Fernanda Alonso está al frente de General Pico, la segunda ciudad de la provincia. Apadrinada por Carlos Verna, se anota en la carrera que viene.
Por Juan Pablo Gavazza.
La Pampanunca en su historia tuvo una gobernadora y Fernanda Alonso, intendenta reelecta de General Pico, cimenta paso a paso el sueño de ser la primera de todas. No es tarea sencilla y 2027 queda lejos, pero desde el día en que el exgobernador Carlos Verna resolvió apadrinarla en la política, no puede evitar una mirada sobre ese destino.
Sabe, por ejemplo, que no será la elegida del gobernador Sergio Ziliotto si a él le toca digitar su sucesión. Por eso la intendenta no hace olas y va de a poco, pero gobierna la ciudad que se hizo fama de bastión peronista en la provincia, pese a algunos tropezones electorales, generalmente en pujas legislativas y con fuerte impacto del fuego amigo.
No hay tironeos públicos con Ziliotto, pero las tensiones no son un secreto: Alonso es del riñón de Verna, que aun desde su retiro comanda a un sector de la dirigencia que le responde y que muestra algunas distancias con el jefe del Ejecutivo pampeano. El ultravernismo construye justamente desde Pico y pisa fuerte en la Legislatura provincial. Aunque no saca los pies del plato del PJ pampeano, atiende su propio juego.
Primera intendenta de la segunda ciudad de La Pampa
Alonso tiene 48 años y, aunque es oriunda de Mendoza, vivió su infancia en Pehuajó y llegó a Pico a los 11 años. Es asistente social, fue diputada provincial y cumplió “el sueño de la piba” cuando fue ministra del área social con Verna gobernador. Ahora es la primera intendenta mujer de la segunda ciudad de la provincia. Le gusta ese lugar. “El territorio es de las intendencias, es el lugar más favorable para desarrollarte. Es trinchera”, define.
La intendenta tiene dos hijas y su compañero de vida, Pablo Alfonzo, falleció a mediados de marzo. En la gestión le da alta visibilidad a las políticas culturales y se define de algún modo como una feminista en construcción, que banca la Ley de Paridad provincial en el reparto de cargos: "Tenemos una oportunidad, como mujeres políticas, que no debemos desaprovechar. La decisión del 50% y 50% es una posibilidad que no teníamos y más allá del número hay que ser capaces y laburar".
Fue reelecta el año pasado en una geografía muy dada a los vaivenes electorales y donde la historia guarda antecedentes del daño que puede provocar el fuego amigo. Hay leyendas interminables sobre las internas entre Alonso y la otra mujer fuerte de la ciudad, la vicegobernadora Alicia Mayoral, pero en los últimos tiempos mandaron al archivo sus tensiones y vienen trabajando juntas. El tiempo dirá si pueden sostener el tándem cuando esté en juego el premio mayor.
Un padrino para la sucesión de Sergio Ziliotto
Respecto de la carrera 2027, para Alonso ya no tiene sentido disimular su interés en la sucesión: en su caso, quedó anulado el casete de relativizar una candidatura, porque el 19 de noviembre del año pasado, el mismísimo día de la segunda vuelta electoral presidencial, el gran cacique político de la región la mandó al ruedo y sobre esas cosas no hay marcha atrás.
Dijo Verna, el padrino: “Fernanda es la intendenta en ejercicio, es la intendenta reelecta y es la presidenta de la Unidad Básica y creo que tiene intención de postularse para ser precandidata a gobernadora dentro de cuatro años, por lo cual creo que es razonable si lo piensa”. Así que ya es una de las anotadas en la carrera 2027, año para el que Ziliotto tiene la reelección impedida por la ConstituciónAlonso y Verna también han tenido sus vaivenes. El exgobernador juega siempre a salirse de la escena y en una de esas desapariciones públicas la intendenta cometió la osadía de interpretarle el futuro. Verna la retó mal en público: “Me bajó de un plumazo”, traduce la intendenta, desautorizada absolutamente como “vocera” del también exsenador.
En la misma vereda que Carlos Verna
Después Verna y Alonso recompusieron los tantos y siempre están en la misma vereda. Ambos abonan a la histórica pica con la capital Santa Rosa, que tiene un capítulo propio y fuerte dentro del peronismo.
La jefa piquense no le tiene miedo a la palabra “centralismo” y explica que “Pico es una localidad que no depende de lo administrativo. La capital siempre tiene características particulares atadas a la rosca política, a la garantía del cobro de salarios estatales, a convalidar realidades mediante medios de comunicación. Pico tiene la particularidad de rehacerse, reinventarse o reponerse frente a lo que se impone". "La actividad económica tiene que ver con lo privado y el esfuerzo constante de superarse”, diferencia.
Alonso fue designada en estas semanas como la “máxima autoridad” de la Microrregión II. No es un puesto menor: comanda el encuentro de las localidades de la zona norte, donde se amuchan algunos pueblos no muy habitados, pero también las zonas más ricas de la provincia. La apadrinaron por unanimidad en una cumbre que contó con la participación de 15 de las 18 comunas que conforman ese espacio.
Esa región es también un asunto electoral: cuando el PJ fue más fuerte demostró en ese espacio su hegemonía, que se vino abajo cuando florecieron las internas o los armados de candidaturas no conformaron del todo a las poblaciones de la zona.
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