Durante la última semana se sellaron alianzas momentáneas que anularon las iniciativas del Gobierno. Asoma un nuevo bloque en el Senado. Cambios en el tablero parlamentario y el vínculo con las provincias
Por Joaquín Múgica Díaz
Hubo un cambio. Claro, consistente y articulado. Y puede haber más cambios. Alianzas que se están tejiendo, intenciones que están confluyendo y voluntades que se están amalgamando. La última semana se evidenció una reorganización de la oposición. En todos sus niveles y sectores. Un cambio en el mapa político que, por lo bajo, era anticipado por sus protagonistas desde hace unos meses.
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El gobierno de Javier Milei tendrá, a partir de ahora, una constelación opositora dispuesta a moverse de otra manera. Esos corrimientos son, en algunos casos, positivos para la Casa Rosada. En otros, quizás la mayoría, son una mala noticia. Una de cal y una de arena, aunque en el corazón libertario siempre piensen que hasta las malas, son buenas.
Un grupo de gobernadores -sin ataduras a partidos ni sellos políticos- está en plena temporada de rosca para definir la conformación de un nuevo bloque en la Cámara de Senadores. Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Martín Llaryora (Córdoba), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Rolando Figueroa (Neuquén), Hugo Passalaqua (Misiones), Alberto Weretilnek (Río Negro), Ignacio Torres (Chubut) y Leandro Zdero (Chaco) trabajan en el armado legislativo.
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El comportamiento de los mandatarios en los últimos meses explica el sentido de la convergencia. Todos, más allá de algunas tensiones que se hicieron públicas, se colocaron en el grupo de los negociaciones y dialoguistas, respecto al Gobierno. No están en la trinchera, como la mayoría del peronismo, ni pasan desapercibidos, como un puñado de gobernadores aferrados a la comodidad del silencio.
Martín Lousteau cerró un acuerdo con el kirchnerismo y logró llegar a la presidencia de la bicameral de Inteligencia en el Senado
Los gobernadores gestionan el armado de un bloque dialoguista en el Senado. Y en ese camino existe la posibilidad de que algunos de ellos, como es el caso de Jalil, terminen rompiendo el bloque de Unión por la Patria (UP), para posicionarse en un lugar más independiente para negociar con la Casa Rosada. Algunos no quieren depender de los pedidos de Mauricio Macri. Otros, de las órdenes de Cristina Kirchner.
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Una movida similar hicieron el año pasado el correntino Carlos “Camau” Espinola y el entrerriano Edgardo “Turco” Kueider, cuando rompieron el bloque peronista antes del final del gobierno de Alberto Fernández, y confluyeron en un armado con la cordobesa Alejandra Vigo, el jujeño Guillermo Snopek y la puntana María Eugenia Catalfamo.
Desde ahí se hicieron fuertes para negociar lugares en comisiones y beneficios para sus provincias. Uno de los argumentos de la ruptura fue que estaban cansados de que sus temas no estén en la lista de prioridades de la cúpula kirchnerista, al mando de la conducción del bloque en el Senado.
La situación al día de hoy no es demasiado diferente. Hay senadores que se quejan por el poco lugar que les dan a sus pedidos o proyectos, y advierten que el bloque tiene una conducción que responde directamente a Cristina Kirchner y que integran José Mayans, Anabel Fernández Sagasti y Juliana Di Tullio. Se decide y se hace lo que ellos dicen. En ese punto reside el malestar interno.
La oposición de abroqueló en Diputados y logró frenar la iniciativa del Gobierno para el financiamiento de la SIDE
En el armado nuevo en la Cámara alta tiene dos sectores que salen beneficiados. Uno es el de los gobernadores que impulsan la creación del bloque. Y el otro es el Gobierno. Para los mandatarios es la posibilidad de hacer valer su poder en el Senado con un sello provincial. Sin estar atados a jefaturas políticas superiores, ni partidos políticos, ni líneas ideológicas.
Para la Casa Rosada es la oportunidad de fragmentar la oposición, restarle peso a los bloques más grandes y tener más capacidad de negociación directa con los gobernadores. Quizás por eso algunos dirigentes de segunda línea dan cuenta de que en el circuito de negociación hay nombres propios ligados al asesor estrella de Milei, Satiago Caputo.
En los próximos días desde ese grupo de gobernadores saldrán nuevas invitaciones para sumarse al proyecto. Los mensajes irán llegando a los mandatarios de Juntos por el Cambio. En primera fila aparecen el entrerriano Rogelio Frogerio y el santafesino Maximiliano Pullaro. Los promotores de la travesía parlamentaria divisaron que la coalición fundada en el 2015 está en un proceso de descomposición acelerado, lo que permite establecer un nuevo mapa parlamentario.
Detrás de las rutas de comunicación y las coincidencias programáticas, está la elaboración de un incipiente armado político en el que, si hay sintonía fina en el mediano plazo, podrían converger los protagonistas de la historia. En definitiva, la idea de fondo con la que se especula es la construcción de un gran frente opositor a Milei. Una alianza amplia y heterogénea que abroquele a la mayor parte de las vertientes opositoras.
Germán Martínez y Cecilia Moreau, siempre al mando, junto a Paula Pennaca, de la estrategia legislativa del peronismo en Diputados
Ese plan de acción que se especula en varias oficinas - con la inmadurez que le brinda la lejanía del proceso electoral - incluye al peronismo. Y dentro del peronismo, al kirchnerismo. Es una especulación anclada en el final del camino. Nadie aceptaría en este tiempo mezclarse con los K en un armado político. Es lógica pura. Pero a futuro, nadie lo descarta por completo. Salvo el peronismo cordobés, que nunca podrá decir que en su hoja de ruta figura una opción de alianza con el mundo K. Es contraproducente para sus intereses provinciales.
Cristina Kirchner comparte la idea de un gran frente anti Milei. Incluso, le ha pedido a los legisladores que le responden que se esfuercen por tejer alianzas con todos los sectores de la oposición. Es una idea que había dejado trascender en la carta que publicó en febrero de este año, donde advertía sobre la necesidad de discutir políticas públicas con todo el arco opositor.
El peronismo se movió en esa sintonía durante la última semana. En cuatro oportunidades logró acordar con distintas vertientes opositoras para bloquear las iniciativas del gobierno nacional. Alcanzó la media sanción del financiamiento de Universidades Nacionales en un acuerdo con el radicalismo. Con el mismo espacio cerró filas para catapultar a Martín Lousteau a la presidencia de la bicameral de Inteligencia en el Senado.
Monzó, Randazzo, De la Sota, Massot, Pichetto y Agost Carreño, parte del bloque de Hacemos Coalición Federal, que impulsó la rebelión contra el Gobierno (NA)
También con el radicalismo, y con Hacemos Coalición Federal, la izquierda, la Coalición Cívica y una parte del PRO, articuló una mayoría en Diputados para bloquear el decreto que autorizaba $100 mil millones de pesos de fondos reservados para la SIDE. Por último, en conjunto con el PRO y la UCR, conformó la mayoría que permitió aprobar la nueva fórmula de movilidad jubilatoria en la Cámara alta.
El tejido de la alianza en la Cámara baja fue más complejo porque incluyó a más sectores y se hizo cuidadosamente, pensando en cómo evitar que el oficialismo rompa el quórum. En esa aventura parlamentaria estuvieron inmiscuidos gobernadores como Torres y Frigerio, a quienes contactaron Emilio Monzó, Oscar Agost Carreño y Nicolás Massot, legisladores que están en la primera línea de negociación. También hubo un encuentro con Horacio Rodríguez Larreta y una reunión final con representantes de todos los bloques.
La mayor sorpresa fue el juego parlamentario del PRO en las dos cámaras y el rol de Mauricio Macri. Previo a la sesión en Diputados ordenó votar en contra de la iniciativa libertaria. Lo que significó votar en conjunto con el kirchnerismo y la izquierda. Plasticidad absoluta.
A través de los legisladores del PRO, Mauricio Macri jugó fuerte en la discusión parlamentaria (Nicolás Nuñez)
Lo más raro fue la situación en el Senado, donde los legisladores del PRO votaron en sintonía con el peronismo y el radicalismo la nueva forma de movilidad jubilatoria. Pocas horas después el ex presidente publicó en sus redes sociales que estaba de acuerdo con el veto dispuesto por Milei, ya que ese proyecto que los representantes de su partido habían votado, implicaba un desorden en las cuentas.
Acto seguido recibió el reproche público del Jefe de Estado y de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que le pidieron coherencia en sus posicionamientos y que ordene la tropa legislativa del PRO. En el Gobierno no tienen en claro a qué está jugando Macri y lo miran con desconfianza. Su partido se fundió en un abrazo legislativo con Unión por la Patria y en contra del Gobierno. Justo ellos que habían sido los principales aliados desde el inicio.
La oposición se reorganiza. Hay movimientos, intereses, mandatos y especulaciones. En una semana al Gobierno se le dio vuelta el tablero parlamentario. Y, al mismo tiempo, se le desató una crisis interna en el bloque de diputados de La Libertad Avanza (LLA). Reproches, denuncias y expulsiones latentes. Tiempos difíciles para el oficialismo. Tiempos de nuevos posicionamientos para la oposición. Cambios. Movimientos. De un lado al otro, de arriba hacia abajo y viceversa.
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