Rubén Harach es uno de los 20 patólogos más experimentados del mundo, y trabaja para la OMS en la clasificación de tumores de tiroides. Es salteño y desde el 2000 ejerce su profesión en el hospital Arturo Oñativia.
Harach contó a El Tribuno que la suspensión surgió porque la gerencia argumentó que por segunda vez el especialista no estaba en su lugar de trabajo, que es el sector de Patología.
“La casualidad es que nunca fueron cuando estaba en Patología. Siempre estoy a 15 metros en la sala de médicos en donde se fusionan infectología y endocrinología. Siempre estoy dentro del hospital”, explicó Harach, quien mencionó que cuando lo notificaron fueron a buscarlo a la Sala de Médicos.
El especialista contó que su rutina diaria en el hospital empieza a partir de las 7.15 y su tarea en el laboratorio no dura más de una hora y media. Luego, el médico se dirige a la Sala de Médicos, porque “en el laboratorio no tengo dónde apoyar la computadora y tampoco tengo una cámara de extracción de aire. No me puedo quedar ahí si es insalubre ”, explicó.
Harach presentó un recurso de reconsideración el 20 de agosto, del que hasta ahora no obtuvo respuesta. En el medio, el médico solicitó una reunión con el ministro de Salud, Enrique Heredia, que no se concretó, pero fue recibido por el secretario de Servicios de Salud, Ricardo Carpio. “Ahí me enteré que ya habían mandado mi expediente (con el recurso de reconsideración) al ministro de Salud para que éste decida sobre mi situación, pero se lo devolvieron al hospital porque el que tiene que decidir sobre el tema es el gerente del hospital”, dijo el médico.
Harach dijo: “Todavía no me mandó ninguna resolución y sigo suspendido, sin goce de haberes. Por eso no me queda otra que recurrir a la prensa y defenderme de una situación que, a mi modo de ver, es inconstitucional. La persecución laboral que hay también afecta a otros médicos”, afirmó.
El abogado que asesora a Harach le advirtió que la suspensión preventiva, que sería la antesala a la cesantía, no debería durar mas de tres días. Aunque habría otra figura que se llama suspensión sin día, se sabe que ésta no es una figura que se aplique en el ámbito laboral de la medicina.
Rubén Harach tiene 59 años y en 1984 introdujo en Salta el método de la punción para analizar lesiones en los tejidos, evitando así las biopsias que exigían cirugías innecesarias. En 2005 recibió el premio de la Sociedad Latinoamericana de Tiroides con beneplácito del Senado de la Nación.
“Harach tuvo problemas con todas las gerencias”
El gerente del hospital Arturo Oñativia, Marcelo Nallar, explicó cuál es la situación del doctor Rubén Harach en la institución. Remarcó que el doctor, a pesar de contar con un frondoso currículum, “tiene muy bajo rendimiento asistencial en el hospital”.
“En este momento el doctor está con una suspensión preventiva porque dos veces se le hizo un registro de persona, lo que se llama planilla volante, y con la que se controla la presencia de los médicos en el hospital. El no estaba en su lugar de trabajo y se aplicó el decreto vigente que tiene prevista una suspensión preventiva”, explicó el gerente.
Nallar aclaró que el decreto reglamentario de la ley sanitaria dice que si un profesional no se encuentra en su lugar de trabajo sufre una primera suspensión de tres días y luego, si esto se repite en los próximos meses, se aplica una suspensión preventiva.
“El decreto actual prevé una suspensión y esto se eleva al Ministerio, con dictamen jurídico, para que se inicie un sumario administrativo y se apliquen las sanciones correspondientes, si así debe ser”, dijo Nallar.
El gerente mencionó que ese expediente, si bien se envió al Ministerio, regresó al hospital para que Asesoría Letrada haga un dictamen de lo ocurrido y vuelva, de nuevo, al Ministerio.
“El doctor Harach viene con antecedentes importantes y tuvo problemas con todas las gerencias desde que volvió desde Inglaterra”, expresó Nallar, quien agregó que “fue declarada persona no grata por el personal del hospital. Tenerlo al doctor Harach es como tener a Maradona en un equipo de fútbol, pero que no juega los domingos y eso no sirve”, sostuvo Nallar, y detalló que el patólogo “no participa en ateneos, en las actividades científicas ni docentes del hospital”.
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