Por Agustín “Piraña” Colovos
A Norberto Galasso, que en los noventa sus libros nos hicieron conocer el Pensamiento Nacional.
“La Patria no es una comunidad abstracta aunque esto hiera a los santos idealistas. La Patria es una fracturación dolorosa. Una oposición real, áspera, cotidiana, de las clases sociales nacionales y antinacionales entre sí. Y esta lucha ordena desentronizar a la antipatria en sus múltiples e inconsútiles manifestaciones económicas, políticas y culturales.” Juan Jose Hernandez Arregui. “Nacionalismo y liberación” (1969)
“El que no está a la altura de su deseo, decía la Coca, ese es uno a quien el mundo puede llamar cobarde”. Ricardo Piglia. “Respiración Artificial” (1980)
Pequeño introito
Parece como si este año fuera interminable. 2020, el año de la pandemia del Covid-19, el año de la crisis más rápida y profunda que el sistema capitalista mundial tuvo en toda su historia.
El año donde se nos fue el Diego y ahora Pachorra Sabella, el año donde murieron hasta ahora más de 40000 argentinos de coronavirus, a pesar de que ninguno se quedó sin cama ni respirador, como sí pasó en otros países del mundo, inclusive del llamado “primer mundo”.
Pero también fue el año de la solidaridad del pueblo con el pueblo, desde los trabajadores y profesionales de la salud, pasando por todos los trabajadores esenciales, de la industria, del transporte, del comercio, de la educación,entre tantos otros, que le pusieron el pecho a la pandemia. También fue el año de las ollas populares en los barrios, que se siguen sosteniendo hasta hoy, con la militancia abnegada y silenciosa de miles de compañeros y vecinos anónimos. Esa es la masa popular y trabajadora que nos da la esperanza para la pospandemia.
Pensaba, que detrás de cada cifra, de cada estadística, hay una vida, una familia, proyectos y sueños de cada ser humano que deja de existir, por lo menos en el plano material y corpóreo.
Este artículo, tiene que ver con estadísticas y números, por eso aclaro, que estas herramientas de análisis social, solo tienen sentido si las miramos sabiendo que esos números cuantifican nuestra vida misma y, además, representan intereses de distintas clases sociales en pugna.
Vida Cotidiana, el Indec y la UCA
Villa Tesei, carniceria sobre avenida Vergara y Pedro Díaz.
Esas carnicerías típicas del conurbano que son de algún frigorífico, donde los carniceros son empleados y no dueños, de esas de carteles fosforescentes con ofertas…
Uno de esos carteles llamo mi atención y obviamente la de mi bolsillo y porque no también la de mi estomago: 2Kg de Osobuco 300 pesos. Hay varias formas de cocinar el osobuco para que quede delicioso, pero eso no es tema de este artículo. La cosa es que cuando me acerco y hago la fila para ingresar al comercio respetando el auto cuidado, leo los otros carteles con los precios y ahí viene la sorpresa y al segundo, la tristeza.
Los más llamativos, los del asado y el vacío, a 530 pesos, y 580 respectivamente ¡terrible!, los demás cortes populares, no bajaban de 400 y pico de pesos. El pollo, que nos viene acompañando hace unos cuantos años, pasó de 90 pesos el kilo a 130!!!. Todo esto lo confirmé en distintas carnicerías de William Morris también.
A raíz de mi indignación, me puse a pensar, ¿por qué los argentinos casi no podemos comer carne, siendo esta no solo fuente de proteína, sino también parte de nuestra cultura gastronómica y hasta de nuestra identidad como pueblo? ¿Porque los alimentos aumentan tanto? Si el dólar está bajando, las tarifas de los servicios aún están congeladas, el combustible aumentó, pero no sideralmente, como para justificar esta inflación galopante. Puja distributiva casi no hubo, los salarios aumentaron más que modestamente y aún se están cerrando paritarias, por lo que echarle la culpa de los aumentos de precios al aumento de salario tampoco cierra. La explicación tenía que venir por otro lado.
Dado estos aumentos indiscriminados y descontrolados, el informe de la semana pasada del Observatorio Social de la UCA es contundente y se suma al del mercado de trabajo del Indec de fines de septiembre: El 44,2% de los argentinos están bajo la línea de pobreza y el 10,1% debajo de la línea de indigencia. Hay un dato más grave aún: el 64,1% de los niños, niñas y adolescentes habitan hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza.
No obstante, sabemos que sin la AUH, el IFE (que no esta más increíblemente), la tarjeta Alimentar y el resto de los subsidios, la indigencia hubiera sido el doble y la pobreza hubiera trepado al 53%.
En simultáneo a este aumento de la pobreza, la ong Oxfam estimó que en nuestro país, la fortuna de los mil millonarios aumentó de u$s 8800 millones a 11200 millones de dólares durante la Pandemia. Si, adivinaron, los ganadores de siempre, los empresarios de la AEA, los Bancos, los exportadores del complejo agroindustrial, los laboratorios farmacéuticos y las empresas de servicios públicos privatizadas.
Este dato, comenzó a esbozar ciertas respuestas a los aumentos criminales de los precios. Tenía que ser una respuesta que viniera del lado estructural de la economía argentina, no era un problema sólo coyuntural.
A todo esto debemos sumarle, las alarmantes cifras de desocupación. La última da un 13% es decir casi 1.400.000 personas buscan y no encuentra empleo, y si le sumamos los que el Indec no cuenta como desocupados, porque ya no buscan trabajo, el desempleo en la argentina está en un 20%, casi cifras similares a las de 2002.
Un país así, un mundo así, es inviable, es violento en sí mismo, no es una comunidad organizada. Es una sociedad que genera la exclusión de sus hijos y desigualdad permanentemente. No podemos tolerar, ni acostumbrarnos a esto.
Juan Jose Hernandez Arregui
Buscando respuestas a todo esto volví a releer un libro imprescindible del Pensamiento Nacional. Estoy hablando de “Nacionalismo y Liberación” aparecido en junio del año 1969, del autor cuyo nombre lleva el título de este apartado.
Seria muy extenso citar todo lo interesante que Hernandez Arregui nos explica en el texto, pero recomiendo fervientemente a la militancia leer los capítulos 5 y 6 titulados: “El neocolonialismo y la industria nacional” y “La preponderancia imperialista, los sindicatos y la política argentina actual”, ambos capítulos hacen un recorrido desde, el fin de la Segunda Guerra Mundial, donde la potencia vencedora del lado occidental es decir los EEUU, abandona el patrón oro que regía las relaciones comerciales entre todos los países, para pasar al patrón dólar, moneda que solo ellos imprimen. Para eso y para endeudar a los países, sobre todo dependientes como el nuestro, se crea el FMI.
El Fondo Monetario, mediante el otorgamiento de créditos se preserva la subordinación de los países deudores, así este organismo internacional se erige como el gigantesco poder político impersonal del dominio mundial de un puñado de potencias, todas ellas conectadas a la economía de las colonias y semicolonias. El objetivo es, con el pretexto de paliar o nivelar el desequilibrio del país deudor, impedir en los mismos toda política autónoma e independiente.
Este llamado “desequilibrio crónico”, es una de las técnicas utilizadas por las naciones avanzadas, para contener la industrialización de los países dependientes como el nuestro.
Tienen muchas triquiñuelas económicas para ahogar a nuestros países, como manejar el precio mundial de las materias primas, hoy llamadas commodities, principal fuente de divisas de los países atrasados, y así manejar las exportaciones e importaciones como a ellos les plazca.
Las devaluaciones, son otro método perverso que utilizan para generar inflación, para destruir el mercado interno, principal destinatario de la industria nacional.
Otro de los sofismas creados por la propaganda imperialista es el de la eficacia de las inversiones de capitales privados extranjeros, a esto Hernandez Arregui lo llama la “estafa del desarrollismo”. ¿Por qué?
Los capitales extranjeros, remiten sus ganancias a sus países de origen, con la consecuente disminución de las reservas en divisas, muchas veces apropiándose a través de los bancos también extranjeros del ahorro nacional, que no es otra cosa que trabajo nacional acumulado. Es decir estos capitales imperialistas son un factor de anti-progreso del país, pues deforman su economía solo para privilegiar sus intereses, que no es otra cosa que su tasa de ganancia.
A veces se busca una solución parcial, la intervención del Estado para regular a estos capitales, pero difícilmente estos acepten las reglas y los reclamos del país nativo.
En los países liberados del yugo colonial, solo el Estado puede planificar la economía industrial y nacional fijando las prioridades que considere como estado soberano; esta fue la experiencia peronista en el poder, la de lograr una autosuficiencia industrial, gracias a una clase obrera organizada y competente y con poder político. Esto demuestra que no es lo mismo industrialización que “industrialización nacional”.
Una industrialización no es nacional, si su planificación no responde a las necesidades totales del país como unidad geográfica y demográfica. A su desarrollo armónico e integral como comunidad. Estas tareas no pueden estar en manos de monopolios u oligopolios extranjeros.
Hasta aquí algunas ideas, muy resumidas de Hernández Arregui escritas en 1969; también similares ideas y diagnósticos y sus posibles soluciones la encontramos en otros pensadores nacionales como Raul Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche y demás patriotas.
Es impresionante lo actual del debate que plantean estos pensadores, entre peronismo y desarrollismo, que desde Radio Gráfica se viene retomando con urgencia, con Gabriel Fernandez, Lucas Molinari, Leo Martin, Manu Rivas y demás compañeros, entendiendo que la ideología desarrollista es hoy hegemónica en la conducción política del Frente de Todos. Esto determina su política. Solo los trabajadores/as (siempre digo los ocupados y desocupados y el precariado ) podemos dar vuelta esta situación, teniendo un programa estratégico que contenga a todos los sectores oprimidos por los monopolios y el imperialismo.
De la teoría a la práctica, o como un país es dependiente y como tener el gobierno no es tener el poder.
*Argentina este año batió record de exportación de carne vacuna. En los primeros seis meses de 2020 se enviaron 415.000 toneladas versus las 345.000 toneladas en igual periodo del año pasado. el valor de la tonelada promedio de los cortes de exportación ronda los u$s 10.000. Lo que queremos decir con esto es que se está privilegiando más la exportación que el consumo interno de carne vacuna. Sin regulación ni planificación estatal estamos pagando en las carnicerías a precio de exportación, o sea en dólares, cuando nuestro salario está devaluado y en pesos. No está discriminado un precio de exportación y otro para mercado interno, de aquí viene el precio exorbitante de la carne, no de la maldad de los carniceros. Esto es Desarrollismo.
Aquí los principales frigoríficos que acaparan la carne y la exportan:
-Quickfood s.a (Marfrig)
-Frigorifico Rioplatense s.a.i.c.i.f
-Azul natural beef
-Santa giulia s.a.i.c
-Frigorifico Gorina s.a.i.c
-Swift argentina s.a
-Friar (Vicentin)
-Sa Carnes pampeanas (cresud)
-Coto
Nombres de empresas que se benefician a costa de que nosotros comamos menos carne vacuna. Vemos como las cifras toman vida.
Algunos datos más de los monopolios que manejan la alimentación de los argentinos:
*Aceite comestible: 80% acaparado por Molinos Río de la Plata y AGD de Urquia.
*Enlatados: 78% lo produce Arcor de Pagani.
*Yerba Mate: 50% depende de Las Marías, Hreñuk, Molinos Rio de la Plata.
*Cervezas: multinacionales Quilmes, Cicsa y Isenbeck, se reparten el mercado a través de las marcas: Quilmes, Schneider, Heineken, Stella Artois, Brahma, Warsteiner, entre otras.
*Azucar Blanco: 75% lo produce Ledesma.
*Galletitas: Bagley del grupo Arcor y Kraft-Mondelez controlan el 60% del mercado.
*Panificados: Bimbo (multinacional) controla el 80% del mercado a través de las marcas Fargo, Bimbo y Lactal.
*Leche: La Serenísima y Sancor controlan el 82% del mercado.
*Gaseosas: Coca cola y Pepsi a través de sus distintos productos controlan el 80% del mercado.
*Productos de Tocador y Limpieza: 4 empresas multinacionales (Unilever, Johnson y Johnson, Procter y Gamble y Reckitt Benckiser) controlan el 83% del mercado.
*Pañales: Kimberly Clark, Procter & Gamble y Papelera del Plata monopolizan el mercado.
Super Mercados oligopólicos que comercializan estos productos de los monopolios:
*Grupo INC s.a: Carrefour, Dia y Carrefour express, 600 bocas de expendio.
*Cencosud S.A: Jumbo, Disco, Super vea, 280 bocas de expendio.
*Coto Cicsa: 113 bocas de expendio.
*Walmart Argentina (ahora del empresario Francisco de Narvaez): Walmart, Changomas, Changomas Express, 61 bocas de expendio.
*Grupo S.A, importador y exportador de la Patagonia (de los Braun-Peña): La Anónima, Quijote, Bests, 112 bocas de expendio.
Principales exportadores de Granos, es decir la oligarquía terrateniente hoy llamada “pooles de siembra” o el complejo agro-industrial.
*Cofco (Nidera-Noble).
*Cargill.
*ADM (Toepfer)
*Bunge.
*AGD.
*Vicentin
*Molinos Agro
No solo exportan, sino que también controlan puertos como el de Rosario y San Lorenzo y la Marina Mercante, también. El Estado no controla nada de esto, y es la principal entrada de divisas hoy en el país. No solo eso, sino que el gobierno le bajó las retenciones para que liquiden las cosechas y no pasó nada. Estas empresas solo especulan y encarecen los alimentos para nuestro pueblo. Recomiendo el documental de Vicentin y la entrevista de Lucas Molinari al compañero del Sindicato de Aceiteros, Cristian Montaño, del día 9 de diciembre, día en que los compañeros realizaron una huelga general de todo el complejo oleaginoso argentino. La mirada nacional del sindicato de aceiteros marca un camino.
Los recursos básicos no alimentarios también están en manos de monopolios
Para no aburrir más, terminaremos diciendo que la siderurgia, los aceros planos y en barra lo acaparan dos empresas multinacionales, Techint de Paolo Rocca y Acindar del grupo Arcelormittal, el aluminio es 100% de Aluar de la Familia Madanes Quintanilla, las empresas de producción y transporte de energía, sea eléctrica o de gas, están en manos privadas, sobresaliendo el empresario Marcelo Mindlin, los laboratorios farmacéuticos, también son oligopolios de la mano de Roemmers y Bagó, entre otros, la mega-minería también está en manos extranjeras, como así también, salvo YPF, la producción de Hidrocarburos, como la industria quimica y petroquimica (Plástico), etc.
Hasta los aeropuertos, los puertos, los elevadores de granos y la marina mercante están en manos privadas, en su mayoría extranjeras. Ni hablar de los bancos en un 90% extranjeros.
A un año del gobierno del Frente de Todos y la carta de Cristina
En la conferencia de la UIA el jueves 3 de diciembre, Alberto Fernandez dijo: “Yo creo que es un momento fundacional del país”, creo lo mismo, lo que sí creo también es que no se puede pedir peras al olmo, creo que para salir adelante necesitamos un diagnóstico certero de lo que es la estructura económica dependiente de nuestro país, y que si no la cambiamos, la democratizamos, no hay salida.
El desarrollismo es una versión de la teoría del derrame, es decir crecemos y va a derramar para abajo, que vengan inversiones extranjeras que nos van a salvar.
Todo el Pensamiento Nacional y hasta el sentido común histórico refutan esta teoría. Un país dependiente como el nuestro, tiene que hacerse de los recursos básicos de la economía.
El peronismo siempre fue una economía mixta, estatal- privada con la pequeña y mediana empresa. Pero el Estado Soberano junto con las organizaciones libres del pueblo planificaba la economía nacional.
Obviamente la clase trabajadora es fundamental para llevar a cabo estas tareas, pues es la única clase que tiene un verdadero interés en liberar la nación, con verdadera justicia social.
Para eso hay que recuperar los programas históricos del movimiento obrero y trazar una estrategia de poder.
Cristina en su carta del 9 de diciembre pone en el centro otro poder que junto con el mediático, complementan y defienden al verdadero poder real, que es el económico. Estamos hablando del Poder Judicial.
El entramado de estos tres poderes, el económico, el mediático y judicial, es el que tiene encorsetado el verdadero desarrollo nacional, autónomo e integral de la Argentina para que nuestro país pueda salir de las cifras sociales aberrantes que mencionamos más arriba.
No puede existir uno sin el otro. Son poderes de la dependencia.
Para cambiar esto no hay que seducirlos, pues ellos tienen otro proyecto de país, que ni siquiera es “desarrollista”, Hay que enfrentarlos con coraje, seriedad, estrategia y programa.
Más peronismo y menos desarrollismo. Depende de nosotros.
La post pandemia es nuestra.
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