Son las estimaciones realizadas por el BCRA en función de lo que deberá financiarse a 180 días. Pero el plan oficial requiere de una mayor liquidación del agro. Qué impacto habrá en el consumidor.
Por: Natalia Donato.
Mientras que los empresarios todavía están analizando la nueva normativa del Banco Central (BCRA) que restringió aún más las importaciones, revisan números y evalúan opciones de financiamiento en el exterior –para todas las compras que excedan el cupo–, en el Gobierno también hacen cuentas: cuántos dólares dejarán de demandar las compañías en los próximos cuatro meses por la medida y cómo harán para evitar una devaluación y comenzar a cumplir con la meta acordada con el FMI de acumulación de reservas. Los números están ajustados; y un escenario optimista requiere indefectiblemente de una mayor liquidación de los exportadores, que todavía no está ingresando debido a la brecha cambiaria y el alto grado de incertidumbre.
En el sector privado ya habla de que podría faltar algunos alimentos. El escenario podría complicarse no sólo con productos netamente importados, por ejemplo el atún, la palta o las bananas, entre otros, sino en general, ya que el 40% de los insumos de la industria alimenticia provienen del exterior.
El Gobierno endureció el cepo este lunes ante la imposibilidad de comprar divisas, en un escenario de sostenida demanda por parte de los importadores. Incluyó a los productos bajo Licencia No Automática en el cupo que ya regía para los que tenían Automáticas desde marzo y abrió un panorama de muchas dudas y temores no sólo en las empresas que importan bienes finales, sino también para los industriales, que deben comprar insumos en el exterior para producir. Todo lo que supere el 5% de incremento de las importaciones de 2021 debe ser financiado a 180 días.
El Gobierno abrió un panorama de muchas dudas y temores no sólo en las empresas que importan bienes finales, sino también para los industriales, que deben comprar insumos en el exterior
Con la primera norma, emitida a comienzos de marzo, el sector privado consiguió financiamiento por USD 2.200 millones; y según fuentes oficiales, los cálculos hacia adelante apuntan a que en los próximos meses podrán ahorrarse unos USD 4.000 millones. La medida tiene fecha de vencimiento el 30 de septiembre, por lo que serían unos USD 1.000 por mes que las empresas deberán conseguir en el exterior, con sus proveedores o con bancos comerciales.
En el organismo monetario están convencidos de que hubo mucha importación especulativa en el último tiempo y que, más allá de la falta real de dólares que obligó a endurecer aún más el cepo, la necesidad de tener que recurrir a financiamiento a seis meses, con los riesgos cambiarios y financieros que conlleva, depurará a los que importaban por demás.
El sector automotriz finalmente no paró producción, ya que varias autopartistas consiguieron financiamiento para importar parte de lo que necesitaban para continuar con la fabricación de piezas
¿Qué pasará con la oferta de productos y los precios en los próximos meses? Aunque en el Gobierno admiten que esta norma podría traer aparejada una mayor presión inflacionaria, será, en todo caso, mucho menor que la que generaría una devaluación. Y con respecto a posibles faltantes, sostienen que hasta ahora ninguna línea de producción fue paralizada y que el objetivo es evitar que ello ocurra. Sin embargo, todo dependerá de los cupos que tenga cada empresa y de si pueden o no obtener crédito en el exterior para pagar el excedente. Algunas lo harán, y otras cuidarán su stock al máximo hasta que pase la tormenta. ¿Será eso en septiembre? Nadie lo cree.
En el Gobierno cuestionan a los empresarios que amenazan con frenar la producción por falta de insumos y aseguran que nada de eso sucedió. Un caso concreto fue el del sector automotriz, que había advertido que si en mayo no se resolvía las restricciones que estaban sufriendo las autopartistas –que tienen licencias automáticas, en su gran mayoría– tendrían que frenar la actividad. Hoy fuentes del sector autopartista admiten que ninguna de las firmas que estaban al límite quiso ser la “culpable” de generar una parálisis en una terminal y lograron recurrir a financiamiento para continuar importando. De todos modos, los empresarios aseguran que lo hicieron a un costo de 8,5% anual en dólares y que fue una situación excepcional para salir de la emergencia.
“A nivel de alimentos, lo más complicado es la fruta y verdura, sobre todo la palta, la banana, el atún. Después puede haber algún problema con los insumos de los empaques”
Faltantes por controles a la importación ya existen desde el año pasado. Por demora en la aprobación de las SIMIS o por las normas del BCRA, las dificultades no son nuevas; aunque se fueron agravando. Y lo que genera este escenario es que tal vez no se paren las plantas, pero muchas empresas producirán menos de lo que pueden y tenían proyectado en función de su capacidad. Es el caso del rubro automotriz, o puede ser también el del textil. En estos casos, ya hay faltantes, que se traducen en presión sobre los precios.
La Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal) está realizando un exhaustivo análisis del impacto de la medida del BCRA por sector para saber cuáles podrían ser las eventuales complicaciones. “A nivel de alimentos, lo más complicado es la fruta y verdura, sobre todo la palta, la banana, el atún. Después puede haber algún problema con los insumos de los empaques. Por ejemplo, la lata abre fácil”, dijeron en un supermercado.
El atún es uno de los alimentos netamente importado. ¿Podrá seguir ingresando al país?
¿Habrá más medidas?
Con la última restricción, el BCRA espera ahorrar USD 4.000 hasta septiembre, pero también será fundamental –dicen en el Gobierno– que el campo liquide los entre 2.000 y 2.500 millones de dólares que aún le quedan y que ingresen los fondos prometidos de los organismos multilaterales de crédito, que rondan los USD 800 millones. “Ya deberían haber llegado”, afirman cerca del titular del BCRA, Miguel Pesce. La fuente destacó las compras que viene haciendo el organismo en los últimos días, que se acercaron a los USD 1.000 millones y ello hizo que en el mes las compras netas superaran los USD 400 millones.
“En el segundo semestre se cae un poco la liquidación del agro y vamos a tener que tener mucha más sintonía fina. Es ahora donde tenemos que comprar. Esperamos que aparezca la oferta, que el invierno sea el menor posible y que mermen las restricciones provocadas por la guerra. Cuando el campo vea que somos capaces de evitar el salto cambiario, deberían volver a liquidar”, dijo la fuente consultada.
Sobre cómo seguirá la medida restrictiva de las importaciones en octubre, afirmó que el objetivo es que, una vez que se vea cómo funcionó el financiamiento de las empresas, pueda continuar ese esquema negociando con las firmas. Así como en febrero Pesce les pedía a las compañías que “aguanten hasta abril” para pagar sus compras, lo mismo podría suceder al finalizar la norma, si es que el panorama en materia de divisas es más alentador. Será el nuevo ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, quien deberá negociar los cupos de las SIMIS en función de la disponibilidad de dólares.
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