Este viernes 6 se cumple el quinto día hábil del mes, fecha límite para que el gobierno municipal deposite los sueldos correspondientes al mes de noviembre.
Y como cada mes, las dudas son más fuertes que las certezas. No es ninguna novedad que la gestión López tiene todos los meses desde hace tiempo retrasos en el pago de los sueldos a sus trabajadores. Aunque esta vez la situación es particularmente sensible. Por un lado, porque el monto de la deuda nunca fue tan grande. Por otro, porque quien heredará esa deuda es el próximo gobierno. Por eso, las expectativas de que López se ponga al día antes de dejar su cargo no son muchas.
Con el correr de los meses, el atraso en los pagos se fue haciendo cada vez mayor. Primero fue el pago en dos cuotas, luego en tres, en cuatro, hasta llegar al ridículo del mes de septiembre cuando se depositó en siete tramos. Junto con este pago desdoblado, se fue extendiendo cada vez más el tiempo de espera que debían padecer los trabajadores municipales para cobrar sus haberes, de tres o cuatro días de atraso se fue extendiendo a varias semanas. Pero en esta ocasión, el retraso alcanzó un nuevo nivel. El gobierno municipal inicia el mes de diciembre adeudando parte de la masa salarial de octubre, a lo cual se suma una deuda en el pago de horas extra desde mitad de julio, y casi dos meses de deuda en el pago del arancelamiento hospitalario a los trabajadores de la salud.
Ante este panorama desolador, es de esperar que la deuda multimillonaria recaiga sobre el futuro gobierno que, de no mediar ninguna sorpresa, estaría asumiendo el próximo lunes 9. A los salarios de noviembre (algo que se da por prácticamente por descontado que le tocará pagar a la gestión Rojas) se suma entonces la parte adeudada de octubre, los dos meses de arancalamiento y los tres meses y medio de horas extra. Menudo problema heredará el nuevo gobierno que, para colmo de males, deberá hacerse cargo del medio aguinaldo de diciembre con unas arcas municipales al rojo vivo. El gobierno de López se va y deja tras de sí un tendal de compromisos incumplidos. Haciendo honor al refrán, para López, lo prometido es deuda.
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