España. Ayer, ambos partidos firmaron un pacto. Buscan alternativas para que el líder socialista pueda ser investido.
Por Juan Carlos Algañaraz
El socialista Pedro Sánchez, candidato a presidente del gobierno designado por el Rey, y el líder de los liberales de Ciudadanos, Albert Rivera, ayer firmaron el primero y hasta ahora único pacto de coalición después de una parálisis política que se arrastra hace 65 días. Esta será la base de apoyo de Sánchez para intentar ganar la investidura en diputados.
El primero de marzo, Sánchez debe iniciar el trámite de investidura. Al día siguiente continuará el debate y después se votará por mayoría absoluta. Los nuevos aliados tienen pocas perspectivas de triunfar ya que suman 131 votos, 90 del PSOE, 40 de Ciudadanos y uno de Coalición Canaria, de centro izquierda, que ayer anunció su apoyo. Para llegar a la mayoría absoluta hacen falta 176 legisladores. Tanto el Partido Popular como Podemos rechazaron el acuerdo con enérgicas críticas a su contenido y destacando que no tienen posibilidades, “las cuentas no dan”, para imponerse.
“Hay que abandonar el verbo ‘vetar’ y abrazar el ‘acordar’, desterrar el ‘imponer’ y poner en práctica el ‘entender’. Hemos cedido para que ganen todos los españoles”, dijo Sánchez. “Este pacto tiene como objetivo impulsar un cambio profundo en la política y las instituciones españolas”, agregó Rivera y destacó que se trata de un acuerdo de gran envergadura que se prolongará en el tiempo.
El documento que ambos firmaron, de 66 páginas, contiene más de 200 iniciativas, como realizar una importante reforma constitucional, no aumentar los impuestos y promover una reforma fiscal para defender a la clase media y a los trabajadores, modificar la ley de empleo promovida por el gobierno de Rajoy, que consagra en la práctica el despido libre, asegurar los derechos sociales y defender la integridad territorial de España.
Los dos partidos se comprometen a oponerse a cualquier referendo soberanista como el que plantean los independentistas catalanes. Podemos respalda este tipo de plebiscitos reservándolo solo a ciudadanos catalanes. “Tenemos un permanente e inequívoco compromiso compartido con la unidad e integridad del estado español”, reiteraron Sánchez y Rivera.
El pacto termina con el empantanamiento posterior a las elecciones generales donde el electorado fragmentó su voto derrotando al bipartidismo que ha gobernado España desde la transición democrática. A los dos partidos tradicionales, el Popular y el PSOE, se añadieron los indignados de Podemos y los liberales centristas de Ciudadanos.
Ninguna de estas fuerzas tiene poder suficiente como para dominar una mayoría de diputados en el Congreso. España es una monarquía parlamentaria y las decisiones no se adoptan por el voto directo sino por los representantes elegidos, sean diputados o concejales.
El PSOE reiteró que Podemos debe por lo menos facilitar la gobernabilidad de Pedro Sánchez, absteniéndose en la votación por mayoría absoluta que tendrá lugar el 5 de marzo. Rivera insistió en que Mariano Rajoy debe tener una actitud similar pero el líder popular reiteró que votará contra Sánchez en todas las ocasiones que se le presenten. “El pacto no sirve para nada ni para ganar la investidura ni para gobernar. No se sabe en qué va a consistir la acción de gobierno”, explicó Rajoy.
El presidente del gobierno español precisó que intentará formar gobierno después que Sánchez fracase en su propósito de ganar la investidura. Fue el primer político que el monarca intentó designar pero el líder conservador declinó la propuesta. Hasta ahora suma menos votos que los del pacto PSOE Ciudadanos y tiene pocas posibilidades de conseguir más apoyo.
Un portavoz socialista acusó a Podemos de “mentir” sobre las propuestas del acuerdo mientras que Iñigo Errejón, número dos del movimiento, anunció que se iba a suspender el diálogo con los socialistas. “Este acuerdo va en sentido contrario a lo que hemos estado hablando en nuestra mesa de negociación”, añadió.
Los socialistas acusaron anoche a Podemos de estar jugando a favor de Rajoy y promoviendo una acción contra Sánchez en la investidura. Tanto Sánchez como Rivera verán aumentar su popularidad por haberse atrevido a un acuerdo de gran importancia que ha superado el empantanamiento en que estaba sumergida la situación política.
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