La pelea de Trump con China que puede ser positiva para Argentina

La pelea de Trump con China que puede ser positiva para Argentina

La posibilidad de que EEUU disminuya las exportaciones oleaginosas provenientes del mercado chino, lo que podría abrir para la Argentina. Los productores piden elevar en la Argentina el corte dentro de los biocombustibles.

Por: Cristian Carrillo.

Dentro del paquete de aranceles que aplicó el presidente Donald Trump o comunicó que implementará se deslizó la posibilidad de disminuir las exportaciones oleaginosas provenientes del mercado chino, lo que podría abrir para la Argentina nuevas ventanas comerciales. El último informe de la Bolsa de Cereales de Rosario (BCR) estimó para este año levemente por encima de las mil toneladas durante este año, casi un tercio de lo producido en 2017. A nivel mundial, anticipa un récord de 64,9 millones de toneladas para el 2025. Por su parte, la inestabilidad en Rusia y Europa podría posicionar a los productores argentinos como un proveedor de biodiesel competente en mercados clave, como lo es China.

En el primer mandato de Trump, las tensiones comerciales con el gigante asiático derivaron en una caída significativa de las exportaciones de soja estadounidense al gigante asiático, lo que desplomó los precios internos. En esta nueva etapa la Presidencia de los Estados Unidos está reconfigurando los mercados agrícolas con su enfoque proteccionista. Anuncia medidas más duras hacia China, lo que podría provocar represalias comerciales.

Entre los principales productores globales, el mercado del biodiesel de todos los países registró crecimiento a tasas que varían entre los dos y tres dígitos. Indonesia cuadruplicó su producción en los últimos siete años, mientras que Brasil la duplicó con creces. Si sumamos al HVO (aceite vegetal hidrotratado), Estados Unidos creció un 160 por ciento en su abastecimiento de biocombustibles derivados de aceites vegetales en este mismo período. La producción argentina de biodiesel creció un 40 por ciento en 2024.

China marcó un crecimiento del 150 por ciento en su producción de biodiesel, mientras que la Unión Europea, el principal productor mundial de este biocombustible, apuntaló un 10 por ciento su producción en los últimos siete años, de acuerdo con Oil World.

La oportunidad argentina

La producción argentina de biodiesel creció un 40 por ciento en 2024 respecto del 2023. Sin embargo, desde su máximo alcanzado en 2017, la producción argentina de biodiesel cayó al 2024 un 60 por ciento en volumen. A contramano de la tendencia argentina, la producción mundial creció un 75 por ciento en el mismo período.

En la actualidad, la situación es diferente. Estados Unidos procesa una mayor cantidad de habas de soja a nivel interno, disminuyendo su dependencia de China. Sin embargo, Trump amenaza con imponer aranceles a las exportaciones de aceites vegetales usados provenientes de China, una materia prima clave para el biodiésel estadounidense. Esta medida podría tener un efecto doble: desincentivar la importación china y estimular el mercado interno de la soja.

Más aún, si excluimos la pandemia y comparamos los promedios de producción 2022-2024 con la dinámica productiva 2017-2019, nos encontraremos con el mismo panorama: los principales fabricantes de biodiesel marcaron crecimientos de producción, mientras la Argentina cayó en un 48 por ciento. En este marco, el retroceso argentino en el mercado mundial de biodiesel ha sido muy pronunciado. La participación argentina en la producción mundial de biodiesel pasó del 7,8 por ciento en 2017 a convertirse apenas el 1,8 por ciento en 2024”, explica la BCR.

Luego de protagonizar el desarrollo de biocombustibles desde el 2006, la Argentina sancionó en 2021 su nuevo Marco Regulatorio de Biocombustibles, que representó un marcado retroceso para el biodiesel en el país. Entre otros cambios, esta ley implicó la baja de la tasa de corte con biodiesel del 10 al 5 por ciento. Los productores locales, tal como lo expresaron últimamente, están atentos a las fluctuaciones del dólar y la demanda internacional, factores cruciales para definir precios y estrategias de exportación.

Cuestión de corte y precio

A mediados de 2022, frente a una marcada crisis por desabastecimiento de gasoil, el corte se incrementó al 7,5 por ciento a través de la Resolución 438 y en el segundo semestre se estableció un corte transitorio adicional del 5 por ciento, dejando el corte nominal en 12,5 por ciento.

Con el fin del corte transitorio, desde octubre del 2022 el corte nominal quedó en 7,5 por ciento, pero nada impide a la autoridad de aplicación bajarlo hasta el 3 por ciento. “Otro de los inconvenientes en los últimos años, hasta el 2023, ha sido una falta de cumplimiento del corte obligatorio por variados motivos, de acuerdo con fuentes del sector”, señala el documento de la entidad bursátil rosarina.

Además de la relevancia del mercado interno, el biodiesel argentino tiene una orientación fundamentalmente exportadora. En 2022 fue el segundo producto más exportado por Argentina a la Unión Europea, detrás de la harina de soja. En 2022 el biodiesel generó el 2 por ciento de las exportaciones argentinas y el 7,4 por ciento de las exportaciones del complejo soja, principal generador de divisas del país.

De acuerdo con el último informe de bioenergía de Secretaria de Agricultura, cerca de 1.500 personas fueron empleadas directamente en la actividad de biodiesel. La industria del biodiesel contribuye a la generación de empleos bien remunerados fuera de los grandes centros urbanos, contribuyendo al desarrollo del interior del país. Por cada empleo directo el complejo biodiesel genera otros 2,3 empleos indirectos. No obstante, dicha estimación podría ser cauta en función del impacto real del sector sobre la cadena de la soja.

Desde los máximos del año 2017, la comercialización de biodiesel cayó tanto por mermas en su demanda en el mercado interno, así como por las exportaciones. Mientras las exportaciones esperan cerrar el 2024 cayendo un 81 por ciento respecto a los máximos de dicho año, la demanda del mercado interno habría cerrado el año pasado un 43 por ciento por debajo de los niveles de hace siete años. Un último factor que explica la marcada caída exportadora se encuentra en el cierre del mercado estadounidense al biodiesel argentino a partir de 2018.

Propuestas hacia adentro

Nace entonces la pregunta sobre cómo volver a dar fuerza a la industria del biodiesel en Argentina. Uno de los grandes impulsos para las ventas al corte del biodiesel puede encontrarse en una suba de la tasa de corte del gasoil. Imaginemos un escenario en el que la demanda de biodiesel pueda crecer un 85 por ciento en 2026, comparándola con las estimaciones de producción del 2025.

Para ello, se requeriría una suba del corte interno hacia el 15 por ciento desde el primer día del 2026, desde el 7,5 por ciento actual. Dicho corte dejaría a la Argentina a la altura del Brasil en lo que hace a tasas nominales de mezcla de gasoil con biodiesel. De esta manera, el uso de la capacidad productiva pasaría del 30 al 50 por ciento en sólo un año, reduciendo sustancialmente la ociosidad en la industria.

No conforme con ello, si se elevara el corte hacia el 35 por ciento en 2031, la Argentina podría operar prácticamente sin capacidad ociosa desde la próxima década. Con ello, el país podría quedar al mismo nivel de corte que actualmente dispone Indonesia, tercer productor mundial de biodiesel.

Con un mejor contexto de inserción exportadora, la Argentina puede recuperar sus niveles de exportación. En este sentido, el cierre del acuerdo Mercosur-UE espera redundar en una progresiva baja de aranceles para el ingreso del biodiesel argentino al mercado europeo. Si bien la baja se prolongará por diez años, la perspectiva de entrada en vigor del acuerdo es otro factor que espera impulsar el comercio internacional de biodiesel. De esta manera, Argentina podría crecer marcadamente en sus exportaciones respecto a los niveles de 2024.

De aplicarse este corte, según el documento, la producción de biodiesel podría más que triplicarse en apenas seis años. “En números concretos, esto significa pasar de 750.000 a más de 2,1 millones de toneladas al año entre 2023 y 2030. Más aún, estas estimaciones se realizan dejando sin cambios el pool de gasoil argentino, que creció a una tasa cercana al 1,5 por ciento anual en los últimos veinte años”, concluye.

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