Por Máximo Luppino.
El peronismo que los “gigantes” de la comunicación intentaron y continúan pretendiendo ignorar y lastimar está plenamente vigente barrio adentro. Las horas interminables de infame difamación gastadas en perversas “noticias” anti-peronistas no hicieron mella en las poderosas barriadas populares de fútbol, tradición y lunfardo renovado.
Es en el interior provincial donde nuestra bandera argentina ondea con más gloria y orgullo patriótico. Es donde el movimiento del general encuentra a sus más robustos seguidores. La imagen de EVITA con su carisma solidario continúa presente en un místico legado de difusión de boca en boca donde los abuelos cuentan con emocionado fervor la ARGENTINA SOLIDARIA del invencible justicialismo de la justicia social y la soberanía nacional.
Aún los “anti” no comprenden la insondable envergadura del fenómeno profundamente cultural que es el peronismo. Con suma tristeza apreciamos los conceptos porteños teñidos de extranjerizantes ideas. Son los que ayer fueron unitarios, para luego ser anti-peronistas. Lugar en que reside la mayor parte de los “no-vacunas”, negadores del barbijo y el cuidado grupal. Claro, hay honrosos movimientos populares que beben con cariño el conocimiento federal de la fuente del saber criollo.
El peronismo es el de “a igual trabajo, igual remuneración”, el del voto femenino, el justicialismos de la educación universitaria gratuita para que los humildes puedan llegar a graduarse en las altas casas de estudios superiores de la Nación. El peronismo del aguinaldo, vacaciones pagas e indemnización por despidos, incluso el justicialismo que instaló la participación obrera en las ganancias de las empresas.
Aquella ARGENTINA hermosa donde “los únicos privilegiados son los niños”. Tantos logros sociales de avanzada que los gorilas aún empalidecen al recordarlos. Para los cultores de “Civilización o Barbarie” es difícil comprender que el pueblo merece y debe tener una vida digna y en constante progreso económico y humano.
El peronismo es una cultura de vida que se obtiene del contacto alma a alma, corazón del sentir profundo de nuestros semejantes, religión rotunda del mandamiento de compartir siempre con el compañero.
Pueblo que Perón y Evita comprendieron y amaron con lealtad inquebrantable y que el pueblo supo reflejar con creces ese amor brindado.
Más se ataca el núcleo multitudinario del justicialismo, más se desarrolla el sentido profundo de pertenencia de la gente al movimiento del General. No pudieron las balas frenar la marcha de la historia, tampoco la mentira pudo opacar el cristal de fidelidad de las masas a Eva y Perón.
Aseveraron eufóricos de fanática insensatez “¡No vuelven más!”… La realidad de las democráticas urnas otra cosa decretaron. El peronismo siempre vuelve porque su vocación de servicio es infinita, porque la revolución de los sentimientos aún no se concretó.
Hoy las vacunas contra el COVID 19 son el objetivo de justicia para todos. En eso trabaja incansablemente la maquinaria política de los Soldados de Perón.
Como siempre que se aproxima una elección, aparecen números estadísticos desfavorables al justicialismo para llegar al día concreto del recuento de votos y, como en la inmensa mayoría de las veces, se consagre triunfador a los hijos de los descamisados de EVITA.
Perón, el líder del destino señalado; Eva, la mujer del corazón abierto para los necesitados. El PERONISMO, pauta cultural nacional, humanista y cristiana para el gran pueblo ARGENTINO.
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