Utilizó todo su discurso para confrontar con el Presidente. El “no” al Pacto de Mayo que lo diferencia de sus pares. Líder de la resistencia se ofrece.
Por Macarena Ramírez
El gobernador Axel Kicillof aceleró este lunes en la construcción de su figura como adversario central del presidente Javier Milei. Lo hizo al dedicar todo su discurso en la Legislatura para diferenciarse de las políticas impulsadas por la Casa Rosada. Fue una respuesta contundente al discurso de guerra presidencial en el Congreso, al que desafió como ningún otro mandatario.
No es momento para tibios ni para avenidas del medio, parece haber dicho el gobernador: de un lado, la ultraderecha encarnada en el anarcocapitalista y “la casta” que vuelve para “refundir” la Argentina; del otro, el Estado presente y el peronismo con un álbum de figuritas desgastadas en el que se destaca el rostro de Kicillof.
El más opositor de los opositores
Durante la hora y media que duró su discurso, Kicillof se ocupó de cuestionar al detalle todas y cada una de las políticas del Presidente contraponiéndolas con las suyas implementadas en Buenos Aires. No ahorró en críticas y descalificaciones. Entre los gobernadores, fue el más opositor de los opositores.
En la guerra libertarios vs. federales emergieron dos figuras territoriales que marcaron diferencias; la del chubutense Ignacio Torres y la del cordobés Martín Llaryora. Sin embargo, ambos parecieron haber moderado algo sus discursos luego de la presentación de Milei en el Congreso, donde tras descargar artillería pesada contra todos les convidó con el Pacto de Mayo, previo acuerdo de lo que -hasta el momento- parece lo único importante para el Presidente, el contenido del proyecto de ley ómnibus que le voltearon.
La promesa de “alivio fiscal” es la zanahoria que Kicillof no está dispuesto a morder. No sólo disparó todas sus municiones contra el Presidente, también avisó sobre el publicitado encuentro en La Docta: “Arranquen nomás si no llegamos”. Más: “No queremos que las cosas sigan como están; somos el gobierno de la continuidad, somos el verdadero gobierno de la transformación”, dijo.
Consultada por Letra P sobre la dureza del discurso del gobernador y su posicionamiento como referente opositor, la jefa de Asesores, Cristina Álvarez Rodríguez, tiró la pelota a la tribuna, pero dejó indicios: “No se trata de ser opositor a un Presidente que también ha sido electo democráticamente, sino de representar los intereses de los bonaerenses que eligieron a Axel para defender estos derechos”.
La dirigente, una pieza clave en el armado del peronismo en Buenos Aires, destacó la “firmeza” del gobernador y su afán de “representar y honrar” el voto de quienes hicieron posible su reelección en medio del aluvión de votos libertarios.
Axel Kicillof en la Legislatura bonaerense
Javier Milei terraplanista
El rechazo al convite de mayo fue rotundo. “Se parece más a una amenaza o una imposición que a un diálogo”, dijo Kicillof sobre la invitación y acusó a Milei de ofrecer lo que dice rechazar: “Aprueben las leyes y recibirán los recursos que ilegalmente se cortaron”.
El gobernador dijo además que el Presidente miente, que el gobierno nacional deserta de sus obligaciones, que la idea anarcocapitalista de disolver el Estado es “una muestra ridícula de terraplanismo ideológico, conceptual y cultural” y afirmó que en el exterior “se le ríen en la cara”.
Un solo camino por recorrer
Imposibilitado de ir por otra reelección en Buenos Aires y ante la carencia de figuras que puedan mostrarse como una verdadera renovación en el panperonismo, Kicillof es un candidato presidencial por default.
En su entorno se esfuerzan por esquivar todo lo que tenga que ver con cuestiones electorales y repiten que no busca construir kicillofismo. Sin embargo, una porción importante del peronismo ve en él una figura central para el tiempo que se viene. La inmensidad del territorio que gobierna le da una estatura mayor a la de sus pares.
Oponerse decididamente y sin titubear a la figura de Milei es una manera de definirse que trasciende las diferencias que cruzan todo el arco opositor. El gobernador sabe que siguiendo la línea de acción que se trazó incluso antes de reemplazar a María Eugenia Vidal gana por todos lados. Sabe, también, que bajar el nivel de crítica a Balcarce 50 no le traerá beneficios económicos. Su negocio es defender a Buenos Aires.
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