El intendente municipal interino, José Luis Vidal, calificó como “positivo” el balance de la gestión que encabeza, considerando que debe tomarse en cuenta el estado “terminal” de la comuna cuando le tocó asumir tras la destitución de Horacio Tellechea.
“Estamos conformes porque finalizamos el año sin grandes conflictos que tuviesen que ver directamente con la administración, se pudo seguir funcionando y brindando los servicios básicos, todo a partir de las medidas que tomamos cuando asumimos”, expresó.
- ¿Cuáles fueron esas medidas que, a su juicio, posibilitaron que mejorara la situación?
- Al momento de asumir, dentro de las cosas que se decían, se mencionaba que no podríamos pagar los sueldos, aumentos, las extras, aguinaldos o a proveedores. Por supuesto, teníamos una cuota de temor y dudas, porque la situación de la Municipalidad era terminal. Llegamos a fin de año en un clima de armonía y funcionando, aunque reconozco los déficit estructurales que vienen de años.
No solamente no se tomaron empleados, sino que sacamos a muchos ñoquis, se bajaron contratos VIP que, como destajistas, ganaban valores insólitos. Se disminuyeron las extras de 2 millones a 800.000 pesos; se achicó la planta de funcionarios políticos: hay 14 menos. Nos manejamos con total austeridad. Se afrontó una elección y no se antepuso a la política partidaria por sobre la administración. Es válido recordar que teníamos el peor panorama para una elección: el Hospital parado por el conflicto con los médicos, las calles destruidas, la ciudad sucia y las máquinas rotas. Aunque políticamente no era lo correcto, dejamos de lado los anuncios o la especulación por un voto más, y nos abocamos de lleno a la gestión.
- ¿Cuándo los vecinos podrán palpar esa mejora a la que hace referencia?
- Estamos convencidos que el reconocimiento llegará cuando la gente comience a ver que las cosas acá se están haciendo en serio. Todas estas medidas dieron resultados hacia adentro. Soy consciente que hay pérdidas de agua en la ciudad, que Necochea está destruida, etc. Nos hacemos cargo de la responsabilidad actual, pero no de lo que no se hizo durante años y años. Es cierto que la gente no separa y nos echa la culpa, y tampoco le importa quién estuvo hace 24 horas. Lo claro es que Necochea no está así por nuestra irresponsabilidad…
- Se ha sentido condicionado en cuanto a los plazos, teniendo en cuenta que si la Justicia ratifica la destitución de Tellechea habría elecciones para completar el mandato
- Lo dije el primer día que asumí, que gobernaría hasta el último día. Eso no cambió en nada. Sigo con el mismo convencimiento. De lo contrario, hubiésemos dicho que no asumiríamos. Por eso no encaramos esta etapa con tibieza. Nos sentamos a gobernar y lo primero que hicimos fue echar de la ciudad al tipo (sic) que le hizo tanto daño a Necochea y que era el superpoderoso al que nadie se le animaba (en obvia alusión a Roberto Porcaro). Fue el mal del gobierno y el que lanzó los rumores que no pagaríamos los sueldos y el que obstaculizó que nos abrieran las puertas de Nación y Provincia.
- ¿Y cuál es ahora la relación con los gobiernos nacional y provincial?
- Estamos esperando apoyos más concretos de ambos gobiernos, pero sabemos que hemos estado en la observación y se ven los primeros logros de la relación. Vieron de qué manera trabajamos. El Ministerio de Economía de la Provincia nos empieza a reconocer los esfuerzos a través de sus equipos técnicos.
- ¿De qué manera se va a traducir ese respaldo de la Provincia?
- Al ver que se trabaja seriamente, nos comunicaron que se concretarán adelantos de coparticipación que nos servirán para arrancar el año de la mejor manera.
También el gobernador Daniel Scioli dio muestras claras de apoyo; nos acompañó en el aniversario de la ciudad, lo cual no es un dato menor, y se pudo iniciar una relación casi semanal con él. También nos escuchó cuando le pedimos que sacara de la presidencia del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén al último bastión del porcarismo (por José Luis De Gregorio). El puerto es central para Necochea y no puede haber dirigentes que lo único que piensan es en lo personal.
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