Los pampeanos que enviaron sus condolencias por la muerte del represor Jorge Videla

Los pampeanos que enviaron sus condolencias por la muerte del represor Jorge Videla
Al menos tres pampeanos publicaron participaciones en la sección de avisos fúnebres del diario La Nación por la muerte del genocida y expresidente de facto Jorge Rafael Videla: se trata de Roberto Díaz Lartirigoyen, el expolista Alberto Pedro Heguy y el tercero sería el expresidente de la Rural de Pico, Santiago Gándara. Algunos de ellos ya habían hecho reivindicaciones públicas del terrorismo de Estado.
La muerte de un represor genera habitualmente una llamativa cantidad de participaciones en la sección de avisos fúnebres del diario La Nación. Casi como una tradición, las páginas del diario de los Mitre reflejan casi exclusivamente -por una cercanía ideologica y porque otros medios no aceptan ese tipo de publicaciones- el dolor de sus familiares y allegados y también de aquellos que aún hoy reivindican al último gobierno dictatorial del país y al terrorismo de Estado.

La muerte del genocida fue una nueva ocasión para este tipo de reivindicaciones. Y entre algunos apellidos ilustres de la alta sociedad porteña o cercanos al denominado “proceso”, se colaron tres participaciones de pampeanos.

Algunos de ellos ya habían reivindicado públicamente la figura del represor Videla y las prácticas del terrorismo de Estado. Como los casos de Heguy y de Gándara.

“Alberto P. Heguy y Silvia participan su fallecimiento y ruegan una oración en su memoria”, indica la participación de quien también fuera candidato a gobernador de la provincia por el Mofepa, partido del que es dirigente.

La de Gándara es aún más explícitamente reivindicativa: “Rogamos oraciones en memoria de quien supo asumir con coraje la defensa de nuestra patria”, señala la participación firmada por “Santiago Gándara y familia”.

Estos avisos, publicados ayer domingo, se suman a otro que salió en la edición del sábado de Roberto Díaz Lartirigoyen, un vecino de Catriló que fue candidato a intendente por Convocatoria Independiente en 1991, y quien junto a su esposa rogaron “una oración en su memoria” para el expresidente de facto.

“Cristo pagano”

Heguy había hecho explícita su reivindicación de Videla en una entrevista que en 1999 le dio a la revista El Gráfico. Allí contaba que los personajes que conoció gracias al polo fueron “el Papa y Videla”, y recordaba al dictador como “un Cristo pagano”.

Ese mismo año confirmó sus dichos a La Nación: “Dije que consideraba que Videla está injustamente detenido porque, para mí, es como un Cristo pagano. Cualquiera que da la vida por los demás es un Cristo. Y, como él, Videla fue traicionado por algún discípulo y negado por la mayoría. Yo fui salvado por Videla. No podía mandar a los chicos al colegio porque la subversión amenazaba con poner una bomba por el solo hecho de ser una escuela católica”.

Por esos dichos, se le abrió una causa judicial por apología del delito que terminó cajoneada y prescribió en 2007.

Sobre las desapariciones y el robo de bebés, Heguy sostenía que “fue una guerra terrible. Juzgar esas acciones en tiempos de paz es, por lo menos, descolocado, fuera de contexto. En lo que se refiere al robo de bebés, no existe. Puede ser que haya habido un fraude o un error, pero nada sistemático”.

En 2008, en otra entrevista con La Nación, volvió a opinar de idéntica manera y contó que él y sus hijos visitaban al represor en prisión.

“Orgullosas de su pasado”

Lo de Gándara provocó otro escándalo público, agravado porque su arenga procesista la formuló en la inauguración de la Exposición Rural de General Pico ante el propio gobernador y demás autoridades.

“Una vez más advertimos a las autoridades provinciales sobre la gravedad de este proyecto marxista implementado en países que sufrieron hambre como Rusia, China, la Chile de Allende, Cuba, Venezuela y una lista de fracasos”, dijo Gándara aquel 11 de septiembre de 2010.

Y la remató reivindicando a las Fuerzas Armadas, de las que reclamó que fueran “dignas y orgullosas de su pasado”.

Como Heguy, fue denunciado por apología del delito y dos días después de su discurso renunció. La única explicación que dio fue que sus palabras fueron “sacadas de contexto”.

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