Un festival de pirotecnia con el cotillón propio del peronismo. Así se desarrolló el ingreso del gobernador Juan Manzur a la Legislatura para inaugurar el 112° período ordinario de sesiones, el segundo como mandatario.
Y, según los cálculos de la Policía, hubo 40.000 simpatizantes que siguieron el paso de Manzur y su comitiva antes de dar el mensaje anual. A las 8 se cortó el tránsito, a las 9 llegaron las primeras columnas y a las 10 ingresó Manzur saludando a la militancia. Luego de las 12, el mandatario terminó el discurso más largo en una década, de una hora y 40 minutos.
La movilización tuvo los ribetes propios del justicialismo. Simpatizantes de distintos puntos de la provincia fueron trasladados hasta el parque 9 de Julio, en su mayoría, donde estacionaron al menos un centenar de colectivos.
Los traslados fueron facilitados por intendentes, legisladores y concejales. Esa diversidad de apoyos se develó en el cotillón partidario: paraguas que llevaban el nombre del ex gobernador José Alperovich; remeras naranjas estampadas con el nombre del vicepresidente primero de la Legislatura Guillermo Gassenbauer; pecheras celestes de los empleados del Ministerio del Interior; remeras azules y blancas de integrantes de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA), que acompañaron al legislador y dirigente de ese gremio Reneé Ramírez. También se observó la cuadrilla de limpieza identificada con el secretario de Saneamiento y Mejoramiento de Espacios Públicos, Carlos “Alito” Assán, que fue despejando la avenida Sarmiento a medida que Manzur se alejaba de la Cámara.
Otra característica propia de las movilizaciones oficiales fue la logística. Así, en los alrededores de la plaza Urquiza pudo observarse combis, camionetas y autos particulares repartiendo gaseosas, agua mineral y sándwiches de fiambres. Por el sofocante calor, unas 50 personas fueron asistidas en un tráiler sanitario debido a descomposturas y a vómitos, según precisó María Saravia, médica del móvil de salud.
A diferencia de otras ediciones, esta vez la movilización fue pacífica. Por momentos, el miércoles de ceniza se transformó en una jornada de carnaval. Mientras Manzur saludaba, detrás de las vallas los manifestantes tiraban espuma y serpentinas. También abundaron las bombas de estruendo y los cánticos hacia un sector de la oposición (“si lo votaste a Macri y a Cano te querés matar...”).
Antes, cuando Manzur hablaba ante los legisladores, el público conversaba, leía, jugaba o chateaba a través de su celular. Incluso, a metros de la Legislatura, algunos improvisaron un ring de boxeo en donde jóvenes peleaban con guantes y cascos protectores.
Párrafo aparte de este clima preelectoral fue la protesta de científicos tucumanos. Durante el discurso del Gobernador, se reunieron en la Plaza Urquiza para coordinar actividades en rechazo a la reducción del 50% del número de ingresantes a la Carrera del Investigador Científico (CIC), impulsado por la administración nacional.
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