Dentro del entorno del gobernador hay conformidad por la manera en la que se cerró este 2024. En El Panal entienden que la amplitud del oficialismo, así como la estrategia plural, gozan de buena salud.
Por Yanina Soria.
El proyecto del Partido Cordobés del gobernador Martín Llaryora cumplió un año. La construcción transversal que montó el mandatario y que, por ahora, se traduce en la incorporación de figuras individuales de otras fuerzas políticas a un oficialismo que “vende” pluralidad y amplitud, “goza de buena salud” dicen desde el Panal. Y tiene nuevos y claros objetivos para el 2025, agregan.
Lo que para la oposición es en verdad la cooptación de dirigentes no peronistas para la conformación de un partido único cordobés, es a los ojos de Hacemos Unidos un armado amplio y diverso. Desde el peronismo rechazan las objeciones que señalan que, en realidad, se busca anular todo lo que hay enfrente al PJ y aseguran que el modo Pac Man se encendió para no desactivarse más.
Por lo que, la avanzada del peronismo incomoda a los principales referentes de la oposición que nunca saben por dónde y a través de quién puede ramificarse el nuevo cordobesismo.
Esta apuesta oficialista todavía le vale cuestionamientos internos al nuevo jefe de Hacemos Unidos; pues, una parte de los propios reniega del proyecto que tiende a esmerilar el origen justicialista, y sigue sin digerir la idea de que, sólo con la condición de ser un extra partidario, alcance para aterrizar en la estructura de gobierno.
Desde esa perspectiva más crítica, entienden que el oficialismo provincial pagó caro las nuevas incorporaciones: los “extranjeros”, repartidos hoy en distintos cargos, no arrimaron votos nuevos, dicen.
Análisis que no comparten desde la cúpula del poder provincial. Desde el entorno de Llaryora el modelo del Partido Cordobés es “exitoso” y conceptualmente bueno. Tanto que es una firme decisión extenderse aún más territorialmente en el 2025, a través de los nuevos.
En nombre de ese armado transversal que excede las estructuras partidarias y que tiende a rascar también del ámbito del empresariado, el deporte y la sociedad civil, el mandatario pobló de “opositores” su gabinete.
En una estrategia con doble propósito: por un lado, mostrar amplitud y empantanar a opositores como el senador Luis Juez; por el otro, crear y conservar terminales políticas en todos los partidos.
Empezando por llevar como vicegobernadora a la radical Myriam Prunotto; el PRO está representado por Pedro Dellarosa y Darío Capitani, como ministro de Producción y titular de la Agencia de Turismo, respectivamente. Como dos de los pases que se complementaron al del expresidente del partido amarillo, Javier Pretto, cuando fue el elegido para acompañar en la fórmula municipal a Daniel Passerini.
Dos ex juecistas y de los críticos más ácidos que tuvo la gestión de Juan Schiaretti, también saltaron a las filas neo cordobesistas: Juan Pablo Quinteros como ministro de Seguridad y Liliana Montero como titular de Desarrollo Humano. Mientras que el ex director del Hospital Privado, Ricardo Pieckenstainer, se sumó al Ministerio de Salud, entre otros tantos nombramientos de extra partidarios en segundas y terceras líneas, como por ejemplo, el que también incluyó al radical Orlando Arduh como secretario de Gobierno.
En la Legislatura inicialmente se suponía que esa amplitud que además le permitió a Llaryora expandirse también en el interior sumando nuevos intendentes aliados, tendría un correlato en la Unicameral donde Hacemos quedó descalzado políticamente, sin poder llegar a la mayoría propia por primera vez en años. Apenas asumieron en el poder provincial, los peronistas descontaban con poder trabar alianzas legislativas que les permitieran sumar los votos necesarios para el quórum y una mayoría propia. En tanto, otros, como el propio peronista Federico Alesandri resistieron los encantos del Partido Cordobés.
El peso del intendentismo
A través de lo institucional, el gobernador busca afianzar su política transversal con los intendentes y tiene al ministro de Gobierno, Manuel Calvo, con un rol clave en esa articulación. Así, el modo “Pac Man” del peronismo sigue activado y la cantera del intendentismo resulta un lugar apetecible para el oficialismo. De hecho, como se mencionó, uno de los secretarios que integra el equipo de Calvo es el radical Arduh, un dirigente de vasta experiencia política y con llegada a los intendentes de su partido que pasó al gabinete provincial. Allí su rol político pasa por articular y acercar justamente dirigentes boina blanca al espacio oficialista.
Anular a la oposición Juez
El otro objetivo que cuentan como logrado es haber contenido, o al menos apaciguado sobre todo en el último tiempo, al alto perfil opositor de Juez. Entienden en el oficialismo que hubo un proceso de catalizador que se produjo en el último tiempo con el que lograron aislar al jefe del bloque PRO en el Senado.
Y que, en Córdoba, tuvo su correlato con las desavenencias que se produjeron en la Unicameral, además de la convivencia con el radicalismo.
El impacto de esto se verá en los próximos días, aunque por el momento, antes de Navidad, en el oficialismo sostienen que encuentran motivos para brindar.
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