Marcelo Adrián Sosa, en comunicación con “el Retrato…”, relató que Guillermo Daniel Reginato podría ser detenido tras la muerte de su hermano, Alejandro víctima de la brutalidad policial, en el que Carlos Córdoba sigue tras las rejas por ser el responsable directo del fallecimiento del hombre de 41 años. Sería por “falso testimonio”.
Luego de que fueran desafectados seis uniformados y el propio comisario de la Tercera, Guillermo Daniel Reginato ahora pedirían la detención de ésta última persona por “falso testimonio”, según dijo el hermano de la víctima, Marcelo Adrián Sosa, en comunicación con “el Retrato…”.
“La única novedad que yo tengo es que pedirían que el Comisario vaya preso porque estaría poniendo papeles truchos para zafar. Es decir, por falso testimonio”, expuso Marcelo, para luego añadir que “Córdoba sigue preso”. Mientras, la familia de Alejandro continúa a la espera de mayores noticias, para que el techista pueda descansar en paz.
Alejandro fue asesinado a golpes por un efectivo policial (Córdoba). El violento desenlace comenzó en su vivienda de José Marti 1752, pero terminó en la Comisaría Tercera, según indica la investigación. Cuando llegó al hospital ya había dejado de existir. Actualmente, los abogados César Sivo y Fabián Buede entienden la causa.
Más sobre el caso:
Según quedó reflejada en una entrevista con este medio, el hombre de 41 años, padre de dos hijos, se encontraba en la vereda de su casa (José Marti 1752) cuando de repente, según declararon testigos de la causa, tres personas masculinas que se transportaban a bordo de un auto frenaron en la esquina. Fue uno de ellos quien corrió detrás de Jorge, en momentos donde la víctima atinó a resguardarse en su vivienda.
No sólo que le rompió la puerta, sino que también lo sacó al patio y lo golpeó brutalmente. “Le pegó por todo el cuerpo hasta cansarse. Después que se lo llevaron tuve que levantar sus dientes del pasto”, había dicho Marcelo. Pero la historia, según él, tuvo que ver con un hecho que sucedió días atrás.
Una noche “el perro comenzó a ladrar, Jorge se asomó por su ventana y vio que una persona estaba en el patio, cerca del portón de ingreso. Él vivía adelante, solo, y nosotros atrás. Entonces decidió gritarle, disparar al aire y luego a la pared. Inmediatamente esta persona se fue corriendo y se subió a la moto de quien lo estaba esperando afuera”.
“Pero esa persona que se fue corriendo es del barrio – enfatizó – porque mi hermano lo reconoció al instante”. A ese joven, que estima no superar los 21 años, lo buscaron en Facebook al día siguiente y lo volvieron a reconocer. Sin embargo, Jorge “quedó muy embroncado con ese chico, porque encima no era la primera vez que había querido entrar en su casa. Sabía que cuando lo cruzara iba a haber problemas”.
Ese lunes trágico, por la noche, conocieron la noticia fatal, la que menos querían oír. “El Comisario de la Tercera, con tres policías más de civil, me informaron que había fallecido”, esbozó antes de resaltar que “mi hermano falleció a las 18:30 y nunca recibió atención médica en el Hospital y, aparentemente, tampoco en la Comisaría”.
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