En el Palacio del Zar se agiganta el rumor de que Osvaldo Jaldo tiene los días contados como segundo de la fórmula alperovichista.
En las últimas horas se barajó como opción de máxima que el lugar de Jaldo fuera ocupado por Domingo Amaya.
Sin embargo el gestor Jorge Gassenbauer ni siquiera logró que le atendieran la propuesta. Ya es tarde para arrepentirse de la ida del Lord Mayor.
Las últimas encuestas que recibió el gobernador José Alperovich ubican a Juan Manzur a siete puntos porcentuales por detrás del radical José Cano.
"A Manzur no lo pueden bajar, porque viene bancado por la Presidenta. Pero sí están buscando un segundo que sume, que no tenga tanta imagen negativa como Jaldo, y no sea tan desleal", explican en la minicarpa oficialista.
Una de las múltiples recriminaciones apunta al uso de 20 poderosas máquinas viales de la provincia que estarían al servicio del ministro del Interior desde hace meses. "Sólo las usaría para obras en sus campos o en fincas de amigos", lanzan.
Otros más insidiosos aluden a supuestas facturas ficticias de publicidad en medios de comunicación, que eventualmente le permitirían al tranqueño embolsar un volumen mensual de siete cifras en sus descomunales bolsillos.
Su relación con Manzur va de mal en peor, especialmente luego del "tour del olivo" del dueño de Nucete por España. El compañerito aprovechó para empapelar con su foto vastas zonas del interior, olvidándose del principal candidato.
Pero la principal enemiga de Jaldo es Beatriz Rojkés, quien estaría promoviendo ahora como futuro vicegobernador a Sergio Mansilla. El senador maneja con profesionalismo a la intrincada red de punteros peronistas, y tiene una probada lealtad a los Alperovich.
Sintiendo el aliento de sus adversarios en la nuca, Jaldo corrió esta semana a pagarle un servicio de sanación energética a la "Seora Ester", en una zona complicada de Yerba Buena.
Salió con un ajo en el bolsillo, una cintita roja contra la envidia en la muñeca (ver foto arriba) y algunas sugerencias dándole vuelta en la cabeza.
La "Seora Ester" le habría recomendado "dar vuelta todas las fotos de la senadora", "no nombrarla más", "ponerse positivo" y "trabajar fuerte".
"Espero que estos consejos de la brasileña me sirvan. Pero tampoco es nada nuevo. Yo siempre trabajé fuerte. Yo laburo 20 horas por día. No soy como ’León de circo’", le comentó a un amigo.
Un entendedor del dialecto alperovichista explicó que supuestamente el apodo era para el secretario de obras públicas Oscar Mirkin, a quien -según la definición del Zar- "hay que cagarlo a latigazos para que labure".
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