El senador Angel Rozas discrepa con el gobernador Juan Carlos Bacileff Ivanoff en la convocatoria anticipada: es porque le resta tiempo para armar su jugada. La pelea dentro de la UCR es con la intendenta de Resistencia.
El trastocamiento del calendario electoral chaqueño no solamente repercutió en el justicialismo provincial, sino en la fuerza que contrapesa históricamente al PJ y no por falta de candidatos firmes para la Gobernación, sino por lo contrario. Tienen a la «número puesto» que es Aída Ayala, pero se quedan sin tiempo para armar un tablero de ajedrez donde haya alfiles del «rozismo» que garanticen una cuota de poder para el caudillo de General Pinedo.
Al anticiparse el calendario electoral, los generales de Convergencia -encabezados por Angel Rozas- pierden chances de inyectar en la figura de la «candidata natural» de la UCR una impronta garantice presencia «crisoliana» en el hipotético gobierno radical 2015, y de ese modo lo que constituye una buena noticia para Ayala, quien viene entrenando para la carrera en las urnas desde hace mucho, resulta un inconveniente para los estrategas del rozismo.
Añoranzas noventistas sobrevuelan los comités de Convergencia Social en toda la provincia, pero saben que Aída no es del palo y que así como alguna vez fue la colaboradora de extrema confianza de Elda Pértile, mañana puede acordar con la Nación una entente que beneficie estrictamente su ecuación política personal.
De hecho, hace varios años que se habla del «mito» de que Aída es la candidata «favorita» de Jorge Capitanich, un pragmático de los cálculos como ella que no se apega a los escudos, sino a las negociaciones donde el rédito de una sociedad multipartidaria le reporte beneficios con la tranquilidad que nunca tuvo cada vez que apostó por ceder lugares a peronistas de paladar negro.
Y si para muestras basta un botón, el gobierno del Chaco tiene una mercería completa, comenzando por «camionetazo» de la ex ministra de Salud Sandra Mendoza, contra los muros del estacionamento oficial de la Casa de Gobierno, y pasando por el despido inconsulto de un ministro de Educación de su máxima confianza como era Francisco Romero a manos de un despiadado Bacileff Ivanoff en medio de aquella fiesta nacional que significó la recuperación de la embargada Fragata Libertad.
Rozas conoce al dedillo los vasos comunicantes entre Aída y Coqui, pero aceptó las pases de la resistenciana cuando tenía todo para torcerle el brazo en el Congreso de la UCR. De hecho lo hizo hace dos años en Machagai, cuando el NEA perdió una votación decisiva para resolver sobre mecanismos de conducción interna que pasaban por modificar la carta orgánica.
Pero el líder espiritual de la UCR, que se sabe amortizado y entiende que puede compartir el poder antes que perder la chance de ver a otro (u otra) radical en el sillón de Gallardo por cuatro y hasta ocho años más, aceptó la capitulación que ahora ratifica con otro gesto: se aviene al acuerdo de Aída con el macrismo, algo que aborrecen en Unen a nivel nacional, pero que sin embargo halla tierra fértil en el partido de Alem chaqueño.
Por eso fue prudente en sus expresiones y se limitó a decir que si bien Bacileff tiene «plenas atribuciones» para decidir sobre fechas, la convocatoria a las PASO fue «exageradamente anticipada». Por algo no precisó los motivos en declaraciones a la Radio Facundo Quiroga, pero dejó plantado el mojón que de alguna forma muestra un criterio divergente con el ayalismo.
Con el escaso tiempo que resta para el 8 de marzo, con presentación de alianzas el 8 de enero, Convergencia (es decir Rozas) pierde la oportunidad de hacer lo que mejor sabe que es sacar candidatos por aclamación en mitines partidarios previamente «marcados» por el gran arquitecto de las estrategias de un radicalismo que, poco a poco, va dejando de ser rozasdependiente. Y dejar el poder cuesta. Por eso la actitud a media agua del exgobernador que le dio al radicalismo el lugar y los laureles que un militante inoxidable como Luis El Bicho León nunca pudo.
Jugando en cancha embarrada
La intendenta Aída Ayala puede llegar o no a ser la gran favorita en esta comedia de enredos que vive el justicialismo provincial en el marco del enfrentamiento entre el gobernador a cargo y el que está obligado a volver cuando el rancho se le incendia.
Por el rabillo, Aída mira al legendario caudillo, el exgobernador Angel Rozas y a un Comité Nacional que comienza a virar en dirección a un Mauricio Macri que parece imparable en su crecimiento al punto de poner al club de gobernadores pejotistas en jaque. Se reunieron en forma muy reservada en las últimas horas para analizar el nuevo escenario político nacional. Fue un convite de Daniel Scioli en La Plata en el que estuvo el presidente del PJ Enrique Feldner, su padrino el armador todoterreno el Chueco Mazzón y varios mandatarios provinciales entre ellos el Gallego De la Sota, quien ya ve la cara de la derrota en manos del radical Oscar Aguad, socio político en Córdoba de Macri.
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