Los hábitos de los formoseños se han visto irremediablemente afectados por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Lo que el gobierno nacional y provincial consideran un tema “Tabú” explota en la caída del consumo y los cambios en la canasta familiar.
En los últimos meses ha habido una fuerte retracción en el consumo de la carne vacuna, produciéndose un cambio alimentario hacia el pollo y el cerdo que aunque más baratos, también registran importantes alzas.
Estas variaciones negativas en la calidad del consumo son, en la mayoría de los casos, relativizadas por funcionarios de gobierno o directamente acusan de toda responsabilidad a los comerciantes, a quienes exponen por ser los formadores de precios.
Sin embargo los mensajes ambiguos son los que más irritan al consumidor y en este caso, hace poco más de 7 días, el Director Provincial de Estadísticas, Censos y Documentación, Andrés Quintana, afirmó que la venta en supermercados creció un 45% y que rubros como Bebidas crecieron en un 38%, almacén 44%, panadería 62%, lácteos 67%, carnes 45%, verdulería 48%, rotisería 42% y limpieza 41%.
En el día de ayer, según datos recabados por la Defensoría del Pueblo, los porcentajes resultan no solo totalmente opuestos sino que marcaron una profunda caída en el consumo de las carnes, los lácteos y las frutas y verduras.
Desde la Defensoría, a cargo de Leonardo Gialluca, señalaron además que con el relevamiento, también se realizo una encuesta en aproximadamente 100 familias, de nuestro medio y que ello nos permite afirmar que nueve de cada diez, han debido cambiar sus hábitos alimentarios por el aumento en los precios de la carne vacuna, de los lácteos y de las frutas y verduras. Pudiéndose observar la caída del 70% en el consumo de carne vacuna y una disminución de los lácteos en un 50% y de las frutas y verduras un 10%, inclinándose las familias de clases medias a bajas con ingresos de $3.500 a $8.000, aproximadamente, por el consumo de otras opciones alimenticias, que se centran en las pastas, fiambres, cortes populares de carnes y principalmente en el pollo, llegándose inclusive a dejarse de lado la carne de cerdo, por sus permanentes incrementos.
Dos funcionarios de gobierno y dos miradas totalmente opuestas. Lo cierto es que el consumidor se ve afectado día a día y cada vez puede comprar menos con la misma cantidad de dinero, algo que expone a las claras que la visión más adecuada a la realidad es la del que debe cargar el “changuito” y lo hace con cada vez menos productos.
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