El exsenador quiere ser un accionista de peso en la mesa de la coalición. Sueño presidencial, think tank propio y operativo seducción. La marca, en disputa.
Por: Analía Argento.
Miguel Ángel Pichetto no quiere ser un invitado en Juntos por el Cambio (JxC) sino un socio importante. Entró a la principal alianza opositora cuando Mauricio Macri era presidente y le ofreció el segundo lugar en la fórmula en 2019. Dos años después y tras el triunfo nacional por ocho puntos en los comicios legislativos, fortalece su espacio con la decisión de ser él mismo precandidato a Presidente en 2023. El plan incluye el lanzamiento de una fundación y el posicionamiento de alfiles propios o aliados en Diputados y en el Senado, más allá de las bancas del PRO, la UCR y la Coalición Cívica (CC).
Solo por una situación personal y familiar el auditor de la Nación se ausentó del festejo de Elisa Carrió en Open Door por los 20 años de la CC. Esa fue la única razón por la que no compartió la primera fila con Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli. Excepto el diputado nacional electo por Buenos Aires, las otras cuatro figuras opositoras comparten la aspiración de ser candidatos en 2023. Macri incluído.
En el entorno de Pichetto hay quienes remarcan: "No somos amarillos". Pidieron espacios en las listas y los pedirán a futuro. Ahora se concentran en la construcción de aquella tercera vía que no pudo ser en 2019 junto al cordobés Juan Schiaretti, a Juan Manuel Urtubey, Roberto Lavagna y Sergio Massa. Con otros actores, el exsenador trabaja para potenciar un peronismo no K que amplíe la base de JxC, fuerza a la que algunos quieren renombrar Juntos, forma abreviada que usó en Buenos Aires.
A ese peronismo republicano lo une el antikirchnerismo. Nadie reniega en ese ámbito de su paso por el menemismo. Están Miguel Angel Toma, Julio César Aráoz, varios embajadores como el exvicecanciller Andrés Cisneros y el exrepresentante en Israel Mariano Caucino, Jorge Yoma, Santiago Montoya; Luis Uriondo; Susana Decibe y María Teresa González, entre otros y otras. Cerca está también la UCeDé, aunque un sector en Buenos Aires se alió con José Luis Espert.
El espacio, sin embrago, no puede usar el nombre por el que se lo conoce, Peronismo Republicano. Según cómo se resuelva una disputa judicial por la marca, el pichettismo definirá cómo llamará a la fundación que se presentará antes de fin de año. En paralelo, habrá varias acciones: la conformación de bloques propios dentro del interbloque de Juntos por el Cambio, el lanzamiento de su Mesa Federal con dos representantes por cada provincia y la presentación de los "cerebros" de la fundación. Redactan también un documento con un decálogo a acordar con los demás socios de JXC, base para un futuro plan de gobierno. El radicalismo tiene la Fundación Alem; el PRO, la Fundación Pensar; y la CC cuenta con el Instituto Hannah Arendt. Pichetto tendrá su propio think tank con el objetivo de reforzar la identidad de la pata peronista que encabeza y nutrirla de insumos intelectuales.
Con este mapa en su cabeza, el exsenador rionegrino llena su agenda con discretas comidas y juntadas a tomar café. Un par de semanas atrás se reunió con Jorge Telerman en el departamento del exsenador y exgobernador de Misiones Ramón Puerta en la avenida del Libertador. El encuentro fue difundido en redes sociales, a diferencia de otros encuentros que todavía se guardan bajo reserva. Así ocurrió con el asado del miércoles 24 cuyo invitado principal fue el exgobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá. Esa noche, en la casa de Gaspar Campos, a Pichetto lo acompañaron una vez más su amigo Jorge Franco y Puerta. Le contaron a Rodríguez Saá sus planes y su idea de sumar amigos en el Senado, donde el puntano hasta ahora integra el bloque del Frente de Todos. Es uno de los 35 escaños que le quedarán al oficialismo a partir del 10 de diciembre de las 41 bancas actuales.
En ese asado se habló de lo nuevo en política: menos contenido y mucho marketing. También de la poca incidencia de los partidos políticos y de lo que suman o podrían sumar los peronistas disidentes en ambas cámaras. En Misiones, Pichetto hizo campaña provincial con Pedro Puerta, hijo de Ramón, y con la ahora diputada nacional electa Micaela González Coria, a quien cuenta como propia. También tiene sintonía con el senador salteño Juan Carlos Romero, entre otros legisladores "sueltos". A diferencia del radicalismo, el exsenador tiene buena relación con Lucía Crexell (MPN), a quien JxC intenta seducir para que integre el interbloque opositor. Ella no se lleva bien con la UCR desde que no quisieron que asumiera en lugar del fallecido senador electo Horacio Quiroga. Quien la defendió en aquel momento fue Pichetto.
En torno al excandidato a vice ven como positivo el proyecto que presentó Alfredo Cornejo para modificar la ley electoral de modo que en las próximas primarias se elijan las candidaturas a presidente y no las fórmulas completas. En ese caso, el ganador elegiría a su segundo entre sus contrincantes. Puerta habló con Cornejo, ahora senador electo, y le propuso otra versión de esa ley: hacer una interna propia antes de las PASO, una primaria de las primarias. El misionero está convencido de que hay muchas precandidaturas y que antes de las PASO en 2023 hay que depurar postulaciones en una previa. Su idea es más compleja. Pretende que se acuerde con antelación que quien saque más votos liderará la fórmula. Luego, quien lo secunde en votos, se quedaría con la candidatura a vicepresidente, mientras que quien ingrese en tercer lugar ocuparía la Jefatura de Gabinete, en caso de ganar en las generales. Inclusive, propone extender el sistema para el resto de los cargos importantes del gabinete nacional. Su argumento es que a las PASO de 2023 la oposición debe llegar ya ordenada, para no dividir los votos en una interna que hoy tiene por lo menos dos o tres aspirantes por cada fuerza mayoritaria de la coalición.
En el grupo de Pichetto, hay quienes siguen viendo a Macri como un importante referente. Incluso tienen la convicción de que hoy es más político que en 2015. Pichetto fue quien lo acompañó en su casa en las horas previas a su primera declaración judicial en Dolores. Se ven con asiduidad en el búnker de avenida del Libertador, pero también consulta y escucha a otros viejos conocidos de la política y la economía como Domingo Cavallo, Tomás Liendo, Ricardo López Murphy y hasta un exadversario, como el exgobernador de Río Negro Horacio Massaccesi. Precisamente, radicales y desilusionados del Frente de Todos, están en su mira.
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