Está terminando el mes de noviembre y se asoma la fecha de pase de mandos en los cargos gubernamentales y si bien a nivel nacional vemos que no son muy cordiales las tratativas previas, en Salto ocurre todo lo contrario.
En una charla exclusiva con el actual intendente, Oscar Brasca, queda explícito que no existen problemas ni resentimientos con el alcalde electo. Por el contrario, desde hace tiempo que vienen trabajando juntos y generando una continuidad en las obras que no se han finalizado.
“Con Alessandro tengo una relación perfecta al igual que con su hijo Camilo. Estamos trabajando desde hace tiempo para que este traspaso sea normal y pacífico. La realidad es que se debería dar de ese modo dado que los cargos políticos tienen un inicio y un final”, comentó Brasca.
En otro orden de cosas y al consultarle si le quedó algo por hacer como intendente, el indartense aseguró que le faltaron muchas obras que tenía ganas de desarrollar en la ciudad pero que la más importante y la que espera que se haga es la del pueblo deportivo en el predio de la firma Criave.
Otro de los temas que tocó fue su gabinete, allí dijo sentir que podría haber ajustado las clavijas pero no lo hizo y quizás es de lo único que se arrepiente.
“El único tema en el que sé que fallé y nunca le busqué solución es en ponerme firme con algunos miembros de mi gabinete. Soy flexible y algunos perezosos aprovecharon esa condición para no cumplir al cien por ciento sus tareas, eso no puede pasar en un municipio. Por suerte Ricardo es de carácter fuerte y va a saber solucionar esas cuestiones”, cerró.
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