero bueno, no hay que ponerse nervioso.
¿Se resolvió ese tema?
Sí, lo hablé con Axel. Axel tuvo la actitud que tiene que tener como jefe político, que es ordenar esa discusión. Acá no puede haber problemas personales, ni caprichos.
Yo duermo tranquilo porque sé que todas las noches dejo lo máximo posible por mis vecinos. Trabajo bárbaro con todos los ministros de la provincia y con el ministro Alonso no tengo ningún problema personal.
Escobar necesita respuestas concretas que no pueden estar en torno a estados de ánimos. Porque la seguridad es mucho más importante que el estado de ánimo de cualquier dirigente.
Pero bueno, el distrito necesita respuestas concretas que no pueden estar en torno a estados de ánimos. Porque la seguridad es mucho más importante que el estado de ánimo de cualquier dirigente.
Axel lo entendió muy bien y tomó las acciones correctivas necesarias. Porque yo no soy parte de la gestión, pero sí fui parte de ese triunfo. Yo contribuí a que Axel sea electo y reelecto entonces merezco el trato que me corresponde por ser arquitecto de esa victoria.
¿Entonces esas diferencias con Alonso quedaron resueltas?
Eso espero. Y si no pasa, por mi responsabilidad institucional, no me lo voy a callar.
La Policía Municipal es una tendencia mundial, no es un capricho escobarense. No es en contra de un funcionario de turno, que en definitiva es eso: un funcionario de turno. Nadie es el rey de Roma, ni yo ni nadie.
¿Y cuál fue el origen del conflicto?
Nosotros estamos proponiendo que por ley se cree la Policía Municipal, una división de la policía bonaerense formada por la Escuela Vucetich. Es un proyecto que trabajamos muchísimo. Es una tendencia mundial, no es un capricho escobarense. No es en contra de un funcionario de turno, que en definitiva es eso: un funcionario de turno. Nadie es el rey de Roma, ni yo ni nadie.
No hay que enamorarse tanto del helicóptero. Hay que ver lo que está pasando en la calle.
Incorporar tecnología e inteligencia artificial para la prevención del delito. Trabajar mejor las fronteras de la provincia. Escuchar más a los que estamos todo el día en la calle para entender lo que está pasando cuando a un trabajador le roban en la parada del colectivo. No tenemos que ser cómplices. Hace falta actuar con claridad, con firmeza.
En este proyecto estamos dispuestos a aportar financiamiento. A diferencia de otros modelos, esto incluye la posibilidad de que los municipios financiemos parte de los recursos.
Como en este momento el gobierno de la provincia no tiene recursos, nosotros estamos proponiendo una herramienta que nos va a ayudar a mejorar la seguridad en la provincia.
¿Lo habló con Sergio Berni?
La verdad es que a Berni le pareció una buena idea. Trabajé esto con él. Es una idea que funciona en muchos lugares. Es hacer Estados más eficientes, que es lo que la sociedad nos reclama hoy.
¿Pero esa Policía Municipal no es la misma que crearon Daniel Scioli y Alejandro Granados en 2014?
No. Es otro modelo. Lo que crearon Scioli y Granados fue una primera experiencia que tuvo aristas positivas y otras perfectibles. Pero que si esa primera experiencia no hubiese existido hoy no tendríamos contra qué contrastar.
Esta reversión plantea que sea una división de La Bonaerense, que tenga continuidad, que tenga grado de formación, que tenga posibilidad de financiamiento municipal, que interactúe de manera más eficiente con las guardias urbanas locales. Bueno, es mirar un poco experiencias que están pasando en otros países de Latinoamérica. México es un buen ejemplo de cómo ir solucionando problemas históricos.
De algún modo, el esquema que inició Berni y continuó Alonso es totalmente opuesto. La idea de apuntalar un grupo de Elite (la UTOI) que responda sólo al ministro, ni siquiera a los comisarios.
Las dos herramientas son necesarias. De ninguna manera una puede sustituir a la otra. Pero además municipios como Tigre, Escobar, Pilar, Malvinas Argentinas, invierten fortunas en Seguridad. Si a esa inversión le damos un marco institucional y orgánico, se vuelve mucho más eficiente.
Pero además, hay que empezar a visualizar con inteligencia nuevas herramientas como las armas de baja letalidad que existen ahora, que pueden ayudar muchísimo a prevenir delitos. La sociedad cambió, la política tiene que cambiar en torno a los cambios que la sociedad tuvo.
¿Cómo ve el gobierno de Milei?
Bueno, es un gobierno que sabe interpretar el enojo de un sector de la sociedad. Ellos expresaron ese enojo sin filtros durante la campaña. Así como la gente expresa su enojo en los bares, en sus casas, en los clubes, la dirigencia hace lo mismo y Milei lo supo canalizar.
Pero además, todavía es más alto el enojo con el gobierno que se fue, que los problemas que hoy tiene la gente con el gobierno libertario.
A su vez un sector importante de la sociedad cree en que era necesario un ajuste, cosa que parcialmente yo también lo comparto aunque no en la forma y la magnitud en que se está haciendo.
Un sector importante de la sociedad cree en que era necesario un ajuste, cosa que parcialmente yo también lo comparto aunque no en la forma y la magnitud en que se está haciendo.
Por lo tanto, Milei transita estos primeros meses con alternancias positivas y negativas en torno a la política, pero con una gran capacidad de reajustarse a sí mismo
Además, creo que luego de estos meses de un ajuste muy profundo, la imagen del gobierno se mantiene en niveles bastante aceptables y sobre todo parecidos a los que tenía en diciembre.
¿Lo asombra que mantenga la imagen alta?
No, porque las imágenes se componen de las virtudes propias y de las debilidades ajenas. Y hoy el partido de la antipolítica, que es el oficialismo, es el único que está fuerte. El resto de los partidos, el PRO, la UCR y el peronismo, están en una crisis muy profunda de diferentes magnitudes y por distintas razones. Por lo tanto, la gente no encuentra tampoco una alternativa frente a lo que es el oficialismo actual.
Pero te agrego un dato más. Todos los gobiernos, municipales, provinciales, nacionales, cuando asumimos, tenemos una carta de crédito de la gente, aún de aquellas personas que no nos votaron. Porque la gente, en definitiva, quiere que quien gana le vaya bien.
¿Y se puede saber cuánto dura esa carta de crédito?
Siempre se dice que son 180 días. Pero creo que han cambiado los tiempos para todo. En la era del click las cosas son mucho más rápidas. Hoy la conversación digital está prácticamente dominada por el gobierno, especialmente por el Presidente.
Creo que el peronismo lleva adelante una conversación muy endogámica, de interna, que lo aleja de la sociedad. Por lo tanto, hasta que esa conversación lo vuelva a conectar con buena parte de la gente, el peronismo no se va a volver a vincular con la sociedad.
¿Y cómo lleva adelante esa conversación digital la oposición?
Yo creo que lleva adelante una conversación muy endogámica, de interna, que lo aleja de la sociedad. Por lo tanto, hasta que esa conversación lo vuelva a conectar con buena parte de la gente, el peronismo no se va a volver a vincular con la sociedad.
Mirá, cuando el peronismo se vincula con la gente pasan cosas distintas. como lo que fue la marcha universitaria. Cuando esa conversación fue hacia un problema concreto vinculado al desfinanciamiento de las universidades la gente reaccionó de manera inmediata. Aún muchos de los que están con el gobierno se manifestaron en contra de esos recortes. Por lo tanto, creo que vamos a un estilo de política de intermediaciones con la sociedad completamente distinto del que había hasta ahora.
Usted recién hablaba del ajuste. ¿Cómo les impacta a los intendentes del conurbano los recortes, en particular en la cuestión social?
En principio tuvimos que tomar medidas de restricción de gastos. Eso se puede ver en todo lo que es obra pública. Hay obras que estaban avanzadas entre el 80 y el 90% que hoy están paralizadas.
Existe un compromiso por parte del gobierno de retomarlas. Estamos manteniendo reuniones con el gobierno para que esas obras se culminen. Algunas que son realmente muy importantes, como las hidráulicas que solo falta el 2% de los trabajos. Otras se tendrán que conversar.
También nos corresponde a nosotros repensar cada vez que se inicia un gobierno qué es lo que quiere la sociedad. Por lo tanto, para mí también es un empezar de nuevo. Dejar de mirar para atrás y mirar para adelante para el futuro.
Hoy interpelamos la sociedad desde las nuevas tecnologías, desde la revolución digital. La interpelamos desde cambios profundos que le vamos a proponer a nuestros vecinos en materia de seguridad, la interpelamos desde modificaciones en el sistema de educación, de salud.
Eso implica una reforma en cómo gobierna el Estado.
Es que también la gente en este momento demanda un Estado que sea distinto al que conseguimos nosotros muchos años. No tiene que ver con la ampliación o reducción de derechos, sino con un Estado presente pero no omnipresente. Y que esté presente pero que me resuelva las cosas casi sin sentir que me entorpece. Por eso también nos debemos un repensar sobre cómo administramos y accionamos el Estado en función del ciudadano.
¿Existe entonces un cuestionamiento al Estado que proponía el Frente de Todos?
Hay nuevas maneras de gestionar. El impacto que tienen las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, la revolución digital, modifica al Estado. Lo digo con todas las letras: antes el "Estado presente" suponía tener oficinas en todos los lugares. Ahora quizás no es necesario. Lo importante es que tengamos presente que hay que llegar a toda la gente. Y la manera de llegar quizás no es con una oficina a la vuelta. Y esto no significa que no tiene que haber ninguna.
Mencionaba lo de las obras ¿Eso se encaminó ahora con la llegada de Franco a la jefatura de gabinete? ¿Mantienen reuniones con él?
Nos vamos a reunir en los próximos días con Franco para hablar sobre eso. Existe un compromiso del gobierno de culminar por lo menos alguna de esas obras y confiamos que se honren esos compromisos.
Son obras muy importantes, obras bien ejecutadas. Hay que reconocer todas las cosas que están bien hechas y que un pequeño aporte más permitiría finalizarlas.
Además existen otras, por ejemplo una de AySA que tienen financiamiento internacional y que están paralizadas. Es una pena porque los recursos para terminarla no siquiera salen del Tesoro Nacional.
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