El peronismo cierra el año enfrascado en una interna de poder y con incertidumbre de cara a las elecciones

El peronismo cierra el año enfrascado en una interna de poder y con incertidumbre de cara a las elecciones

Cristina Kirchner y Axel Kicillof no logran saldar las diferencias. Se posterga el acuerdo para definir el proceso electoral en la provincia de Buenos Aires

PorJoaquín Múgica Díaz

El peronismo comienza a cerrar un año conflictivo y plagado de interrogantes sobre cómo van a protagonizar el proceso electoral del 2025. Enfrascado en una interna que tuvo un principio y aún no tiene un final, y la que ha dejado heridas grandes en el kirchnerismo, donde madre e hijo político terminaron enfrentados y distanciados.

Si bien el año pasado ya había un desgaste importante en la relación entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner, la interna de poder llegó a su pico más alto en los últimos meses, cuando el gobernador de Buenos Aires decidió, por acción u omisión, confrontar con Cristina Kirchner.

Kicillof se presenta como el nombre principal para encabezar la renovación del peronismo y empujar la construcción de un nuevo frente político anti Milei. Quiere ser uno de los motores de ese nuevo armado, que aún es difícil de estructurar por las diferencias internas que azotan al kirchnerismo.

En las últimas semanas del año, el Gobernador fue explícito sobre su voluntad de liderar un proceso de reorganización política. Quiere estar en la mesa principal del espacio político y tener poder de decisión sobre la estrategia y la táctica electoral. En el cristinismo dicen que siempre tuvo un lugar en esa mesa. En el kicillofismo lo relativizan.

Axel Kicillof intenta consolidar su liderazgo en el peronismo en medio de una interna feroz

“Axel es inteligente y tuvo una gestión más o menos buena. Su problema es que piensa en un proyecto político personal. Cree que está destinado a ser presidente de la Nación”, dijo, con ironía y cierto fastidio, un influyente dirigente de La Cámpora. El reproche es siempre el mismo. Lo acusan de estar fragmentando el kirchnerismo en pos de su proyección política.

En el armado político de Kicillof no se inmutan con las acusaciones que llueven desde el círculo de CFK. “Tenemos muy en claro qué queremos, dónde estamos parados y cómo nos comportamos. No vamos a entrar en una disputa permanente”, indicó una voz importante dentro de la gobernación bonaerense.

La escalada de reproches, acusaciones y gestos políticos de distancia dejaron al kirchnerismo al borde de la fractura expuesta. Si aún no se rompió, es porque todos están bajo el mismo paraguas protector de Unión por la Patria (UP) y porque algunos siguen reivindicando la jefatura política de la ex presidenta, pese a estar más cerca del Gobernador en el contrapunto político.

Hoy en el mundo K hay un espacio bien delimitado, que es el que han construido los principales lugartenientes de Kicillof, como los intendentes Mario Secco y Jorge Ferraresi, y los ministros Carlos Bianco y Andrés “Cuervo” Larroque. Ese esquema es el que presiona para que CFK se corra del centro de la escena y ayude al Gobernador a erigirse como el líder en ascenso.

A partir de los primeros meses del año, CFK empezará a trabajar más tiempo en el PJ Nacional (REUTERS/Tomas Cuesta)

Siempre pensando en una eventual candidatura presidencial en el 2027 y frente al avance del armado libertario en todo el país, que podría tener una fusión con el PRO de Mauricio Macri en un plazo breve, lo que haría nacer una coalición más amplia y fuerte. “Tenemos que organizarnos porque va a ser una elección dura”, se sinceró un intendente peronista del conurbano.

Tanto en el cristinismo como en el kicillofismo advierten que la elección legislativa del próximo año será difícil para el peronismo en su conjunto. Y que hay que conformar un bloque político más sólido que el actual. Comparten el diagnóstico, pero no la forma de constituir la solución.

El cristinismo aspira a que CFK conduzca el proceso político electoral. Creen que es la líder por excelencia, que es la única que tiene volumen real para intentar organizar el peronismo a nivel federal y que es la que sigue teniendo los votos en la provincia de Buenos Aires.

En el kicillofismo empujan la idea de que sea el Gobernador el que esté al frente de la estrategia electoral, lo señalan como el líder emergente y creen que La Cámpora y los aliados de la ex presidenta han condicionado la gestión y su desarrollo como figura política ascendente.

Dos miradas bien marcadas que explican parte del conflicto K. Batalla de poder que el peronismo del interior mira desde afuera, pero a la que está atento por la repercusión que pueda tener en el proyecto electoral a largo plazo.

Sergio Massa mantiene firme su relación con los Kirchner y tiene diálogo abierto con Kicillof

Durante todo el año en el interior tuvieron una postura uniforme respecto a la batalla del kirchnerismo. “Es una pelea bonaerense. Una pelea entre los K”, coincidieron dirigentes de distinto rango y de diferentes provincias. Creen que el conflicto no pasa los límites de la provincia, pero que es importante porque es Buenos Aires la que marca el termómetro de la reunión.

Cristina Kirchner, desde su rol como presidenta del PJ Nacional, tiene la intención de interactuar con el peronismo del interior, mayoritariamente reacio a su conducción. En ese movimiento político están calzadas parte de las posibilidades de que la ex mandataria recupere potencia en su liderazgo político.

En paralelo, Sergio Massa juega un partido distinto. Toca y se va en la interna peronista, pero no está metido en el barro. Es interlocutor de todas las partes y mantiene su perfil bajo por tiempo indeterminado. Algunos le reclaman que vuelva al ruedo público. Otros entienden que tiene sentido su lejanía.

Sea como sea, Massa mantiene firme su sociedad con la familia Kirchner y tiene una buena relación con Kicillof, con el que mantiene un contacto relativamente frecuente. Aunque no quiera oficiar de puente de contacto, es uno de los que habla con las dos partes y puede mantener el circuito de información aceitado.

En las puertas del 2025, el peronismo debe empezar a trabajar, con mayor dedicación, en la formulación de acuerdos para definir la estrategia electoral. La del año próximo son elecciones provinciales, pero la bonaerense marca el rumbo de la fuerza política a nivel nacional.

Por eso es determinante que las diferencias empiecen a achicarse o que, lo que está pendiendo de un hilo, termine de romperse y de inicio a una nueva etapa, donde haya dos caminos bien diferentes dentro del peronismo bonaerense y del peronismo a nivel nacional.

Comentá la nota