Valeria Carmona y Pablo Ponce son dueños de Attico, un emprendimiento que confecciona papelería artesanal que contempla el cuidado del medio ambiente.
Por Paula Jalil.
Valeria Carmona (29) y Pablo Ponce (34) son dueños de Attico, un emprendimiento que crean cuadernos artesanales con papel de caña de azúcar que no usa químicos para el proceso de blanqueo que perjudica el medio ambiente. Además, el packaging de los productos es fabricado con cartón reciclado.
El nombre es por los áticos de las casas que están en la cima de las construcciones y son la "cabeza". Lo pensaron como un lugar especial y mágico comparándolo con los cuadernos en donde las personas guardan ideas y pensamientos. Sus productos tienen un rombo que simboliza la ventana del ático.
Valeria Carmona (29) y Pablo Ponce (34) son dueños de Attico. Foto: Axel Lloret /Diario UNO
El comienzo de Attico cuadernos
Descubrieron la encuadernación a partir de un taller que hicieron por curiosidad ya que Pablo ya era diseñador gráfico y Valeria estaba estudiando arte plástica. Empezaron con Attico en 2017 siendo un emprendimiento súper pequeño, con la idea de tener un ingreso extra y con el tiempo fue creciendo.
Valeria dijo que en Attico crean cuadernos pensados principalmente para creativos de distintos rubros, arte, diseño, escritores, y tienen que ser funcionales y seguir la impronta de la marca. A la vez, es un ejercicio ingenioso porque mancomunan un montón de aristas que les gustan.
"Tratamos de hacer cuadernos que se adapten a la personalidad de cada uno y siempre incentivamos a que los intervengan, a que los usen hasta la última hoja, que le den vida a ese cuaderno. Siempre de cuidamos el medio ambiente con los insumos que usamos, para que sea un producto lo más sustentable posible", dijo Valeria a Diario UNO.
Pablo es diseñador gráfico y descubrieron la encuadernación a partir de un taller que hicieron por curiosidad. Foto: Axel Lloret /Diario UNO
El cuidado del medio ambiente en los cuadernos sustentables
Los cuadernos tienen un proceso artesanal, los hacen con técnicas de encuadernación tradicional, cocidos a mano, plegando cada hoja, las tapas las cortan ellos mismos. Se va haciendo pieza por pieza, no se puede seriar, por lo que lleva tiempo, deben prensarlos como los libros antiguos. Para adaptarse a la actualidad, han sumado encuadernaciones contemporáneas como el anillado.
La premisa de Attico es el cuidado del medio ambiente y por ello el papel es en su mayoría de caña de azúcar o FSC, que es un sello que garantiza que el bosque donde se extrae esa fibra de árbol se gestiona responsablemente.
El papel de caña de azúcar es de producción industrial, compran trigos grandes en cantidad y los cortan según los formatos de los cuadernos. Valeria reconoció que antes los cortaban a mano, pero ante el aumento de la demanda, mandan a cortan las resmas en cantidad.
La premisa de Attico es el cuidado del medio ambiente y por ello el papel es en su mayoría de caña de azúcar. Foto: Axel Lloret /Diario UNO
La joven explicó que el proceso del papel es muy similar al que se hace con la fibra de árbol, solo que es con fibra de caña azúcar y hay otros papeles que combinan los restos de la caña azúcar que quedan con un porcentaje de papel reciclado.
"Queremos ir acostumbrando a que hay otras alternativas, otros papeles que son igual de lindos y que vale la pena probar. Cuando arrancamos en Mendoza costaba muchísimo encontrar esos materiales y con el tiempo se crearon marcas que producen distintos formatos pensando en el rubro de la papelería que está creciendo", sostuvo Valeria.
El packaging no es de plástico, sino que es reciclado, reutilizan muchos residuos que se generan en el taller y buscan marcan que tengan un sello garantizado de que el producto está hecho con material reciclado.
"Queremos ir acostumbrando a que hay otras alternativas, otros papeles que son igual de lindos y que vale la pena probar", dijo Valeria. Foto: Axel Lloret /Diario UNO
La emprendedora explicó que se puede cortar en pedacitos y compostar porque es únicamente papel y cartón, sin tinta ni químicos. Añadió que los procesos de blanqueo son perjudiciales para el medio ambiente.
"Venimos del palo del arte y del diseño, desde las carreras veíamos el consumo y empezamos a ahondar en el tema del papel, la industria, todo el proceso, los químicos, los residuos, la deforestación. Tenemos un estilo de vida que intenta ser sustentable y lo trasladamos. Nos dimos cuenta que hay muchísimo descarte en todos los productos de librería y no se le da valor", dijo Valeria.
La joven explicó que si bien es un material de uso cotidiano y súper fundamental, ellos apuestan no sólo a que el objeto no se tire, ni sea descartable, sino que las personas valoren el contenido en sí que le van a dar al cuaderno.
Añadió que no se deben menospreciar porque muchas veces las ideas o bocetos son disparadores de proyectos importantes. "Está bueno valorar ese camino, valorar el soporte y todo lo que acompaña al proceso creativo, a volcar cosas en papel".
La pareja tiene un estilo de vida que intenta ser sustentable y lo trasladan a su emprendimiento. Foto: Axel Lloret /Diario UNO
El auge del emprendimiento y los precios
Valeria sostuvo que hace unos años hay un auge en la encuadernación artesanal y el crecimiento no ha parado porque la gente busca este tipo de productos con personas detrás del proceso y que tienen en cuenta al medio ambiente. "Tiene mucho potencial, pero nos falta gente, no deja de sorprenderme, la devolución del público con la marca es mágica", añadió.
Las ventas son mayormente por redes sociales y también van a algunas ferias. Hacen cuadernos de distintos formatos y tamaños, A4, A5, A6 y sus formatos apaisados. Además, tienen una línea de cuadernos que está pensada para dibujos, con papel kraft, papel negro y papel obra.
- Las libretas de tapa blanda, flexibles cuestan $5.000
- Los cuadernos depende del tamaño hasta $50.000
- Las agendas valen $20.000.
Valeria sostuvo que hace unos años hay un auge en la encuadernación artesanal.
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