La preocupación por la transparencia electoral del Sumo Pontífice y la falta de predisposición del Gobierno marcan el pulso de las relaciones
En las últimas semanas se corrió la voz de que Francisco le pediría a Cristina Kirchner (en la reunión que informalmente tendrían en La Habana, Cuba), que implemente la Boleta Única Complementaria (BUC) en las elecciones del próximo 25 de octubre, una propuesta sencilla para que evitar el robo de boletas. Incluso, se dijo más: que si la Presidente no se comprometía con ese pedido, el Papa haría explícito su disgusto.
La reunión no se concretó, y en viaje hacia Washington DC, el Papa le dijo a los periodistas: "Un presidente me pidió una audiencia y yo no se la dí". Eso hizo obvio que se trataba de Cristina, la única mandataria que estaba en la isla esos días, además del anfitrión Raúl Castro.
Desde la misma comitiva argentina salió la versión de que en realidad se trataba de Nicolás Maduro, que aunque no había viajado a la Cuba, pretendía ver al Sumo Pontífice. Sin embargo, una fuente confiable le aseguró aInfobae que jamás el venezolano solicitó una reunión, y que el Papa había hablado indirectamente de Cristina. También especificó que por una cuestión de cortesía diplomática, se le adelantó a la Presidente el interés de Francisco por la BUC y que, como ella también fue sincera al adelantarle la negativa a implementar esa iniciativa, el ex cardenal Bergoglio expresó públicamente su molestia.
En rigor, el Papa está interesado en la agenda de la transparencia electoral desde marzo de este año, cuando recibió a una delegación de la Red Ser Fiscal, que le explicó la necesidad de que exista un compromiso ciudadano para que se respete la voluntad popular y se evite cualquier tipo de corrupción a la hora del comicio.
Se trató de una reunión de 20 minutos, de carácter oficial, que incluyó una foto del encuentro y una entrevista en el Vatican Insider, la página especializada del diario La Stampa. Allí Claudio Bargach, el coordinador de la ONG, explicó: "El Papa se interesó especialmente en el rol del fiscal para cuidar la transparencia de las elecciones y pidió que insistiéramos con la necesidad de que debían realizarse en paz".
A raíz de los problemas que hubo en las elecciones primarias, Ser Fiscal propuso resolver el robo de boletas, que generó el 74% de las denuncias que se presentaron, a través de la implementación de la Boleta Única Complementaria, que es una alternativa que tienen las autoridades de mesa para cuando el elector no encuentra en el cuarto oscuro la boleta que quiere depositar en la urna. Se trata de una boleta donde están los seis candidatos a presidente, y en los distritos donde además hay elecciones locales (como el caso de la provincia de Buenos Aires), también figuran los candidatos a gobernador y demás categorías.
La diferencia entre la BUC y las boletas partidarias comunes es que en una sola hoja están todos los candidatos. El elector tiene que marcar con una cruz el candidato de su preferencia por categoría (a presidente, a gobernador, a intendente, etc.). Justamente es esta otra ventaja, que rompe la lógica de la boleta sábana, donde normalmente el elector elige candidato a presidente sin analizar la lista completa, la que habría provocado la negativa de Cristina a implementarla.
La información que le llegó al Papa es que el asunto incluso se discutió en Olivos, adonde la Presidente convocó a Carlos Zannini y Aníbal Fernández, para discutir con el ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, quien había llevado la idea de poner en marcha la BUC. De esa cumbre salió un rotundo no, pero Francisco quiso hacer un último esfuerzo, pidiéndoselo en persona a Cristina. Y le dijo a un amigo: "Si me dice que no, te vas a dar cuenta, porque haré público mi disgusto". Al conocer las palabras del Papa a los periodistas en el vuelo de La Habana a Estados Unidos, la fuente que habló con Infobae no dudó. "La Presidenta no quiso implementar la medida concreta de transparencia electoral que iba a proponerle Francisco", dijo.
Obviamente, nadie volvió a hablar con el Papa sobre el tema, que cumplió una agenda extenuante no solo en Washington, sino también en Nueva York y Filadelfia. Pero en Buenos Aires, la ansiedad carcome a quienes están seguros de interpretar el deseo papal profundo de evitar que ganen candidatos que hayan sido denunciados por sus vínculos con el narcotráfico, con mayores posibilidades electorales si se vota con una boleta sábana que con una Boleta Única Complementaria. En efecto, este tema que obsesiona a gran cantidad de cuadros eclesiales, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires, que se repite en sermones de todo el país, pero más que nada, del conurbano bonaerense, que se comenta en seminarios y casas de retiro y oración, expresaría la gran preocupación del papa Francisco:.a saber, que Argentina no se transforme en México, una sociedad violenta e injusta y dominada por los carteles.
Por cierto, no es una preocupación nueva de la Iglesia argentina. En el 2013 emitió un durísimo documento, donde dijo: "Lo que escuchamos decir con frecuencia es que a esta situación de desborde se ha llegado con a complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio."
Tiempo después, el Gobierno cubrió la vacante en la Sedronar con el cura Juan Carlos Molina, que sorpresivamente renunció en mayo de este año, sin que se conocieran las verdaderas razones. El abogado Gabriel Lerner lo reemplazó, bajándole aún más el perfil al organismo, y dejando todavía más confusas las políticas para luchar contra la droga, que notoriamente no forman parte del interés central del Gobierno.
La socióloga Laura Etcharren, experta en maras y narcotráfico, dice que "la perforación del tejido social no hubiese sido posible sin la desidia, las impericias y/o la omisión de la clase políticas", y asegura que "la provincia de Buenos Aires junto a Santa Fe encabezan el PBI narco delictivo a nivel nacional en donde existe, de acuerdo a las investigaciones, un sugerente y funcional entramado de relaciones entre algunos sectores de las fuerzas de seguridad y las bandas de narcotraficantes".
Para algunos, si el Gobierno insiste en no poner en marcha la BUC para el 25 de octubre, hay que esperar un gesto del Sumo Pontífice antes de las elecciones a favor de candidatos con una trayectoria que no pueda vincularse con el narcotráfico. Otros aseguran que ese gesto no llegará nunca. Como sea, que Dios proteja a los argentinos del peor y más perverso flagelo de estos tiempos, el que ingresa a nuestras familias y hace lo que quiere con nuestros hijos indefensos.
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