El viceministro de Relaciones Exteriores, Oscar Cabello, leyó en el Consejo de Derechos Humanos un duro documento. Contó con el apoyo de 29 países. El régimen de Nicolás Maduro lo acusó de ser un “lacayo de Estados Unidos”.
Desde Ginebra, Suiza. Enviado Especial.
"Compartimos las preocupaciones del Alto Comisionado (de la ONU) sobre las graves y repetidas denuncias de represión de las voces de la oposición y de grupos de la sociedad civil venezolana, de arrestos arbitrarios, del uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos y periodistas, así como la pronta liberación de los presos por razones políticas". Así concluyó sus tres minutos de exposición el viceministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, Oscar Cabello, en el marco de la 33ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en el Palacio de las Naciones de Ginebra.
Sólo 29 delegaciones acompañaron a Paraguay en su declaración conjunta: Estados Unidos, Canadá y muchas de la Unión Europea. Como anticipó ayer Infobae, casi no hubo respaldos por parte de América Latina. Si bien muchos de los países de la región comparten las preocupaciones de Paraguay, prefieren exponer sus preocupaciones en ámbitos regionales, como la OEA, la Unasur y el Mercosur. Corporativismo regional.
Cabello se refirió también a la necesidad de resolver, a través del diálogo entre las partes y la asistencia externa, "las necesidades urgentes del pueblo de Venezuela" con el fin de garantizar "la paz y la seguridad, el pleno respeto a los derechos humanos, el debido proceso, la separación de poderes, así como la consolidación de la democracia representativa".
Luego de que Cuba y Nicaragua hablaran en su defensa, tomó la palabra el embajador de Venezuela ante la ONU en Ginebra,Jorge Valero. "La declaración elaborada por el gobierno de Estados Unidos, y circulada por Paraguay, es un acto degrosero intervencionismo. Es una nueva escalada imperialista que pretende derrocar al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro. El imperio y sus lacayos alegan falsamente que en Venezuela podría haber una crisis humanitaria", dijo.
"Es deplorable que un país hermano asuma el papel de mandadero de bastardos intereses imperiales. El gobierno que ha circulado la infeliz declaración contra Venezuela es presidido por un condenado ante la justicia de su país", agregó.
En ese momento, Paraguay pidió un punto de orden pararesponder al ataque. "Nosotros no somos lacayos de ningún imperio. Sí somos súbditos de un imperio, el imperio de la ley", dijo Cabello. Fue interrumpido a los gritos por la delegada cubana, que reclamó la improcedencia de la intervención.
Precisamente había sido Cuba quien, inmediatamente después de la primera exposición de Paraguay, tomó la palabra en representación de Venezuela. Como también había anticipadoInfobae ayer, su declaración conjunta mostró el poder de fuego diplomático del eje bolivariano, que con la ayuda de Rusia, consiguió el respaldo de 88 delegaciones, la mayoría pertenecientes al Grupo Africano y al Grupo Árabe.
"Exigimos el pleno respeto de la soberanía de Venezuela, de conformidad con los principios universales de no intervención en los asuntos internos, el derecho a la libre determinación de los pueblos y el derecho a ejercer el sistema constitucional, político, económico y social que las naciones hayan elegido soberanamente (…) Condenamos cualquier iniciativa que perturbe la paz y la estabilidad democrática de la República Bolivariana de Venezuela y que amenace su soberanía. El derecho a determinar el futuro del paíspertenece exclusivamente al pueblo de Venezuela actuando sobre la base del respeto a la Constitución y la legislación nacional", leyó la representante cubana.
Mucho más dura fue la declaración que, acto seguido, leyóNicaragua en nombre del ALBA (Venezuela, Cuba, Ecuador y Bolivia). "Denunciamos que la República Bolivariana de Venezuela es objeto de una campaña mediática sin precedentes, que (…) pretende desconocer los inocultables logros de la Revolución Bolivariana en todos los órdenes y, particularmente, en el ámbito de los derechos humanos. En Venezuela se disfrutan los derechos humanos como nunca antes en su historia (…) Buscan crear las condiciones para desestabilizar la democracia participativa y protagónica que existe en Venezuela, y no descartan, incluso, intervenir militarmente en la patria de Bolívar".
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