Cuando aun no paso ni una semana del suicidio de un agente de policia (ver), una discusion entre una pareja de oficiales de policias de la provincia, ambos con jerarquia de principales, ocurrida en una vivienda del Barrio Andino de Ushuaia, derivo en un intento de suicidio luego que el hombre abandonó el domicilio conyugal y la mujer se quedó sola en la casa donde intento suicidarse.
La oportuna llegada de una tía de la oficial identificada con las iniciales (N.F) y el ingreso de esta al inmueble evitó que la desesperada mujer concretara su decisión de quitarse la vida, ahorcandose. Recordemos los polémicos dichos del Jefe de Policía quien la semana pasada manifestó que los policías de la provincias no sufren estrés laboral y se suicidan solo por problemas sentimentales y no por el trabajo que desempeñan (ver).
En cuando a la Oficial (N.F) la misma fue trasladada e internada en la sala de Salud Mental del Hospital Regional Ushuaia en donde se encuentra recibiendo asistencia psicológica. Desde la institución no dieron un parte de prensa oficial del hecho como así tampoco los datos de los policías involucrados.
Según fuentes policiales el hecho involucró a una pareja de efectivos convivientes pertenecientes a la Policía de la Provincia de Tierra del Fuego, los dos de entre 35 y 40 años de edad, la mujer es madre ella de un niño de unos 10 u 11 años, producto de una unión anterior con un policía retirado y radicado en la localidad de Tolhuin.
“Es una mujer muy tranquila e inteligente”, comentaron algunos de sus compañeros, conmovidos por lo ocurrido. Reseñaron que la oficial (N.F) pertenece desde hace más de diez años a la institución y que se desempeñó en Tolhuin antes de ser trasladada a Ushuaia. “Los jefes siempre la buscaron para que sea su secretaria porque es una persona muy capacitada. No podemos entender por qué procedió así” – manifestaron compungidos.
El hecho instaló nuevamente la polémica acerca de la eficiencia de los controles psicofísicos de los uniformados y la falla en la detección de desequilibrios emocionales en quienes, entre otras responsabilidades, portan un arma.
Un capítulo aparte mereció en el hecho la responsabilidad de la pareja de la mujer policía, un oficial identificado como (G.C) quien paradójicamente es licenciado en Asistencia Social y formó parte hace un tiempo del gabinete psicológico de la institución, para ser luego apartado de ese cargo y designado en la Comisaría 2da de Ushuaia.
“G.C no debió haberla dejado sola – señalaron los uniformados en forma reservada – porque él sabe muy bien que ella ya tuvo un problema parecido anteriormente. Por su formación además debería haber esperado a que algún familiar la acompañara. La llegada de su tía fue milagrosa. Si la señora no pasaba frente a la ventana en ese preciso momento, cuando N anudaba las corbatas, hoy estaríamos llorándola” – concluyeron.
“Las cosas como están no Funcionan, las pruebas están a la vista”
Con solicitud de reserva de sus identidades, policías amigos de la oficial principal que intentó quitarse la vida luego de discutir con su pareja, manifestaron su disconformidad con lo que consideran “insuficiente contención psicológica” por parte de la institución.
Los manifestantes coincidieron en señalar que “si bien es cierto que contamos con un Gabinete Psicológico, la forma en que está implementado no facilita el contacto con esa área. Hoy nos sentamos frente a un psicólogo solo una vez al año en caso de ascenso, si no ni eso. Muchos de los compañeros prefieren pagarse un psicólogo particular, solo en el caso de que sientan que necesitan ayuda profesional, porque temen que si van y cuentan sus problemas en la institución les retirarán el arma y eso quedará registrado en el legajo. Falla la comunicación o el contacto con esa área para que el policía, hombre o mujer, se sienta confiado e inclinado a concurrir por iniciativa propia”.
Consultados sobre la responsabilidad que les cabe a sus superiores, los policía que revisten niveles de mando, sobre la detección de cambios de conducta en su gente, respondieron que “ese es el primer nivel de la cadena de control que lamentablemente tampoco funciona. Un jefe que está cerca de sus subordinados seguramente se va a dar cuenta si algo anda mal, pero muchos prefieren no preguntar por la vida privada de nadie ni establecer un trato más estrecho de confianza, porque parece que creyeran que eso les hace perder autoridad”.
Finalmente, los integrantes de la fuerza reflexionaron: “Somos un número muy elevado de efectivos en toda la provincia y la repetición de este tipo de hechos tan lamentables concretados, más muchos que no trascienden porque se frustran, debe llevar a los responsables de la institución a mejorar las áreas que tienen que ver con la salud mental en particular y el bienestar policial, en general”.
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