"Apuesto a lograr un clima de fraternidad y recomponer la confianza con el clero, los laicos y las familias", dijo el nuevo arzobispo de Rosario, quien asumirá en los próximos dos meses.
El papa Francisco nombró nuevo arzobispo de Rosario a monseñor Eduardo Eliseo Martín, un venadense que se desempeña actualmente al frente de la diócesis de Río Cuarto. Martín asumirá como titular del Arzobispado local a más tardar en dos meses en lugar de José Luis Mollaghan, desplazado por el Vaticano por presuntos desmanejos financieros y malos tratos a laicos. "Hay que mirar para adelante, no quiero abrir un juicio sobre lo que pasó en Rosario", dijo sobre la gestión anterior. "Apuesto a lograr un clima de fraternidad y recomponer la confianza con el clero, los laicos y con las familias", se diferenció de su antecesor.
La designación de Martín fue comunicada ayer por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, quien la hizo pública a través de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), en el mismo momento en el que se publicaba en Roma.
El Arzobispado de Rosario había quedado vacante el 19 de mayo pasado, cuando Francisco desplazó a Mollaghan y lo designó miembro de una comisión a crearse, en medio de versiones sobre presuntas irregularidades financieras.
Según publicó el portal de la AICA, Mollaghan se trasladará a Buenos Aires, donde fijará su residencia. Esta semana habló telefónicamente "de manera cordial" con su sucesor para coordinar la transición.
El designado arzobispo de Rosario tiene 61 años y nació en Venado Tuerto. En febrero de 2006, el Papa Benedicto XVI lo designó al frente de la arquidiócesis de Río Cuarto, cargo que ostenta hasta la actualidad y que seguirá ocupando hasta su desembarco en Rosario.
En diálogo con LaCapital, Martín intentó no polemizar sobre la gestión de Mollaghan, pero envió señales de cambio. "Tengo respeto personal por Mollaghan, la decisión (de desplazarlo al frente del Arzobispado de Rosario) la tomó la Santa Sede. El Papa en esto es como un técnico de fútbol, pone a los jugadores en el lugar de la cancha donde cree que van a rendir mejor", apuntó.
Cuando este diario le mencionó las sospechas de desmanejos financieros y denuncias por posibles malos tratos que pesan sobre Mollaghan, monseñor Martín señaló: "No quiero abrir un juicio sobre lo que pasó en Rosario. Apenas asuma averiguaré si hay alguna deuda que cancelar, si hay alguna causa en la Justicia".
"Igual, tengo entendido —continuó— que los problemas financieros de los que se habla surgieron en realidad por el accionar de otro sacerdote (y no de Mollaghan)", en alusión al cura de Arroyo Seco, Osvaldo Buffarini, a quien se acusa de "desaparecer con más de dos millones de pesos".
Luego describió como será su accionar pastoral en la ciudad. "Mi estilo es buscar la unidad. Apuesto a lograr un clima de fraternidad y recomponer la confianza con el clero, los laicos y con las familias", indicó, en lo que pareció ser un gesto de diferenciación con la gestión anterior.
Martín dijo estar al tanto "por los medios" de lo que ocurre en Rosario. "Por lo que he visto y leído aparece como una de las ciudades más complejas del país en términos de violencia y narcotráfico, pero no creo que sea un fenómeno aislado. Sino más bien similar a otras grandes ciudades, como por ejemplo del conurbano de la provincia de Buenos Aires", comentó.
Para Martín, la clave pasa por indagar "las raíces profundas de la violencia. Es del corazón herido del hombre de donde surge la violencia, en esa insatisfacción del hombre está la cuestión. El hombre sólo no puede y es donde está la razón del cristianismo, que busca sanar el corazón a través de Dios", indicó.
Según el designado arzobispo de Rosario, "hay muchas formas de violencia que se manifiesta en asesinatos, robos, corrupción, en dominio sobre los otros queriendo imponer la propia voluntad. Pasa por ejemplo por no tener trabajo y que nadie le da una mano a una persona. Creo es un error esto de querer vincular a los pobres con la violencia", agregó.
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