Milei es el jefe de un Estado que regula como nunca. Todo el superávit fiscal se debe al precario Impuesto País. El campo pide un dólar de 1800. El odio a los pobres, la nueva religión nacional. El fuerte crecimiento de la figura de Kicillof que se plantó como el jefe de la oposición.
Por: Roberto Navarro.
El miércoles el presidente decidió que la Universidad de Buenos Aires va a tener actualizado su presupuesto de funcionamiento. Pero que las otras 60 universidades no. Él decide cuál merece actualización y cuál no. El día anterior el Estado había entrado de madrugada a las humildes casas de los pobres para disciplinarlos y que dejen de pedir comida. Mercado Libre y Globant ya se llevan el 49% de los recursos destinados al régimen de promoción de la economía del conocimiento. Milei está desarmando el organismo de AFIP que controla el trabajo no registrado. A diario, el Estado de Milei toma decisiones que cambian la vida a millones de argentinos. Un Estado hiperpresente con ganadores y perdedores.
El Estado de Milei decidió liberar el precio de los medicamentos, que representan el mayor de los costos de las prepagas, pero regular a las prepagas. También decidió liberar el precio de los combustibles, principal costo de los colectivos, pero seguir regulando el boleto. Así regula el mercado el presidente.
Milei propone bajar el Impuesto a la Riqueza, pero subir Ganancias a los trabajadores. El Estado de Milei decidió que el 35% del ajuste caiga sobre los jubilados, pero no tocó un peso de los beneficios y excepciones impositivas empresarias que representan el 4,5% del PBI. El presidente acaba de poner al frente de la Aduana a un abogado del estudio Bruchou & Funes de Rioja, el mismo que participó en la redacción del DNU 70/23 y la Ley Bases.
El Estado de Milei propone un generoso blanqueo para los evasores y que cuando traigan el dinero no les cobren Impuesto a la Riqueza. El mismo Estado suspendió la entrega de alimentos para comedores y remedios para enfermos graves. El jefe de Estado es omnipresente: él decide ganadores y perdedores, siempre a favor de los que más tienen.
Es difícil encontrar en la Historia Nacional una regulación que decida con tanta discrecionalidad sobre las ganancias de las empresas como el Régimen de Incentivo para Grandes Inversores (RIGI): El Estado de Milei propone que si se realiza una inversión de 200 millones de dólares para poner una empresa nueva –por ejemplo, en Caballito- el nuevo emprendimiento paga la mitad del Impuesto a las Ganancias que una empresa que se radicó en el mismo barrio a fabricar lo mismo hace 20 años. Y ese Estado omnipresente decide que la nueva empresa no pagará derechos de importación ni exportación. Pero su competidora sí. Que la nueva va a poder dejar los dólares afuera. Pero la otra no. El Estado decide quién gana y quién pierde; quién sobrevive y quién muere.
Si en mayo la inflación es del 6% como estiman las consultoras, alcanzará el 118% desde principios de diciembre, cuando el triunfo de un candidato que llamaba excremento al peso y prometía una maxi devaluación disparó los precios. La suba es exactamente igual que la devaluación impuesta al asumir. Aunque luego la precedió un alza del precio del dólar del 2% mensual, la devaluación real prácticamente se diluyó. ¿Para qué sirvió entonces? Para bajar salarios y jubilaciones. Lo que decidió el presidente con la maxi devaluación fue una gigantesca transferencia de ingresos de la población a la elite.
Lejos de las consignas libertarias, el Estado está más presente que nunca en sus decisiones diarias. El tema es que el Estado está del lado de los ricos, esos ricos que lo aplaudieron esta semana encantados porque el Estado actual, tal como dijo el propio presidente, es una organización criminal que le roba a los humildes para dársela a ellos, que sale de fierro por las noches a allanar las casas de los más pobres y les entrega el botín a los empresarios que lo aplauden de pie.
Un plan inconsistente
La recaudación del Impuesto País de abril no solo explicó todo el superávit primario, sino que lo duplicó. Sin el incremento de la recaudación de dicho impuesto el resultado fiscal hubiera sido un déficit primario superior a los 200.000 millones de pesos. El Impuesto País está prohibido por la Organización Mundial de Comercio. El gravamen genera enormes distorsiones en sectores clave de la economía. Exportadores que importan los insumos con un arancel del 17% y exportan con retenciones. Por otro lado es un impuesto que desaparecerá al abrir el cepo.
En noviembre Sergio Massa les daba a los exportadores agropecuarios un dólar de 630 pesos. Los 900 pesos de valor actual, luego del 118% de inflación, equivalen a 420 pesos. Por eso el campo pide un dólar de 1800. Los números no le cierran a Milei.
Un problema de secuencia
La desesperación de Milei por agradar a los empresarios lo llevó a cometer el gran error del que hoy le cuesta salir. La decisión de subir el precio del dólar un 118% y liberar todos los precios de la economía generó una transferencia de ingresos hacia la elite que vació los bolsillos de los contribuyentes. Así, cuando llegó el Estado a bajar los subsidios no había resto. Esa es la razón por la que no puede seguir subiendo gas, electricidad, agua y transporte, servicios en los que pensaba basar buena parte del ajuste.
Otro problema de secuencia se generó en la salud privada. Antes de la liberación los medicamentos eran el 40% del costo de las prepagas; hoy representan casi el 60%. Así las empresas ajustan en otros sectores. Esta semana se conoció un comunicado del Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas que advirtió que están suspendiendo operaciones por los altos costos de los insumos y los bajos honorarios que pagan las prepagas. Ya hay lista de espera y al menos un muerto por la postergación de la intervención. Una situación similar viven los anestesistas.
Las Cámaras empresarias de transporte pasan por un problema similar: les subió fuerte el combustible y bajaron los subsidios. “Empezamos implementando una menor frecuencia, decisión que perjudica a los pasajeros, pero también reducimos los gastos de mantenimiento, lo que con el tiempo los pone en peligro. No sabemos cómo seguir”, señaló una fuente del sector a El Destape.
Odio a los pobres
Las organizaciones sociales llegaron como consecuencia de las políticas del ídolo de Milei: Carlos Menem. Los primeros piquetes sucedieron en Cutral Co, Neuquén, luego de la privatización de YPF que causó miles de despidos. Con la caída de la convertibilidad la indigencia llegó al 27% y las organizaciones sociales sirvieron como catalizador del descontento y organizador del reparto de alimentos y planes. Con Eduardo Duhalde se llegó a 2 millones de planes. Cristina los redujo a 200 mil. Macri los subió a 700 mil y Alberto, pandemia mediante, los elevó a 1,2 millón. Las organizaciones cubren el espacio que fue dejando el Estado y según informes de distintos especialistas obra como un freno al avance narco.
Seguro hay abuso en las organizaciones ¿Qué porcentaje? Seguro menor al de los empresarios que evaden impuestos, pero de ellos nadie habla. Con 20 casos se armó una causa y los medios hegemónicos multiplicaron el ruido por mil. Sirve para cubrir otras malas noticias, para disciplinar a los que reclaman que tienen hambre y para echarle la culpa a los pobres de los problemas que este gobierno y los anteriores generaron.
Es la Argentina cruel de Milei, una crueldad que hoy cuenta con más de un 50% de apoyo social. El país en el que queman a mujeres vivas por ser lesbianas y no pasa nada. En el que los milicos vuelven a copar la ESMA. Un país con un Estado hiperpresente que decide a diario a favor de los más fuertes del sistema, que es incapaz de implementar un plan sustentable, pero que se nutre de un anti peronismo visceral que ya no está dividido, sino concentrado en un solo líder, autoritario y despiadado.
La esperanza Kicillof
Así como Milei concentra el voto antiperonista, Axel Kicillof va creciendo como líder de la oposición. Lejos de los discursos que intentan mimetizarse con un supuesto crecimiento del electorado de derecha, el gobernador de la provincia de Buenos Aires sostiene inclaudicablemente el ideario nacional y popular. Comenzó a trabajar en el grupo de WhatsApp de los gobernadores para enfrentar los proyectos legislativos del Ejecutivo y avanzó hacia encuentros con gobernadores propios y ajenos. Las dos reuniones con Maximiliano Pullaro y la que tuvo con Nacho Torres lo sitúan como la antítesis de la actitud unitaria del presidente. Sin renunciar a sus ideas, Kicillof logró quebrar el prejuicio anti kirchnerista de sus pares provinciales sostenido en su imagen de honestidad y austeridad.
El plenario de la militancia del sábado, rodeado de cuadros políticos, gremiales, empresarios, de organismos de Derechos Humanos y sociales corona una semana clave tras los encuentros con Pullaro y Torres y se lee como el lanzamiento de su liderazgo. “A las provincias del país les ofrecemos la solidaridad de la provincia de Buenos Aires”. El pacto con el pueblo presentado antagoniza con el de Milei y busca ser alivio para los angustiados y esperanza para los que la perdieron. Como lo hicieron Néstor y Cristina, Kicillof apunta a ser el sujeto político que aúne los sueños de los que desean un país solidario en el que prime el amor al otro y no el odio.
Comentá la nota