Es gratuito y el requisito clave para hacer la tarea de controlador. Pero casi nadie lo cumple. Desde el gremio lanzaron un ultimátum: a partir de marzo del año que viene el que no se haya preparado no podrá ser contratado. Denuncian que no se realizan los controles para que se cumpla la ley. Y que la mayoría de los empresarios los contrata sin formación para ahorrar costos.
El chico de 25 años estaba tomando una cerveza con sus amigos en un bar de Constitución cuando cerca de él empezó una pelea. De repente, un patovica se le acercó y de una trompada lo tiró por la escalera. Terminó desfigurado y en terapia intensiva del Hospital Interzonal. "Le pegaron adentro y afuera, y lo dejaron tirado. Ni una ambulancia llamaron. Lo tuvieron que llevar al hospital los amigos en un taxi", denunció su hermana.
Dos jóvenes de 19 y 21 discutían con otro grupo dentro de un conocido boliche cuando aparecieron los patovicas, los separaron y los llevaron a un pasillo. Ahí, los golpearon hasta casi desmayarlos. "No había empezado una pelea pero igual nos pegaron sin parar", contó una de las víctimas.
Los casos son sólo dos de los tantos que se denunciaron en los últimos dos años. Si se hubiera respetado la ley, quizás, se podrían haber evitado. Es que en Mar del Plata y Batán el 86% de los "patovicas" no hizo el curso que los habilita a trabajar. A pesar de que la capacitación es gratuita y dura sólo un cuatrimestre, la mayoría de encargados de cuidar a las personas a la noche o en un espectáculo no están preparados para evitar una pelea o para no provocarla.
Los especialistas explican que el cóctel que permite que los "patovicas" trabajen sin preparación está conformado por la falta de controles y la necesidad de los empresarios de bajar los costos. Es decir: tratan de pagar lo mínimo posible y no los registran.
Según los datos obtenidos por LA CAPITAL, se estima que en Mar del Plata hay 900 "patovicas" de los que sólo 300 están afiliados al sindicato que los representa. Del total, solo 130 (14%) hicieron el curso profesional que les permite controlar a las personas en los boliches, espectáculos o eventos.
La ley nacional 26370 y la ley provincial 13964 regula la habilitación del personal que realiza tareas de control de admisión y permanencia de público en los espectáculos y eventos públicos. En General Pueyrredon, la ordenanza 20634 adhiere a esas leyes por lo que la formación profesional de los "patovicas" es un requisito indispensable para trabajar. No tendría que haber excepciones.
Desde el 2013, en el Centro de Formación Profesional 402 se realiza el único curso que habilita a los controladores. Un dato: por decisión del gobierno provincial es gratuito. Las clases duran tres horas y son dos veces por semana. Al finalizar el cuatrimestre se entrega el permiso que permite trabajar. Pero desde su creación, sólo 130 "patovicas" pasaron por sus aulas. Es decir: la mayoría trabaja sin estar autorizado ni capacitado. "Hoy lo que nos interesa es que todos los chicos estén formados. Y ellos ya están al tanto de que la parte sindical no los va a dejar trabajar", explica Edgardo Nader, representante legal en la ciudad del Sindicato Unico de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de la República Argentina. Y avisa: "Nosotros vamos a dejar trabajar hasta el 30 de marzo del año que viene sin el título. A partir de ahí, los que no lo tengan no van poder hacerlo más".
En el curso de formación de los "patovicas" se dan cinco materias: prevención de lesiones físicas, el contexto legal, comunicación y mediación, prevención de siniestros y primeros auxilios. "Les explicamos determinadas técnicas y conceptos para llegar a tener un diálogo, mediar ante un conflicto y evitar un hecho violento", explica José Quintana, coordinador del Centro de Formación Profesional 420. Y agrega: "La idea es que aprenda cómo enfriar un hecho que puede estar empezando para que no termine en violencia. Tienen que saber hablarle a una persona o a un grupo de personas".
Con la capacitación, desde el sindicato buscan profesionalizar a los trabajadores y revertir su mala imagen.
"El lema del gremio es que estamos para cuidarte y que nadie estropee tu diversión. Esa es la función del controlador. Estamos tratando de cambiar la mentalidad de los chicos", cuenta Nader. Y agrega: "Hoy la realidad es que una de las grandes cosas que se enseñan es a ver. El controlador no es un policía, no es un bombero pero sí es la primer barrera de la prevención. Somos los que tenemos que prever que no haya problemas y para eso necesitan estar capacitados".
Entre el año 2013 y el primer cuatrimestre del 2014, 130 personas consiguieron su título. En lo que va del segundo cuatrimestre, 40 empezaron pero 20 ya abandonaron.
"En el caso que el sujeto no esté habilitado va a tener una doble responsabilidad. Primero porque el curso es público y gratuito y no tenía ninguna limitación para poder acceder a la capacitación. En el caso de que ocurra algún evento extraordinario en donde existan víctimas fatales o heridos ya habrá incumplido desde un comienzo", explica Diego Cabello, docente del curso y especialista en la ley. Y agrega: "Dentro de los requisitos legales, el empleador tiene que tener un libro donde el personal de control deje asentadas todas las falencias que observa en el lugar. Eso es clave porque al momento de distribuir las responsabilidades después al primero que le van a caer es el controlador".
La violencia de los "patovicas" suele estar relacionada a su falta de capacitación. Desde el gremio reconocen que la mayoría son reclutados de los gimnasios sólo por ser grandotes y musculosos. "Si hubiera controles, tuvieran un legajo y el personal estuviera identificado se evitarían los excesos. Nosotros les explicamos que un exceso puede generar consecuencias graves. Una cachetada de más puede provocar una lesión importante, dejar secuelas o hasta la muerte de una persona", explica Cabello. Y agrega: "Ellos son los receptores de todos los vicios que se conjugan a la noche en sociedad y deben estar preparados para afrontarlos porque en los boliches se producen muchos desbordes".
Falta de controles
Desde el gremio reclaman que se hagan controles para prevenir los excesos y que los "patovicas" que estén en contacto con el público tengan preparación. "Como hacen un control para habilitar un local, tienen que hacerlo para saber quiénes son los controladores que trabajan en cada lado. Tenemos que lograr que estos chicos tengan un número como tiene la policía y que estén identificados", reclama Nader. Y agrega: "Pedimos que se controle a las empresas y a los controladores. Así si hay un problema es sencillo solucionarlo porque se sabe quienes son la personas que trabajan en el lugar".
Según la ley, la provincia es la encargada de realizar los controles. Pero eso no es el único problema: desde el sindicato aseguran que el Registro Público Provincial de Control de Admisión y Permanencia (Recap) se demora en entregar las credenciales de los "patovicas" habilitados para trabajar. Así hasta los que finalizaron el curso habilitante tienen problemas para evitar que se termine contratando a "patovicas" sin preparación que con el uso de la fuerza pueden provocar una tragedia.
Comentá la nota