El Movimiento Sindical por la Justicia Social y el Trabajo, que conforman varios de los gremios más importantes dentro de la CGT Regional, participaron de un zoom junto al senador nacional Carlos Caserio. Otros sindicatos que también integran la central empiezan a “fichar” por las 62-Organizaciones para acercarse al Centro Cívico. ¿Cómo se juega sin apostar?
Por: Felipe Osman.
Mientras la posibilidad de que el oficialismo provincial termine arribando a un acuerdo electoral con el Frente de Todos se desintegra en el vendaval de medidas lanzadas por la Casa Rosada que contravienen los intereses de la región centro en general y de Córdoba en particular, cada espacio se avoca a medir los recursos con los que contará para afrontar la campaña, ordenar la tropa y posicionar, cada vez que se presenta una ocasión oportuna, a los dirigentes que imagina como integrantes de su lista.
El fin de las tratativas para cerrar la grieta que separa al peronismo de Córdoba del Frente de Todos llega entonces no como un anuncio de alguno de estos espacios, sino como una derivación lógica necesaria del proceder de cada uno de ellos.
El asunto es central para la política local. Y es por ello que tanto perduró la expectativa por conocer su desenlace. Un escenario de unidad -además de improbable- habría resultado harto diferente del que empieza a esbozarse en torno a dos listas peronistas enfrentadas en las elecciones de medio término. Todo cambia. Y -a diferencia de lo que sucedió en mayo de 2019, cuando Schiaretti separó tres meses las elecciones provinciales de las PASO, o en éstas últimas, cuando subsistía la ya incómoda posibilidad de respaldar la boleta corta de Hacemos por Córdoba y la candidatura presidencial de los Fernández- ahora hay que elegir.
La primera línea de combate en la que se disputan respaldos es, sin lugar a dudas, en el territorio. Sea en la capital, donde el viguismo presenta mayor cohesión, o sea en el interior, donde el albertismo porfía al Centro Cívico el respaldo de cada intendente, parece claro que para cada fuerza resulta central contar con el aval de los caciques de cada lugar.
Pero esa misma disputa existe también en otros ámbitos. En otras estructuras. Entre ellas, el sindicalismo.
El Frente de Todos acumula buena parte de los respaldos. Y -probablemente por falta de capacidad para generar liderazgos en otras arenas- cuenta entre sus principales referentes a varios dirigentes de extracción sindical.
En las pasadas elecciones contó con el aval del Movimiento de Trabajadores de Córdoba -liderado por Pablo Chacón, entonces tercer candidato a diputado por el FdT-, la ya por esos tiempos menguada CGT Rodríguez Peña -que también tuvo un polémico candidato en aquella boleta: Franco Saillen-, y un apoyo medido de la CGT Regional, que intentó hacer equilibrio entre la boleta corta del Centro Cívico y el tramo presidencial Fernández-Fernández.
La CGT Rodríguez Peña hoy carece de consistencia alguna, pero dentro de la central formalmente comandada por José Pihen ha ganado cuerpo el “Movimiento para la Justicia Social y el Trabajo”, que agrupa a varios de los sindicatos más importantes de la CGT Regional y que ofrece su apoyo al armado que en Córdoba lidera el senador nacional Carlos Caserio.
El pasado lunes, en una nueva manifestación de ese respaldo, Caserio compartió un zoom con dirigentes sindicales que participan de este sector que, a su vez, espera ver a uno de sus integrantes en la boleta del Frente de Todos, de la que todavía hay pocas pistas en su tramo de diputados.
El problema que surge frente a la indefinición de quién contará con el respaldo de la CGT Regional de forma institucional es que, mientras algunos gremios juegan dentro del “Movimiento Sindical…” liderado por Ilda Bustos (Graficos), Juan Monserrat (Uepc), Héctor Morcillo (Alimentación) y Raúl Ferro (Bancarios), otros buscan el modo de mantenerse cerca del Centro Cívico, y al no encontrarlo desde la CGT, se aventuran a otra alternativa: las 62 Organizaciones Peronistas.
El armado que lideran Sergio Fittipaldi y Ricardo Moreno fue concebido con alguna astucia. En primer lugar, junta a agrupaciones sindicales que no necesitan ser oficialismo dentro de su gremio. Es decir, un espacio sindical que espera crecer para tomar el control de su sindicato puede apalancarse en las 62 Organizaciones para ir en busca de su cometido. Y en segundo lugar, porque no exige a los sindicatos que quieran participar que dejen de integrar la CGT Regional, y así apuestan a crecer también dentro de la central mientras suman gremios por fuera.
Sus operadores, por caso, aseguran que ya cuentan con más de 30 sindicatos enlistados en las 62 Organizaciones que integran también la CGT Regional. Entre ellos, algunos de los más significativos son la UTA (Trasporte), Alecyt (Correos), y Uthgra (Gastronómicos). Esta última es una adhesión reciente al armado de Fittipaldi, y su ingreso fue presentado la semana pasada en un almuerzo al que asistió Juan Rousselot, secretario general del gremio, y en el que también fueron presentados Víctor Olmedo, secretario general de Uatre-Río Cuarto y Luis Segovia, secretario general de Uatre-Córdoba, como nuevos integrantes de las 62-O.
En el medio, la CGT Regional empieza a parecer cada vez más un sello que no conduce y que, lejos de eso, es tensionado por las alternativas entre las cuales abdica de escoger.
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