En Juntos por el Cambio hay preocupación por el rol del dirigente del Frente Cívico, que podría independizarse de la oposición. En el peronismo también hay tensión por las listas.
Aunque aventurar resultados electorales o incluso las listas legislativas aún es prematuro, en Córdoba se anticipa una gran pelea electoral que se centrará en la tercera banca en el Senado, la que corresponde a la primera minoría, y en la disputa entre las distintas facciones del peronismo y lo que algunos llaman el cordobesismo, hoy representado por Juan Schiaretti. El dato es clave en la política nacional y puede ser determinante en leyes que impulsa el kirchnerismo como la reforma judicial o la reforma del Ministerio Público Fiscal que Córdoba Federal resiste. Si Luis Juez va en soledad por el Frente Cívico, podría también complicar a Juntos por el Cambio.
No es menor el impacto que podría tener para el Frente de Todos un retroceso en el Senado, base del poder real tanto de Alberto Fernández como de su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Veintiséis fueron los DNU firmados en Casa Rosada que avalaron el último año los senadores y como bien se sabe alcanza con una sola Cámara para su aprobación.
El oficialismo confía hacer una mejor elección que en 2017 para la Cámara de Diputados a pesar del último escándalo político en torno a las vacunas contra el COVID-19. Cuatro años atrás Mauricio Macri ganó en todo el país por lo que al Frente de Todos le alcanza con ganar Buenos Aires, Tucumán y Salta para revertir aquel magro resultado. Matemáticamente hablando al oficialismo le faltan 11 diputados para el quórum propio pero con 6 o 7 extra allanaría su margen de acción en la Cámara baja.
A la inversa en el Senado, donde no estaría en riesgo la mayoría simple, es altamente probable que el Frente de Todos pierda dos o tres bancas aún en un escenario de triunfo nacional. El Frente de Todos versión Córdoba promete redoblar esfuerzos y retener el lugar que hoy ocupa Carlos Caserio que en 2019 se sumó a la alianza de la mano de Alberto Fernández. Dos de los tres senadores cordobeses representan a Juntos por el Cambio mientras que Caserio entró seis años atrás por la minoría. Si el peronismo de Schiaretti y el Frente de Todos rivalizan, la pelea sería por quién se queda con el escaño de la minoría.
En ese contexto la banca en disputa es matemática y simbólicamente importante. Y depende de las alianzas que se acuerden en la Mediterránea y del efecto de la polarización a favor y en contra del gobierno nacional. En el 2019 la grieta benefició al kirchnerismo y La Cámpora -por orden de Cristina Fernández- depuso contiendas en pos de la unidad. Una encuesta de la última semana señala que Hacemos Córdoba y el Frente de Todos suman más votos si se presentan separados que si coinciden en una lista de unidad. En ambas fuerzas se desconfían mutuamente y por ahora no hay ánimo de acordar. Del otro lado, en Juntos por el Cambio, varios dirigentes alertan que el peronismo unido y la polarización emparejaría los votos de ambos bandos. Y alertan que Juez podría poner en jaque un triunfo opositor.
Las versiones son múltiples y parten de usinas oficiales aunque todos se escudan en el off the record. En los hechos pesa aún la especulación y falta mucho, dicen en cada sector, para las definiciones.
Schiaretti no ha blanqueado sus intensiones aunque se dice que pediría que Alejandra Vigo, diputada nacional y su esposa, lidere la lista de senadores. Difícil que en el Frente de Todos acepten darle el lugar a un sector que metafóricamente hablando cobra caro su apoyo en el Congreso. Cada ley que requiere de los cuatro votos de Córdoba Federal demanda un gran esfuerzo político al oficialismo. Y ese sector es uno de los señalados por el senador Oscar Parrilli como “cómplice” de Macri por no respaldar la reforma judicial y la del Ministerio Público Fiscal, dos leyes frenadas en Diputados hasta hoy. El Frente de Todos no quiere ceder ni dejar la banca de la minoría para el cordobesismo. Caserio, leal al Presidente y a su vice, quiere renovar. Y desde la Casa Rosada y desde el Instituto Patria coinciden en mantener su sello como coalición gobernante y defender el proyecto y la marca nacional.
“Schiaretti defiende los intereses de Córdoba y nosotros defendemos los intereses nacionales y dentro de los intereses nacionales defendemos los de Córdoba”, afirmó una alta fuente a cargo de la estrategia electoral.
Si se repiten los últimos cinco resultados electorales, Juntos por el Cambio tiene un piso de 50 puntos garantizados. Horacio Rodríguez Larreta, aún siendo jefe de Gobierno porteño, tiene 70 puntos de imagen positiva. En la campaña presidencial Alberto Fernández viajó varias veces con Sergio Massa pero Cristina Fernández no pisó la provincia a pesar de tener varios referentes muy cercanos como los diputados Gabriela Estévez y Pablo Carro y Martín Fresneda, ex secretario de Derechos Humanos y actual director del Observatorio de Derechos Humanos del Senado. Estevez y Fresneda inauguraron la Casa Patria, delegación del instituto cristinista de la calle Rodríguez Peña y lo reactivan este año, junto con sus propias aspiraciones electorales.
El primer lugar hoy parece indiscutido excepto que no haya acuerdo entre la UCR, el PRO y Luis Juez quien manifestó que quiere pasar de la Cámara de Diputados al Senado nacional. “En su momento me postergué por Oscar Aguad a pedido de Mauricio Macri. Ya basta. Tengo 57, voy a tener 60 en el 2023 y no tengo ganas de postergarme más”, anunció publicamente y anticipó que si tiene que ir con lista propia no dudará.
En Juntos por el Cambio hay varios anotados en la lista de largada. Mario Negri es uno de ellos aunque tiene dos años más como diputado nacional. En su caso lidera con éxito la principal oposición en la Cámara baja. Es un duro entre los halcones de Juntos por el Cambio. La pelea por el Senado pondría en riesgo su zona de confort aunque en caso de ganar lo volvería a poner en carrera para la gobernación. Además, con solo 72 escaños, el Senado es una amplia vidriera política, con resonancia nacional, especialmente para un opositor dispuesto a la pelea con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Para un cordobés esa polarización es toda ganancia.
También quiere nacionalizar su figura el ex intendente cordobés Ramón Mestre. Justamente él y Negri confrontaron dos años atrás, una pelea que derivó en derrota en la ciudad capital. Por ahora hicieron las paces, al menos hasta el 14 de marzo cuando se dirime en elección interna la presidencia provincial de la UCR y los distintos comités como el de la Capital para el que se postula el diputado Diego Mestre, hermano de Ramón. En esa batalla se unieron en el mismo lado creyendo que empujarían la unidad. No fue suficiente por lo que hay tres listas en competencia, una de ellas con Rodrigo de Loredo que busca despegar a nivel local y que consiguió el padrinazgo de Martín Lousteau. Parece una pelea territorial pero excede los límites de Córdoba y podría tener rebote en las candidaturas del 2023 y en la ampliación o no de la alianza opositora. Quien gane tendrá prioridad en el armado de la listas legislativas.
Por el PRO la actual senadora Laura Rodríguez Machado trabaja en su reelección. En el Senado confrontó con el oficialismo y con la propia Cristina Kirchner. Esta semana la vuelven elegir como vicepresidenta del cuerpo. Con ella, más Negri y Juez son tres los posibles aspirantes para dos senadurías. Sobra uno de los tres.
En el caso del peronismo no son pocos los dirigente activos para reservarse un lugar en las listas y además de Caserio, Vigo, Estévez y Fresneda se menciona a Natalia De la Sota, hija de José Manuel De la Sota y muy cercana al presidente Fernández.
Además de que es incierto el destino de las PASO nacionales, la última palabra la tienen Juan Schiaretti, Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Después de esa decisión, definirán los cordobeses en las urnas en una elección que es nacionalizará.
Por Analia Argento
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