El TOF 8 puede decretar la nulidad de lo actuado como pidió CFK, sobreseer a todos los acusados por inexistencia de delito; como acaba de ocurrir con el caso del Plan Qunita o rechazar los planteos y avanzar hacia un juicio oral.
Tras el demoledor alegato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la causa del Memorándum tendrá un parate hasta el 4 de agosto cuando se produzca la intervención de los demás imputados y del fiscal Marcelo Colombo. El siguiente paso será que el Tribunal Oral Federal número 8 dicte una resolución: puede decretar la nulidad de lo actuado --como pidió CFK--, podría también sobreseer a todos los acusados por inexistencia de delito --como acaba de ocurrir con el caso del Plan Qunita-- o simplemente puede rechazar los planteos y avanzar hacia la realización de un juicio oral. En todo el mundo judicial existe consenso de que la causa Memorándum es un armado grotesco, sin fundamento alguno. El viernes, hasta la DAIA recibió un golpazo cuando la AMIA se diferenció de manera evidente.
El argumento de Cristina Kirchner
El centro del alegato de la vicepresidenta, en lo que se refiere a la causa del Memorándum, fue la falta de imparcialidad de quienes reabrieron el expediente después de un trámite totalmente irregular. La jugada fue protagonizada por el fallecido Claudio Bonadio, la DAIA, dos familiares de las víctimas de la AMIA vinculados a la dirigencia comunitaria y los camaristas Gustavo Hornos y Mariano Borisnky, que permitieron el andar de una causa melliza. El argumento de CFK es que todo es nulo porque Hornos y Borinsky no fueron jueces imparciales dado que visitaban de manera oculta al entonces presidente Mauricio Macri.
Aceptar el planteo de la vicepresidenta sería una catástrofe para Comodoro Py porque impactaría en gran cantidad de causas. Pero, sobre todo, implicaría un reconocimiento de la trama ilegal manejada por la coalición política-mediática-judicial. CFK desnudó todo eso, pero aceptarlo sería aún más impactante que lo ocurrido en Brasil donde la Corte Suprema masacró por parcialidad todo el proceso encabezado el juez Sergio Moro contra Luis Ignacio Lula Da Silva.
La próxima audiencia
En la audiencia del 4 de agosto se seguirán escuchando voces de los imputados acentuando lo planteado por Cristina Kirchner, pero también poniendo en escena otro enfoque que puede ser decisivo: no hubo nunca chance de cometer delito en el caso del Memorándum.
La cuestión ya fue planteada en un escrito por Aníbal Ibarra, abogado de Oscar Parrilli: “recientemente (año 2020) se incorporó a la causa el informe de Interpol. Textualmente se dice: ‘04/12/2013: - OCN BUENOS AIRES (Oficina Central Nacional Buenos Aires) se envía radio a SG (Secretaría General) haciendo conocer que el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N.6 Sec. 11- es la única entidad que tiene potestad para dejar sin efecto las capturas internacionales ordenadas oportunamente en el marco de la causa AMIA, informando la plena vigencia de las capturas internacionales de los siguientes prófugos…”. Es decir que salvo que el exjuez Canicoba Corral lo hiciera, no había persona en el planeta Tierra que pudiera levantar las alertas rojas, lo que finalmente quedó corroborado por el informe de Interpol Buenos Aires agregado el año pasado en el expediente”.
O sea, ningún funcionario podía levantar las órdenes de captura de manera que ni Cristina ni Timerman estaban en capacidad de cometer el delito. A esto se suma otro hecho que desde el principio señaló el juez original de la causa, Daniel Rafecas: el Memorándum nunca entró en vigencia porque Irán no lo votó en su parlamento, de manera que no puede tener efecto jurídico algo que nunca entró en vigencia. Finalmente está la cuestión de que fue un tratado votado por ambas cámaras del Congreso, de manera que podía ser un mal instrumento, incluso inconstitucional, pero nunca un delito.
Este planteo debería tener buenas chances de prosperar, porque fue la base de lo que ocurrió inicialmente: la causa fue archivada por inexistencia de delito.
El rol del fiscal
El papel central en lo que se viene lo tendrá el fiscal Marcelo Colombo. La conclusión se deriva de lo que se vio en la causa Qunita: la fiscal Gabriela Baigún, tomando en cuenta dos nuevas pericias, determinó que no hubo delito en el expediente relacionado con los kits para recién nacidos. Baigún sostuvo que se trató de una prueba nueva, dictaminó, y los jueces del Tribunal Oral número 1 dijeron que sin acusación fiscal no puede haber condenas. Por lo tanto sobreseyeron a todos los imputados y no habrá juicio.
En el caso Memorándum, Colombo podría dictaminar que hay también elementos nuevos: el escrito de Interpol diciendo que sólo el juez podía levantar las alertas rojas --algo que era evidente de antes, pero que la central de policía puso en negro sobre blanco-- y las visitas a Olivos y Casa Rosada que pudieron tener influencia en el curso del expediente.
Habrá que ver entonces lo que dice el fiscal, aunque el Tribunal puede inclinarse por la nulidad o la inexistencia de delito, más allá de que Colombo mantenga la acusación.
La AMIA se distancia de la DAIA
El vergonzoso papel de la DAIA, acusando a funcionarios de un gobierno de traición a la patria --algo que no se vio en ningún lugar del mundo-- quedó desairado el viernes cuando el presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum, recordó a las víctimas del atentado con tres rasgos distintivos:
No mencionó el Memorándum pese a que se mismo día era la audiencia en la que intervenía CFK.
No habló de Alberto Nisman, denunciante del Memorándum, y mucho menos del supuesto asesinato.
Destrozó el invento de la DAIA y de Cambiemos del juicio en ausencia.
Eichabum es la voz de la corriente religiosa de la comunidad judía que considera que la DAIA no debe jugar a la oposición y que de ninguna manera puede desempeñar un papel político protagónico. Por supuesto que es un tira y afloje: hay sectores comunitarios muy vinculados al macrismo, al punto que aportó ministros, funcionarios y legisladores al PRO y a Juntos por el Cambio. También está la cuestión geopolítica: las derechas de Estados Unidos e Israel quieren castigar a cualquier país o gobierno que emprenda una negociación o diálogo con Irán. Se vio en la feroz ofensiva contra Barak Obama y habrá que ver si hacen lo mismo ahora con Joe Biden, que está avanzando en la idea de revivir el pacto nuclear con Teherán.
En cualquier caso, la DAIA no deja de presentar escritos incendiarios y acompaña la recusación del fiscal y el tribunal. Hizo todo lo posible para que la audiencia del viernes no se concretara y terminó no haciéndose presente. Aceptan el rol de enemigos del gobierno y de CFK de manera descarnada en una causa que es un compendio --y ellos lo saben-- de irregularidades.
La hora de las definiciones
Las cartas están sobre la mesa y agosto será el mes decisivo. El miércoles 4 será la nueva audiencia ante Gabriela López Iñiguez, Daniel Obligado y José Michilini. Ese día deberían terminar las intervenciones de los imputados y sus abogados. No se puede descartar que haya que hacer una nueva audiencia si las intervenciones se extienden.
El último en hablar será el fiscal Colombo que deberá dictaminar qué planteos acepta y cuáles no, y finalmente los tres jueces se tomarán días o incluso dos o tres semanas para resolver. En el camino podría intervenir alguna de las salas de Casación por pedido de la agresiva querella que encabeza la DAIA.
Están los antecedentes de Qunita y, en la Cámara de Casación, de la causa dólar futuro. En ambos casos los jueces se inclinaron por la inexistencia de delito. Habrá que ver si esta vez ocurre lo mismo. En su momento, juristas de primer nivel como el fallecido Julio Maier, Raúl Eugenio Zaffaroni, León Arslanián y hasta Ricardo Gil Lavedra opinaron que la causa era muchisimo más política que judicial.
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