El peligroso camino del reciclaje

El peligroso camino del reciclaje

Alrededor de 2000 personas, muchas de ellas integrantes de cooperativas de recicladores que trabajan en el relleno sanitario del CEAMSE, en José León Suárez, recorren un peligroso camino por la banquina de una autopista. Durante una visita organizada por el Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la UNSAM se buscaron soluciones para minimizar riesgos y evitar accidentes.

 

 Quienes circulan por la autopista del Buen Ayre, en el conurbano bonaerense, pueden ver todos los días una peregrinación de personas que caminan por la banquina y en ocasiones cruzan la autopista a pie. Muchas de esas personas viven de la basura que se acumula en el relleno sanitario Norte III del CEAMSE, en la localidad bonaerense de José León Suárez, ya sea revolviendo las bolsas que se juntan formando montañas de residuos, en las cooperativas recicladoras o hasta como seguridad privada en el predio.

En el marco del Taller Interdisciplinario de Investigación Proyectual del Instituto de Arquitectura y Urbanismo la UNSAM se realizó una visita para conocer las necesidades de los trabajadores de las cooperativas de recicladores en las cercanías de ese relleno sanitario dispuesto en 1977 durante la dictadura militar, lindero con los partidos de San Martín, San Miguel, Campo de Mayo, San Isidro, Hurlingham, Tres de febrero e Ituzaingó. Este relleno sanitario recibe los residuos sólidos urbanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de muchos partidos del conurbano bonaerense.

El recorrido, de unos tres kilómetros, empezó en las calles del barrio Libertador, del partido de Tres de Febrero, por la banquina de la autopista del Buen Ayre y por debajo de los puentes que cruzan un arroyo de un llamativo color celeste en el que se podían ver perros muertos, autos incendiados y colchones, para llegar al galpón de la cooperativa de reciclaje Bella Flor.

El recorrido, de unos tres kilómetros, empezó en las calles del barrio Libertador, del partido de Tres de Febrero, por la banquina de la autopista del Buen Ayre y por debajo de los puentes que cruzan un arroyo.

Ese camino es el seguido por unas 2000 personas cada día, divididas en tres turnos. En los últimos años, diez de ellos han muerto durante ese recorrido, principalmente por accidentes en la autopista. También están expuestos a robos y accidentes por la precariedad del camino. En el caso de los trabajadores que circulan con carros, deben caminar dos kilómetros más para pasar por debajo de un puente con calle, ya que el puente del arroyo tiene costados de tierra muy inestables por los cuales solo se puede circular a pie.

El objetivo de la recorrida fue recabar información para pensar en posibles soluciones desde lo urbanístico para evitar el riesgo de vida de los recicladores. Una de las propuestas es hacer una senda paralela a la autopista por la que puedan circular en forma segura los trabajadores y hacer uno o varios pasos peatonales intermedios, ya que entre una y otra bajada para autos hay una distancia de cinco kilómetros. “Necesitamos planes hechos por urbanistas para darle seguridad a los trabajadores” afirmó Ernesto “Lalo” Paret, el responsable de la oficina de Articulación Territorial de la UNSAM y activista del colectivo de cartoneros.

Durante la caminata, el comisario de la dependencia policial interna del CEAMSE (que cuenta con 130 efectivos para custodiar la basura) se acercó al contingente para advertir que si la intención era caminar por el costado de la autopista se debía avisar previamente para que se pudiera hacer el balizado, una precaución que no se toma con los trabajadores que circulan diariamente. Además, impidió tomar fotografias del CEAMSE. “Hay 130 policías pero no tenemos ni una salita de primeros auxilios, con trabajadores que están expuestos a todo, con cortes que sufren todos los días. Las enfermedades más comunes acá son forúnculos y problemas en vías respiratorias, son las mismas en las cooperativas, en la cárcel y en los barrios”, se lamentó Paret.

Los recicladores de la cooperativa Bella Flor que llegan desde el barrio Libertador deben caminar a la vera de la autopista, lo que ha provocado varios accidentes.

En la cooperativa Bella Flor trabajan 117 personas con un sueldo promedio de 18.000 pesos. Es una de las once organizaciones que se encuentran dentro del predio CEAMSE. Todos los días reciben bolsas de residuos domiciliarios sin diferenciación y las abren para intentar recuperar parte de la basura para reciclaje. De esta forma, entre el 7 y el 10% de lo que llega puede ser reutilizado. Dentro del CEAMSE hay matices, ya que una de las plantas recicladoras pertenece al grupo Roggio y recibe bolsas de mejor calidad de basura (en proporción y separación de reciclaje) por lo que también es mayor el porcentaje de recuperación y el precio que reciben por lo recuperado, que es de cinco veces más que el de Bella Flor, según afirmaron los cooperativos. Esta recicladora privada es también la que recibe las bolsas de residuos separados que provienen de la Ciudad de Buenos Aires.

Al CEAMSE concurren todos los días 976 personas a las plantas de reciclaje, otros 200 van a las montañas de basura, 200 lo hacen como guardias de seguridad privada y cerca de 500 van a la cárcel de José León Suárez (familiares y presos con salidas transitorias, entre otros). La mayoría de ellos viven en los barrios cercanos y circulan a pie por el costado de la autopista.

“Los cirujas estábamos acá antes que el CEAMSE, toda la zona vive de la basura”, dijo Paret. Por ejemplo, en la feria del barrio Libertador gran parte de los articulos que se venden se recuperaron en las cooperativas de reciclaje o en las montañas de basura. Muchos habitantes de la zona ven al cirujeo como una actividad por la que pasaron hace algunos años o como algo que pueden hacer en caso de que empeore su situación económica. Waldemar Cubilla, un alumno de la sede UNSAM que se encuentra dentro del penal de José Leon Suárez, que trabajó en la temática para su tesis de licenciatura en Sociología, explicó que muchos vecinos del barrio la Cárcova permiten que los camiones de basura descarguen su carga en sus terrenos para así poder elevar la cota y no inundarse, mientras que las empresas privadas que gestionan esos camiones se evitan pagar el canon por entrar al CEAMSE.

El objetivo de la recorrida fue recabar información para pensar en posibles soluciones desde lo urbanístico para evitar el riesgo de vida de los recicladores.

“Vimos que en Dinamarca hicieron un puente para que circulen las vacas por arriba de una ruta y nos pareció una buena idea para los trabajadores”, sostuvo Paret. Y agregó: “Necesitamos un soporte técnico que pueda visibilizar y proponga cómo se debería hacer ese camino a la vera de la autopista, más un puente nuevo para que los trabajadores puedan cruzar. Esa senda tiene que ser más ancha que la bicisenda, porque los carros tienen 1,20 metros de ancho. Lo planteamos en la municipalidad, a la que no le corresponde hacerlo, porque tiene que hacerlo vialidad o el CEAMSE, pero no sería menor que nos apoye”.

En total, el circuito debería extenderse desde Boulogne hasta la puerta 8 de Campo de Mayo, que es el recorrido que hacen muchos de quienes visitan el CEAMSE y la zona aledaña, con lo que debería tener una extensión de casi 20 kilómetros. Con solo un puente peatonal, o la mejora del camino bajo el puente del arroyo se evitarían muchas muertes. Los trabajadores que caminan desde el barrio la Cárcova deben cruzar las vías del tren Mitre a Zárate, que no tiene pasos peatonales, lo que ha generado algunos accidentes.

“Lo más valioso sería tener herramientas concretas de propuestas, diseño, dibujo, presupuesto. Una cosa es decir que necesitamos un camino y otra es ir con un proyecto armado”, Cubilla. La visita también se realizó en el  marco de las investigaciones del Laboratorio de Urbanismo y Arquitectura de la UNSAM sobre la cuenca del río Reconquista y se espera que a partir de este trabajo surjan proyectos que aporten soluciones a las dificultades que enfrentan los recicladores.

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