La exministra aseguró que la Ciudad "es tierra de nadie" y reclamó más represión. Desde la Jefatura de Gobierno le recordaron que ella no pudo terminar con los piquetes. También hubo cruces por los días de clases.
Por Werner Pertot
Ya cualquier excusa es buena para que choquen Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. La candidata PRO aseguró que por las protestas "la Ciudad es tierra de nadie" y dijo que cuando gobierne ella eso no va a pasar. El jefe de Gobierno se defendió con la idea de que reprime sin que se note a cualquier movilización pequeña. Y su jefe de Gabinete, Felipe Miguel, le facturó a Bullrich que cuando era ministra de Seguridad tampoco se terminaron las protestas. Bullrich también se metió con la cantidad de días de clases y salió a cruzarla la ministra de Educación, Soledad Acuña, quien le desmintió un dato. Ya el larretismo no se queda en silencio sino que responde golpe a golpe y verso a verso.
El palito de abollar ideologías
La interna está desatada. Bullrich aprovechó su tema predilecto (la represión) para correr por derecha a Larreta. Mostró imágenes de un noticiero sobre las protestas en el microcentro y afirmó: "La Ciudad es tierra de nadie". Sostuvo que ella no iba a ser tan permisiva como el jefe de Gobierno cuando llegue a la presidencia.
Larreta evitó salirle al cruce (sí lo hicieron sus funcionarios), pero detalló que hace años que la Policía de la Ciudad tiene orden de disolver cualquier protesta "de 40 o 50 personas". Sostuvo que no se nota porque es una suerte de represión silenciosa, pero que se impiden ese tipo de manifestaciones. Distinto es, argumentó, cuando son movilizaciones masivas.
Mucho más al hueso fue el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, quien decidió desmentir a Bullrich recordando cómo fue su gestión en el gobierno de Mauricio Macri: “Cuando fue ministra de seguridad nacional no se levantaron los piquetes ni se interrumpieron los accesos a la Ciudad". Es decir que el "conmigo se acaba" no sucedió. De paso, Miguel aseguró que cuando Larreta sea presidente todo eso sí se termina.
A Miguel le retrucó Silvana Giudici, quien dijo que Bullrich no tuvo la culpa de los piquetes en el gobierno de Macri, sino Larreta: “No se puede mentir. Bullrich durante 4 años planteó quedarse con el control de los piquetes en la 9 de julio y ustedes, Miguel, planteaban que era competencia de la Ciudad, no quisieron aplicar los protocolos que ella sancionó apenas llegar al Ministerio Nacional. Pueden aplicarlos ahora están a tiempo”.
Así recordó una vieja interna del macrismo que protagonizaron en su momento Bullrich y el entonces ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo. La jugada en esa época de Bullrich era conseguir que Larreta reprima, así recibía él todo el costo político.
La interna porteña
El otro que salió llamativamente a cuestionar a Bullrich fue el precandidato radical a jefe de Gobierno, Martín Lousteau: "Con todo respeto, tampoco es que cuando Bullrich era ministra de Seguridad el tema estaba resuelto”, coincidió con el larretismo. Ahora bien, a la hora de los hechos,Lousteau no se queda atrás con las propuestas antipiquetes. "Se identificará a los colectivos y combis a través del anillo digital y no volverán a trabajar en la capital”, advirtió sobre los micros escolares.
No se quiso quedar atrás Jorge Macri que le pelea cada frase a Lousteau: dijo que si fuera por él, despeja las calles del microcentro con un hidrante. Sostuvo que es la forma de terminar con los acampes piqueteros. "Si hace falta un hidrante se usa", aseguró. Además, destacó que hay que impedir que vayan a marchar con sus hijos o hijas, porque eso complica la represión: “Necesito que no haya chicos, porque no puedo ir con la ‘Poli’ si hay chicos... Si están los pibes no puedo ir con el hidrante”.
Para esto detalló que el Gobierno porteño ya está trabajando para dejar a familias sin los programas sociales: "En la ciudad de Buenos Aires ya les estamos sacando los planes a los familias que no cumplen con la escolaridad de los chicos. Sacamos 1300. De 10.000 que tenemos empezamos a investigar 1300 y sacamos 600 más”, aseguró. Y dijo que la solución es "ser más firmes" y a las organizaciones sociales "sacarles la intermediación de los planes”.
"En Argentina se está agotando la prepotencia de unos pocos sobre la mayoría silenciosa que no tiene tiempo de quejarse porque labura y mucho. Es lo mismo que con los piquetes. Hay que terminarlos”, aseguró Jorge Macri. Fue una competencia de ver quién es más duro.
Del otro lado de la General Paz, se sumó Néstor Grindetti, el candidato a gobernador de Bullrich: propuso trasladar el ministerio de Desarrollo Social para que ya no quede en la 9 de Julio (no quedó claro a dónde se trasladaría: ¿la isla Martín García?). Como Lousteau, propuso "quitarle la licencia a los micros escolares que transporten piqueteros, porque no está en sus misiones y funciones, eso se puede hacer ya, ahora".
También por las escuelas
Bullrich no se quedó solo en señalarle a Larreta los piquetes. También lo atacó con uno de sus caballitos de batalla electoral: la educación. Rompió así un tabú que hace tiempo existía en el PRO: "Nunca alguien del PRO tiene que cuestionar la gestión del propio partido".
Bullrich hizo una enumeración de los días de clase y sostuvo que en la Ciudad en lo que va del año hubo solo 71 días. Culpó a los gremios docentes: "Si no cambiamos esto de raíz, la decadencia seguirá y no habrá futuro para los chicos de Argentina. Conmigo, esto se acaba", afirmó. No explicó cómo va a eliminar el derecho a huelga.
La ministra de Educación porteña le salió al cruce: "Te informaron mal, Patricia. Este año en CABA ya tuvimos 85 días de clases. Nuestro calendario escolar es el más extendido del país, 192 días, y lo estamos cumpliendo. Los paros en Ciudad no suman ni el 20 por ciento de acatamiento y la mayoría de docentes no adhirió a medidas de fuerza", afirmó.
"Con el descuento de los que paran reconocemos a los que cumplen siempre. Y con todo respeto, la Coalición de la Educación debería citar la fuente del informe y sus especialistas firmarlo, para ver qué evidencia conforma el análisis y quiénes lo acreditan. No da todo lo mismo", le retrucó.
Le saltaron al cuello otras dirigente paladar negro de Bullrich, como la ex secretaria de Lucha contra la Corrupción (Ajena) Laura Alonso, quien escribió: "Dato mata relato. Por eso se enojó la Ministra. Al menos (como ella dice) un 20 por ciento de los pibes de CABA perdieron clases en lo que va del año". Y también la abogada Silvina Martínez, quien le retrucó a Acuña: "El peor problema es él que se niega. Ayer la ministra de Educación de CABA reconocía la existencia de paros docentes. 22 horas después los niega para cruzar a Bullrich En el medio los chicos de rehenes".
Por fuera de la discusión de la interna PRO quedaron los problemas educativos que persisten hace años la educación porteña: la falta de vacantes, las condiciones edilicias, las pasantías que sumaron en quinto año de la secundaria.
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