Para Cristina Fernández, la verdadera efemérides de octubre es la muerte de Néstor Kirchner

Para Cristina Fernández, la verdadera efemérides de octubre es la muerte de Néstor Kirchner

A continuación, la desgrabación de los principales conceptos de la entrevista de Francisco Olivera a Carlos Pagni:

 

Elecciones en Bolivia

 

Las elecciones en Bolivia tienen varias implicancias para nosotros, pero hay, sobre todo, dos cuestiones importantes a tener en cuenta. Por un lado, el 15% del gas que consumimos los argentinos viene de Bolivia. Quiere decir que el país es un proveedor de un recurso estratégico y, por lo tanto, lo que que pasa en su política repercute en alguna medida sobre la Argentina y también sobre Brasil, que es otro gran consumidor.En Bolivia, como ya sabemos, triunfó el Movimiento al Socialismo (MAS), que es la fuerza que conduce Evo Morales. Aquí aparece una segunda dimensión que nos puede llegar a interesar a los argentinos. Porque expone una cuestión que está en el centro de nuestra experiencia: el problema del liderazgo en la política. Hoy, el Gobierno festeja su alianza con Morales, pero si miramos de cerca la política boliviana da la impresión de que lo que se produjo ayer con el triunfo del MAS es el inicio de una etapa post Evo.Es muy probable que Evo vuelva a Bolivia en el contexto de este oficialismo. Pero hay un liderazgo en el que podría empezar a ser sustituido. Ayer ganó Luis Arce, que es un viejo burócrata del Estado boliviano, que mantuvo la economía dentro de cánones muy aceptables: bajos niveles de endeudamiento, una gran disciplina fiscal y una estabilidad cambiaria que casi parecía una convertibilidad. Ese fue el ministro de Economía de Evo que hoy se convierte en presidente. Un hombre que no pertenece al riñón ideológico del MAS y por eso mismo tuvo la capacidad de atraer los votos del centro, disputando con Carlos Mesa que era la alternativa de poder que finalmente fracasó.

 

 

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Ahora, detrás de Arce hay un caudillo mucho más identificado con el MAS que es David Choquehuanca, quien en su momento fue el canciller de Evo y que ahora está en conflicto con él. Probablemente no ha sido candidato a presidente porque su imagen no tiene la plasticidad que se requiere para llegar a los sectores de clase media o a los ubicados en la zona de Santa Cruz de la Sierra, la parte más moderna del país, un área que hoy atrae mucho a la migración interna.Choquehuanca es el nuevo líder del MAS y es el vicepresidente. Su conflicto con el expresidente boliviano se da en gran medida cuando Morales fuerza la constitución para poder ser reelegido más veces de las permitidas. A partir de ese momento se desató la crisis socio política que lo sacó del país. El problema es que Choquehuanca hasta ese entonces era el candidato del partido para suceder a Morales.Hay mucha gente del MAS que cree que si Evo no se hubiera tentado de tocar las leyes no se habría desatado la crisis en Bolivia y probablemente tampoco se hubiera hablado de golpe de Estado, que es la tesis del gobierno argentino. Porque, como vimos ayer, hubo un reconocimiento tempranísimo por parte del gobierno de Bolivia a la oposición. Entonces, ¿el problema era con el MAS o era un conflicto con el caudillismo de Evo Morales que pretendía una especie de reelección eterna?

 

 

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Sin embargo, la pregunta que se hace todo el mundo es: ¿Cómo va a funcionar la fórmula Arce-Choquehuanca? ¿Va a ser una especie de fórmula Alberto-Cristina? Por lo argumentado, daría la impresión que no. ¿Se van a desprender del pasado? Es decir, ¿podrían replicar el ejemplo ecuatoriano y apartarse de Evo al igual que hizo Lenín Moreno con Rafael Correa?Correa acusa a Moreno de lawfare. Lo ve del modo que Cristina lo veía a Mauricio Macri. Hay muchos experimentos de este tipo en la región y son misteriosos. Álvaro Uribe puso a Iván Duque y este no termina de volar. Lula Da Silva puso a Dilma Rousseff que cayó por un impeachment. Aquí reside el problema del caudillismo. Podría resumirse en una idea de Salvador Dalí, quien en su diario dijo: "Yo no tengo ideas políticas, pero si las tuviera sería monárquico porque la monarquía resolvía el único problema que tiene la política: la sucesión". ¿Cómo hace un líder carismático para generar un heredero? En ese problema está metido hoy el peronismo y es el conflicto que se escenificó este 17 de octubre.

 

La marcha del 17 de octubre

 

La novedad del acto de este 17 de octubre, lo que nos permite interpretarlo, más allá de la celebración y la conmemoración, fue la ausencia de Cristina. Los más allegados a la vicepresidenta insisten en que no se exagere en sobreinterpretar el tema porque, según aclararon, ella no estuvo por razones personales. Dicen que quiso estar al lado de su hija que no la estaba pasando bien el sábado. Es una lectura.Alberto Fernández se cansó de invitar a Cristina y ella no fue, pero tampoco mandó ni siquiera un mensaje. La idea del festejo nació de Héctor Daer, un gran aliado de Fernández y del gobernador de Tucumán, Juan Manzur. El sindicalista es quien le prestó su estructura de Sanidad al partido de Fernández para que se nacionalice.La idea era utilizar el 17 de octubre subliminalmente, utilizar la figura de Perón, de la tradición ortodoxa peronista y el edificio de la CGT para consolidar y potenciar la figura del Presidente. Pero, ¿respecto de quién? De Cristina. Esta ocurrencia empezó a ser elaborada en el entorno de Fernández, que en su momento pensó en realizar el acto en 100 plazas con 100 personas. Pero le dijeron: "No le podés pedir a la gente que vaya a hacer lo que el Gobierno le impide" Algo que podría traducirse en: "No los dejás ir a trabajar, ¿pero le vas a permitir festejar a San Perón? No".Fue así, entonces, que se llegó a este formato de la plataforma, que finalmente fracasó. Ahora bien, ¿cómo mira Cristina la escena? Para ella los sindicalistas Héctor Daer, José Luis Lingeri y Antonio Caló son los que brindaban con Macri cuando, según cree ella, Macri la quería meter presa.

 

 

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Cristina recordó el 17 de octubre con una imagen de su esposo en Twitter, más allá de que Néstor Kirchner no había nacido en esa fecha y tiene tanto que ver ella como cualquier otro militante peronista. Lo que sale a luz no es sólo esta forma, tan fragmentada, de entender al poder, sino las alianzas dentro del Gobierno.Cristina Kirchner tiene una idea de poder muy distinta a la de Alberto. Claro, tiene con qué para tenerla. Ella piensa que el poder surge de la relación del líder y la masa sin intermediaciones. Ni de los diarios ni de los sindicatos o del partido. Fernández, por su parte, dijo algo que, en un plano imaginario, Cristina le pediría que dijera: "Me siento muy apoyado por los poderes fácticos, por los gobernadores y por la CGT. Ahora traduzco eso como lo podría traducir alguien del Instituto Patria: "El de Alberto es un 17 de octubre de 'las corpos'. No es nuestro 17 de octubre".

 

 

Ese estilo de liderazgo de Cristina se puede ejercer cuando se dispone de mucha plata para repartir. Cuando la soja está a US$600 y China sigue pidiendo. El liderazgo de Alberto es un liderazgo de ajuste, por lo tanto, de contención. Es indispensable que se relacione con las corporaciones, con los empresarios, la CGT, con los diarios. El kirchnerismo duro ve detrás de eso no una necesidad, sino una aspiración. Y vio en este 17 de octubre la reanudación de una escena que se había interrumpido el día de la victoria. Aquellos a los que bajó Cristina del palco, en aquella celebración de octubre pasado, se quisieron volver a subir con este 17 de octubre.La próxima vez que se vean juntos Alberto y Cristina va a ser el 27 de octubre. Estoy seguro de que, si la hipnotizamos, para Cristina, no solamente porque era su esposo sino por la visión que ella puede tener del peronismo, la verdadera efemérides de octubre es el 27: el día de la muerte de Néstor. Ya no es más el 17. En su tuit, la vicepresidenta muestra una foto de Néstor junto a una plaza llena. Después vienen, para beneplácito de los periodistas, las teorías conspirativas. La plataforma virtual ¿se cayó o la voltearon? La manejaban Javier Grosman e Ignacio Saavedra, que son socios. Saavedra es un hombre de negocios muy ligado a Eduardo "Wado" De Pedro. Lo raro de los amigos del Presidente es que hacían un 17 de octubre, subliminalmente, contra Cristina, ¿y le pidieron que monten la plataforma a los amigos de Cristina? Es un poco ingenuo. Lo que llama la atención de mucha gente amiga de Alberto no es que se haya caído el sitio, sino que hubo muy poco empeño en volverlo a habilitar. Después dijeron que hubo un ataque internacional, que fue Trump... No sé si Trump estaba tan interesado, en plena campaña, en voltear el acto a Nacho Saavedra.

 

 

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El problema de esta tensión es que en el peronismo la idea de dos liderazgos es como un cielo con dos soles. No existe. Y en el kirchnerismo menos. Uno de los grandes insumos de la disciplina kirchnerista es el miedo, y no puede haber dos fuentes de miedo. Miedo le tenés a uno. Como bromeó Cristina en su momento: "Tienen que tener miedo a Dios, y un poquito a mí". Alberto Fernández es distinto. Una de sus virtudes es que no hace culto a la personalidad. Fue al Coloquio de IDEA, le dijeron de todo. Fue muy significativo que en el muro de la plataforma virtual de IDEA muchos empresarios, con nombre y apellido, no off de récord, como suelen hacer, lo castigaron muchísimo. Hay que aplaudir que no se haya ofendido y que hoy no tengamos ninguna noticia de que les llegó la AFIP a esos empresarios, como podría haber pasado en otras experiencias kirchneristas. Claro, ese liderazgo más horizontal no inspira miedo ni tampoco disciplina.Un acto para las corporaciones que se juntan con AEA, para fortalecer a Fernández, Cristina puede interpretarlo como un amague post-Cristina. Como en Bolivia Arce se insinúa como post-Evo Morales. Lo curioso es que Alberto es el último en querer encarnar ese conflicto. Son más bien iniciativas de los que lo rodean, que él no termina de interpretar. O no termina de animarse, porque sabe que no se puede pelear con Cristina. Ella tiene los votos, lo cual no deja de ser importante en un sistema democrático y mucho más en el peronismo. Pero la circunstancia económica, el grave problema en el que está la Argentina requiere de negociación, de acuerdos, de algún tipo de convenio de entendimiento con lo que Cristina llamaría las corporaciones. Hoy se ensayó algo parecido.

 

Acuerdo económico-social

 

Llamó muchísimo la atención el temario. Algunos puntos resultan conmovedores. Por ejemplo: "Una macroeconomía estable ayuda al desarrollo productivo". Nos pusimos de acuerdo respecto de eso. Qué importante. Hay otro punto que señala: "No puede haber desarrollo sin producción". Cuántas diferencias se depusieron para llegar a esa idea. Ahora en serio: es un decálogo de obviedades. Otro axioma es: "No hay futuro sin políticas productivas". Si ese es el punto de partida, para resolver los problemas que tenemos tardamos 45 años. El número uno es: "Todos los sectores son importantes". Es mentira. Hay sectores que no son competitivos y tendrán que reconvertirse y dejar de ser lo que son. Y otros, no y esa la opción de cualquier política económica, de desarrollo. Encontrar en qué sos bueno y en qué no sos tan bueno.

 

 

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Lo más importante del anuncio fue que no estaba el ministro de Economía, Martín Guzmán. Un economista me dijo que no estaba porque se encontraba asistiendo a una clase de políticas presupuestarias con perspectiva de género. No lo sé. Lo cierto es que no estaba. Y eso es relevante, porque el gran problema que tiene cualquier acuerdo económico-social es cuál va a ser la tasa de interés, qué vamos a hacer con el exceso de pesos, cómo vamos a financiar el déficit público. De todo esto depende cuál va a ser el tipo de cambio y, por lo tanto, la mayor o menor aptitud exportadora que tenga la economía.Guzmán, mientras tanto, emitió un comunicado con tres novedades. La primera son las nuevas reglas para el manejo de bonos, es decir, del contado con liquidación. Es decir, un nuevo intento de bajar la paridad con el dólar que se opera a través de bonos. Otro economista me dijo: "Antes Guzmán era el ministro de la deuda, ahora es el ministro del contado con liqui". No hay una visión general en el Gobierno. Está concentrado en el tema cambiario. Lo segundo es que comunica, de nuevo, que a los fondos multinacionales importantes, que vinieron con pesos, como Pimco, se les va a permitir licitar bonos en dólares. Guzmán se enoja cuando uno sostiene que el local, el asalariado está condenado al peso. Ni los US$200 se pueden ahorrar. Él explica que si obliga a esos fondos a cobrar sus bonos en pesos irían a comprar dólares y el precio del contado con liquidación se iría a las nubes.Lo más interesante de ese comunicado es una tercera dimensión, que es que el ministro de Economía anuncia que da de baja una circular del Banco Central. Es un agravio contra Miguel Pesce, político, pero además institucional, porque el Banco Central por Carta Orgánica no puede recibir instrucciones del Ministerio de Economía. Es autónomo e independiente. Es muy llamativo que desde un comunicado de Economía se diga que la entidad monetaria va a suspender una circular.La comunicación de Guzmán llama la atención por todo lo que no dice y debería decir, llamó mucho la atención una oración que está en el centro de la ideología de mucha gente del oficialismo: "Hay expectativas que están equivocadas respecto del proceso de decisiones que estamos tomando". El Gobierno dice que las que se equivocan son las expectativas. No las medidas que toman, que generan esas expectativas. Es la traducción sofisticada de una frase de Máximo Kirchner: "Los mercados deben entender que a la economía la maneja el Gobierno". El mercado, que somos todos, sabe que el Gobierno intenta manejar la economía, y lo hace mal. Por eso ordena sus expectativas según las señales que este emite. El mercado no es un genio maligno que está manipulando a la gente como un títere.Lo interesante de esto es una idea, una hipótesis central que es que la sociedad se organiza desde el Estado. La misma creencia aparece en la iniciativa sobre los medios, Nodio. Pareciera que el poder tiene que controlar lo que dice la sociedad. Esta idea de que la sociedad se debe adecuar al Estado y no al revés, esto es lo que tiene de profundamente antiliberal la concepción que gobierna hoy la Argentina.

 

Nodio

 

Con cabeza de jurista, Osvaldo Pérez Sammartino se preguntaba hoy en un tuit: si el Estado tiene un observatorio para ver cómo los medios mienten -o, como dijo Parrilli, cómo hablan en contra de los políticos-, se supone que habrá una consecuencia inmediata de punición. Porque el Estado no es una academia. El discurso de Miriam Lewin durante la comisión es como una especie de cátedra de teoría de la comunicación. Pero no es eso el gobierno. Nos están diciendo que al final algún tipo de punición va a haber sobre el que miente.Si desde Nodio no se genera una medida y no está hecho para tomar una decisión, no se entiende cuál es el papel del Estado haciendo análisis que se pueden hacer en la universidad, en las cátedras de Comunicación social. ¿De dónde va a salir la plata para todas esas contrataciones que dice Miriam Lewin que se van a hacer, para estudiar cómo mienten los medios? ¿Para qué aplicamos los recursos de un país, que tiene una situación fiscal horrorosa, en ese cometido, si no es para corregir aquello que advertimos? Entonces, cuando adviertan que un medio miente y lo decidan van a tratar de corregirlo, es un sistema de control. Y, si no, no se entiende para qué se inventó.

 

¿Capitalismo debilitado?

 

La vida republicana supone el ejercicio contrario. La sociedad debe criticar al poder, al Gobierno, al Estado. El "nodio" hay que aplicarlo con los funcionarios. También con el Presidente. Fernández vive repitiendo una idea muy extraña, que es que hay un bichito que nadie ve, que es el coronavirus, que destruyó al capitalismo. Y que eso no habla de las virulencias del Covid sino de la debilidad del sistema. No sé qué otro sistema económico tiene en la cabeza que podría no ser destruido por una pandemia.Pero lo relevante es que la idea es falsa. La bolsa de Frankfurt solo subió. La de Nueva York, también. Mientras la Argentina se cae, las bolsas del mundo desarrollado lo que hacen es subir. La idea del capitalismo consumido por el bichito la tomó de Kicillof y le encantó. En realidad, más que un diagnóstico, lo que hay son ganas de que el capitalismo se venga abajo.Creo que hay un público al que le gusta escuchar que el Presidente kirchnerista diga eso, no sé hasta dónde lo piensa o no. Jorge Liotti lo calificó hace tiempo como Zelig de Villa del Parque, por aquel personaje de Woody Allen que frente a distintos públicos siente cosas distintas. Alberto cuando está al lado de Kicillof siente que el capitalismo es susceptible de ser destruido por un virus. Pero frente a un banquero puede sentir lo contrario.

 

Energía: la producción de YPF y Vaca Muerta

 

El otro día estuvo en Neuquén y habló del gobierno de Macri y la energía. Afirmó que la producción de gas había caído. Sin embargo, fue al revés de lo que él dijo: la producción aumentó. Por Vaca Muerta, más los planes para el gas convencional. En alguna medida, también por efecto de la buena política de gas que llevó adelante Kicillof, y que tuvo una inercia durante el período de Macri. Es todo más complejo de lo que narra el Presidente.Lo mismo pasa con la deuda de YPF. Él dijo que la deuda había subido con el gobierno de Macri y es absolutamente al revés, se incrementó muchísimo durante la última época de Cristina Kirchner y cayó durante la época de Macri. No en vano, al frente de YPF, estaba una de las personas que más sabe de finanzas en la Argentina, que es Miguel Gutiérrez.Cuando toma YPF el gobierno de Cristina lo toma con una deuda de 2900 millones de dólares. Quiere decir que el Estado absorbe, con el 51% de las acciones, una deuda de 1500 millones de dólares. Además, pagamos 5400 millones de dólares por esa estatización. Estamos hablando de que la fiesta salió 7 mil millones de dólares.

 

¿Ruta equivocada?

 

No le estamos haciendo "un nodio" al Presidente para saber cuánto miente o cuánto deja de mentir. Es un problema más profundo, porque puede ser que esté tomando decisiones sobre impresiones equivocadas, sobre datos falsos. Que crea que está yendo hacia Mar del Plata y en realidad esté yendo a Rosario. Mientras, vamos todos en ese tranvía.Muchas interpretaciones del Gobierno, como el comunicado del Ministerio de Economía que acaba de admitir que se equivocaron el 15 de septiembre y corrigieron resoluciones que tomaron en el mercado de bonos, dicen que las que se equivocan son las expectativas, que no se compadecen con sus intenciones.

 

 

Por: Carlos Pagni

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