El exministro de Bienestar Social ni siquiera se comunicó con su sucesora. En campaña sus contrincantes lo habían bautizado como el “candidato fantasma”.
El derrotado candidato a intendente por el PJ pampeano batió todo un record: desde la mañana del 25 de octubre, cuando votó y dijo algunas palabras de ocasión durante la jornada electoral, no apareció más públicamente ni dio explicaciones sobre el resultado del comicio, sobre su decisión de renunciar y sobre su comportamiento político.
Para la realidad política de Santa Rosa es un hecho inédito, que además complementa las decisiones previas que adoptó el postulante, ya que pegó el faltazo a dos debates que se organizaron en la capital provincial y se enojó con los periodistas que lo cruzaron en un diálogo cordial con su contrincante, y a la postre ganador, Leandro Altolaguirre.
La estrategia que adoptó Ortiz lo condenó a que sus rivales lo bautizaran, en plena campaña, como “el candidato fantasma”.
La “desaparición” actual mueve a sorpresa, genera suspicacias y motiva interpretaciones diversas. El portazo al gobierno provincial fue un modo de expresar su descontento con el oficialismo: Ortiz cree que le soltaron la mano en el tramo final de la campaña, pero su consideración no encuentra demasiadas coincidencias. La mayoría del gabinete respalda lo actuado por Jorge y los suyos.
En ese marco, el exministro eligió la renuncia, incumpliendo sus propias promesas de que acompañaría la gestión hasta el 10 de diciembre. También es indisimulable que hubo una puja interna dentro de Compromiso Peronista, por liderazgo del espacio. El lógico retiro del gobernador le dejó a Ortiz la puerta abierta a quedarse con ese sitial, siempre y cuando su desempeño electoral fuera más decoroso.
La pelea por el liderazgo, silenciosa o no tanto, fue con el secretario de Asuntos Municipales Fabián Bruna, que salió mejor parado del intenso proceso electoral de 2015: tuvo un digno desempeño en la confrontación de fondo con Carlos Verna en la interna y acompañó sin dobleces la participación del kichnerismo en las PASO (también con un resultado decoroso, y con un triunfo en Santa Rosa).
Lo inédito es que, en ese marco, Ortiz haya preferido el silencio y la “desaparición”: no se conoce su análisis de los resultados electorales y tampoco explicó públicamente los motivos de su renuncia.
La situación es tan inverosímil que Ortiz, pese a ser un funcionario del riñón del gobernador Oscar Mario Jorge, dio un portazo en el Ministerio de Bienestar Social sin comunicarse ni siquiera con su sucesora, Laura Galuccio, que a su vez fue su candidata a vice-intendenta.
En las últimas horas, la funcionaria confirmó en tono de confesión: “No he hablado con Ortiz. La verdad es que no hizo falta que nos comunicáramos porque cuando asumí estaba todo en marcha y ordenado”, intentó justificar.
Añadió: “Si bien el primer día se quedó en el Ministerio y parecía que renunciaban todos los funcionarios, finalmente no fue así, y quedó gente muy valiosa, que conoce con profundidad todas las acciones del Ministerio. Y eso fue lo que me posibilito seguir adelante sin problemas”,apuntó Galluccio.
Acerca de la situación de Santa Rosa, Galuccio dijo que “es de público conocimiento que las finanzas no están bien, que hay deudas con proveedores y con la comunidad en general. Así que, va a haber que trabajar mucho. Hay distintas áreas en las que hace falta una acción firme y concreta y obviamente en eso vamos a tener que trabajar sin banderías políticas y estar todos unidos para sacar a Santa Rosa adelante”.
Consultada por el posicionamiento frente a la próxima segunda vuelta, la ministra no tuvo dudas y dijo que “todo el peronismo ha decidido apoyar la candidatura de Scioli”.
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